Este blog ha sido el que siempre ha almacenado los comentarios del Galatea y contiene todos los realizados en la página web "Buque Escuela de Maniobra Galatea". En él se encuentran los publicados desde 2010 hasta finales de 2014.
A partir de diciembre del año 2014, los nuevos comentarios se van almacenando en el nuevo blog titulado: El Galatea y sus Comentarios. Gracias a todos por visitar esta página.


Comentarios del Galatea 2013 II

Miguel Gómez dijo…
"Si no sabes rezar vente al Galatea a navegar, nadie te va a enseñar pero tú aprenderás".
Corría el año 1957 era el dos de mayo, hoy mismo se cumplen cincuenta y seis años, cuando el Galatea atracó en un pequeño muelle del puerto de Santa Isabel de Fernando Póo, que así se llamaba por aquellos tiempos. Era territorio español, también era llamada como la perla del golfo de Guinea, hoy su nombre es Malabo y la isla Bioko, pertenece a Guinea Ecuatorial un país independiente.
Procedíamos de Santa Cruz de Tenerife, habíamos dejado a tras treinta y dos días de navegación sin escala.

Gerardo espero que recuerdes todo esto, ya que ese viaje lo hicimos juntos, se trataba de mi primer crucero de instrucción, también debes de recordar que nos daban cada semana aquellas raciones de tabaco, se trataba de unas pastillas de picadura de unos trescientos gramos más o menos, de la marca "La Mascota".

Por aquellos tiempos yo no fumaba las guardaba y al regreso del crucero se las lleve a mi padre cuando fui de permiso, que por cierto le hizo mucha ilusión, también nos hacían tomar de forma forzosa las pastillas de Quinina a la ida y a la vuelta eran otras que su nombre era ATP.
Eran como medidas profilácticas contra las enfermedades tropicales que al parecer por aquellas latitudes eran muy frecuentes.

También se editaba a bordo un semanario cuyo nombre era "Portillo al Mundo" este periódico se repartía los domingos, después de la misa y por supuesto totalmente gratuito, las noticias las captaban los radios y luego eran impresas en la oficina de la escuela.

En el golfo de Guinea sufrimos un fuerte tornado que nos dejó sin buena parte del velamen, que tuvo que ser repuesto casi en su totalidad, esto ya lo había comentado hace ya mucho tiempo, lo repito porque Gerardo aún no estaba en estas virtuales singladuras.
En este puerto fuimos muy bien recibidos, hubieron excursiones por el centro de la isla, fiestas en nuestro honor, horario de recogida extenso, porque por la noche era cuando mejor se podía vivir, debido al sofocante calor. Las guardias durante el día se tenían que hacer con salacof. Allí estuvimos durante siete días que lo pasamos de cine, también hicimos una maniobra general atracados en el muelle así como un ejercicio de saludo a la voz, para ser contemplados por las autoridades y personal de la población.

También Castrillon podía decir mucho sobre la vida en aquel territorio, aunque el ya no estaba en el Galatea, pero por circunstancias de la vida tiene muchas más experiencias en la que fue colonia española.

Deseo lo mejor para todos y para cada uno de los que de alguna forma componen es te blog, saludos para todos, no olviden de ser felices.
02 mayo 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…

Recibo un correo electrónico de Arminio invitándonos a Manuel y al que suscribe, para escribir una presentación al nuevo libro que al parecer se va a editar en breve.
La noticia me coge por sorpresa. Yo nunca me las había visto tan gordas. Dejo pasar un tiempo, no dejo de pensar en el posible escrito. No sabía como enfocarlo empiezo a hacer un borrador, y cuando ya casi lo tenía finalizado, recibo otro correo donde me dice Arminio tenerlo resuelto. Todo esto transcurre más o menos como lo cuento, pero en mi cabeza, pues debo decir, que nosotros no hablamos en ningún momento de este tema.

Siendo sabedor que este asunto se había resuelto, pienso y me digo a mí mismo. -"¿Qué hago yo ahora con el borrador escrito para este fin."? -"¿Rompo los diez folios."? Pienso lo que pienso, y decido escribirlo en el blog.
Espero y deseo que no sea una mala decisión, pues algunas cosas, ya fueron escritas por mí en anteriores fechas. Espero que lo escrito en su día, sirva para refrescar la memoria, y el resto es una aportación más.

Cuando en el año 1954 recibimos en casa una convocatoria para ingresar en la Armada como marinero voluntario, (convocatoria que nos había enviado mi tía Segunda) no pude por menos que manifestar un gran derrame de alegría. En aquellos momentos yo era presa de la gran influencia que se había adueñado de mis sueños juveniles. El cine americano, nos solía alimentar con películas como "Levando Anclas" y algunas otras que ahora mismo no recuerdo. Y para mayor abundamiento, algunas unidades de la Marina de Estados Unidos, visitaban Valencia con mucha frecuencia. Era la VI Flota.


Todo esto fue creando en mí, una gran inquietud y unos incontrolados deseos de enrolarme en la Marina. Y por si faltaba alguna ilusión más que añadir a las abundantes razones que todo este entorno me tenía cautivado, hay que ponerle la gran guinda a este pastel.

El periodo de instrucción sería en el Cuartel de Marinería del Ferrol del Caudillo. Esto suponía, un sueño para mis jóvenes años. Regresar a mi patria chica después de dos lustros de ausencia, era para mí, como tocar el cielo con los dedos. Volver a ver a mis tíos y a todos mis primos, a los amigos y amigas de mi infancia, era más de lo que yo podía desear. Continúa…
02 mayo 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…
Sigue...
No me faltaron los sabios consejos de mi buen padre, consejos que yo no quise escuchar y más tarde lamentaría en grado sumo.
Me puse manos a la obra y comencé a preparar la documentación solicitada, que como siempre resultó abundante y odiosa.
El día 30 de Diciembre de 1954, ingresaba en el cuartel de Ferrol, y en ese momento dejé de ser Gerardo Ureña Massa para pasar a llamarme el 3104. Este cambio de nombre por número, no me gustó nada, la sensación que me invadió fue la de ser un prisionero en una cárcel.
La especialidad de amanuense, fue la que yo había solicitado por indicación de mi padre, creo recordar que fue en lo único que le hice caso, y solamente fue de momento...

El día tercero, ya quería renunciar y regresarme a mi casa. Había algo que yo no había valorado en su justa medida.

Mi abuelo paterno José Ureña de Anrich, había sido teniente coronel de Infantería y uno de los últimos de Filipinas, en su haber, un importante número de condecoraciones, hoy en mi poder.
Mi tío paterno José Ureña Sellés, alférez de infantería , muerto en combate de un balazo en el corazón, y ascendido a teniente a título póstumo. Mi padre Gerardo Ureña Sellés, alférez de Infantería de Marina, de la que fue un gran enamorado; y que puedo decir y digo con orgullo, que su Biblia fueron las Ordenanzas Militares. Esto son hechos probados.

Estando en posesión de estos antecedentes familiares, ¿cómo se me ocurre a mí, decirle a mi padre que quería renunciar?.

Papá me decía . -"Te dije que esa vida era dura, tú no me hiciste caso, todas las profesiones de la vida deberían ser vocacionales, pero hay tres que no se podía entender de otra forma, la Medicina, el Sacerdocio y la vida Castrense, si no te gusta la vida militar, cuando cumplas tus cuatro años te licencias, pero un Ureña nunca debe renunciar"
Yo a mi padre lo adoraba, él lo fue todo para mí, era incapaz de concebir la vida sin él, pero en esto no estaba de acuerdo. Mantuvimos una dura lucha por correspondencia entre ambos, finalmente mi padre me dijo. -"Puedes hacer lo que te venga en gana, esta es tu casa, en ella tendrás un plato como todos tus hermanos, pero nuestro trato ya no será el mismo. Duro ¿eh?

Teníamos un tiempo límite para renunciar, el día de antes hablé con el teniente de navío de mi brigada y le manifesté mi irrevocable intención de salir de aquel cuartel y enfrentarme a mi padre con todas sus consecuencias. Tenia dos compañeros en la brigada, nacidos en Ferrol, no solían hacer amistades con demasiada generosidad, por contra conmigo demostraron una especial atención. Me vieron triste y pensativo, me interrogaron y no cesaron hasta que yo les confesé lo que me pasaba. Le dieron la razón a mi padre y me dieron buenos consejos. Cuando nos dieron destinos, ya no les volví a ver jamás. Siempre les llevare en mi corazón como algo entrañable.


Al día siguiente se produjo en mí el gran milagro, milagro al que toda mi vida le estaré agradecido.

Nos encontrábamos en la explanada del cuartel haciendo instrucción. Nuestro instructor al mando, era un brigada de Infantería de Marina. Se acerca otro brigada del mismo cuerpo y hablan ambos, de pronto nuestro mando vocea y pregunta. -"Gerardo Ureña está en la formación."? Me quedé sorprendido, era la primera vez que me llamaban por mi nombre. Respondo y digo ¡¡presente!! -"Sal de la fila y acompaña al brigada."
Subimos al primer piso, entramos en un despacho, me quito el abisinio, tras la mesa había un capitán de Infantería de Marina, yo con el abisinio en la mano izquierda, hago el saludo militar con la derecha y... nunca se me olvidará, el capitán Calderón (ese era su nombre) me dice. -"En la Marina Española no se saluda con la mano sin gorra."
Continúa...
02 mayo 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…

Sigue…
Para continuar diciéndome. -"Siéntate, ¿cómo está tu padre."? Yo no salía de mi asombro, ¿qué estaba pasando? ¿qué lectura tenía aquello que vivía en esos momentos.? Entonces el capitán Calderón me dice. -"Nosotros somos compañeros de armas de tu padre y al ver tu nombre hemos pensado que se trataba de su hijo, y queremos que sepas que también somos amigos suyos, así pues, cualquier cosa que necesites no dudes en pedirla.

Fue un momento único, como si se hubiese producido un milagro, les digo. -"Me gustaría cambiar la especialidad, ¿puede ser? -"¿Qué especialidad quieres."? -"Maniobras." -¿"El Galatea!!!? -"Si señor"

-"¿Tú eres consciente que ese barco es el más duro de toda la Marina"? -"No me importa, quiero demostrarme a mí mismo que no soy un cobarde." Estuvimos un tiempo comentando, me despedí de ellos y antes me dijeron que les recordara su ofrecimiento. Nunca los moleste, ni los volví a ver.

El día doce de Marzo de 1955 el cabo Prendes entra en la cuarta brigada con un puñado de folios en las manos dispuesto a vocear los destinos de cada uno de nosotros, cuando canta mi nombre, mi sistema nervioso era una olla a presión , al pronunciar mi destino, del estado de nerviosos pasé a una inmensa alegría . Ese mismo día, después de cenar, embarcábamos en el Galatea la nueva promoción perteneciente al primero del cincuenta y cinco.


Dos años y medio permanecí en este singular velero, dos años y medio de una dura vida llena de lo imaginable y de lo inimaginable, su verdadera dimensión solamente la pueden contar aquellos casi niños que salieron de sus casas, sin a penas pelos en la barba, y regresaron hechos unos hombres forjados como se forja el más puro acero. Dos años y medio de soledad, fríos, calores, grandes y pequeños temporales, sueño, mal alimentados, injusticias y duros castigos impuestos por nuestros más directos mandos, y todo esto acompañado con un gran sentido del deber patrio, con enorme respeto a nuestra bandera, y no menos amor a nuestro uniforme.


Siempre dejamos el pabellón de España en lo más alto de nuestras personales cucañas, y nunca tuvimos a bordo un acto de cobardía , más bien al contrario, nunca por defecto, siempre por exceso.

En este Glorioso barco tuve el grandísimo honor, de conocer compañeros que han hecho presa en mis sentimientos más arraigados. José María Castrillón, Miguel Gómez, Arminio Sánchez, "Güili", Zurita, "Cocote" de Valadolid, "Bocadillo", "Piola" de Talavera, Manuel Placido Parejas, alias "Tranquilo", de Melilla, "Brenes" "Conil", "Látigo" "Bigotes" de Málaga, José Valdés, Sánchez de Huelva, Eustaquio de Valladolid, Gabi de León, "Cáceres" "Valencia el sastre", "Tágüima", "El Canario", "Jerez", "Málaga", Mingorance, Fernando Dávila de Barcelona, Orozco, "Chinchón", "Cedeira" "Graña" Alvaro Velo Rodriguez, de Balón, Agustín, de Madrid, Galindo, "El Moro", El Catalán" y tantos y tantísimos compañeros que siempre tengo presentes. y para cerrar con broche de oro he dejado en último lugar a Meizoso y a Manuel, este ha sido el último en subir a bordo, pero que aprendió rápido a cantar maniobra. ¡¡¡Bienvenido Manuel!!!

No quisiera cerrar este modesto escrito, sin deciros algo más de mi padre. Siempre fue mi norte, la persona a la que yo admiraba, respetaba y quería. Esto último nunca fui capaz de decírselo , pero estoy convencido de que lo sabia.

Continúa...
02 bril 2013

Gerardo ureña Massa dijo...
Sigue…
El no haberlo hecho supone una carga estúpida y dolorosa con la que soportar de por vida. Hice cosas, no demasiado bien, pero no todo fue malo, algo realicé con cierta satisfacción. Lamentarse no sirve para nada, es un hecho irreversible y una pesada cruz que siempre nos acompañará. De lo que soy un convencido y estoy seguro, es que mi padre ocupará un digno sitio en la justicia Divina.
Esto último es algo que fue negado en esta vida, por culpa de unos indignos personajes que le prodigaron una enfermiza fijación, tratando de destruirle. Almas a las que deseo reciban el perdón eterno.

Quiero felicitar a Miguel por el enorme derrame "fotográfico-memórico" del cual ha hecho gala en su último escrito. Los cáncamos de cubierta, artilugios de hierro con los que solían tropezar nuestros descalzos pies, y estos nos producían unos importantes dolores.

Eres un fenómeno Miguel, además de los cáncamos también te acuerdas de lo tiesos que se ponían los cabos y las velas al mojarse. Curiosamente, esto es algo que sucedía día si y día también.
Buena memoria también la tuya José María, te acordaste del nombre y apellido del compañero que tocaba la armónica. Luis Lago, eres un lince.

Yo cuando leí el apellido lo recordé, pero el nombre no lo recuerdo, por suerte, te tenemos a ti que tienes un memorión.

Certeras son tus palabras cuando te refieres a nuestras navegaciones y dices que eran artesanales, no hay mejor manera de describirlo José María, artesanía pura y dura.
Mira Castrillón, te digo lo mismo que le he dicho a Miguel con los cáncamos, sí que me acordaba de los capotes, pero no los recordaba en la caña, mas al decirlo en tu escrito, enseguida se me han ventilado los sesos y me invadió un chorro de memoria. ¡¡¡Ya lo creo que me acuerdo!!! Podrá parecer suave, pero dos horas de guardia en la caña con temporal y los capotes, se hacían interminables.

Me preguntas si me tocó hacer guadias en la caña. Más que pelos tenía en la cabeza José María. Parecía que lo tenía fijo. Había otro tipo de caña, solía venir sin etiqueta, era el aguardiente del ribeiro.

En el viaje que visitamos Bremen, yo pude camuflar un par de botellas, las metí en la taquilla, y en esas crudas noches, si te tocaba de serviola, bajabas a la taquilla, apenas cantado el ¡¡¡verde claro!!! y sin que te viera nadie, sacabas una botella, la escondías bajo el capote o la manta, te dabas un par de tragos, le dabas al compañero, y te ponías a tono. Todo esto cuando ya eras un poco veterano.

Esto solamente lo podías hacer si estabas de serviola, ya que allí no solía subir nadie. El único que te molestaba era el corneta que tocaba la campana y solía decir. ¡¡¡Serviola alerta!!!, y esto lo hacía sin subir al castillo.

Miguel, a tu escrito de hoy, lo comentaré a parte, pues se lo merece. Además este se ha hecho muy largo. Os envío un cordial abrazo a todos y verde clara.
02 mayo 2013

Castrillon dijo…
¡¡¡¡Bueno, bueno y muy bueno Otra vez vuelve nuestro muy antiguo amigo y compañero Gerardo Ureña!. Si Gerardo, has vuelto a remover los rescoldos del casi apagado fuego de mi memoria. Una vez más sacas a la luz aquellos muy lejanos años en que, comenzábamos a asomarnos, muy temerosos e impacientes a nuestro modo de vivir fuera de nuestras tierra natal y, fuera de la protección de nuestros mayores y amigos.

Lo relatas muy bien, es exactamente tal como fue, parece que a todos nos pasa lo mismo, yo, ya he relatado lo que me pasó a mi cuando salí por primera vez de mi tierra asturiana y cuando me propuse irme a la marina. Lo debe tener Arminio archivado, pero si no fuera así le ruego que me lo diga para que quede impreso y no se olvide, pero es muy parecido a tu sentir en aquellos primeros días de la incorporación a aquel lugar que parecía una cárcel, el cuartel de instrucción de marinería del Ferrol del Caudillo.


¡Cuán distante quedan aquellos años . Mira, desde aquel año de 1.953, mes de Julio, hasta el día de hoy, el tiempo se fue encargando de ir puliendo y pincelando nuestros cuerpos, muy poco a poco, sin que nos diéramos cuenta, nos fue saliendo la barba, nuestros cuerpos se iban transformando más corpulentos, así fueron pasando los años, hasta tuvo la delicadeza el tiempo de teñir nuestro cabello de la cabeza grisáceo, y nuestras caras con ciertos surcos, nuestras voces, ya no son aquellos alegres sones que parecían trompetas tocando arrebato, son más tenues, y nuestros movimientos son más lentos.


Si Ureña, ha pasado un muy largo tiempo, si todos aquellos compañeros que mencionas, nos encontráramos ahora, jamás nos reconoceríamos, en nuestras mentes solamente están presentes aquellos amigos y compañeros adolescentes que se encuentran en el Galatea de aquellas legendarias navegaciones! No, no hay otros presentes, es imposible, por la simple razón de que en ese tiempo no existían tal como son ahora.


Si, amigo Ureña, has mencionado aquella dotación, y me rejuvenezco por unos instantes, vuelvo a estar con ellos navegando, pero al momento abro los ojos y, ¡¡¡Horror, fue una ilusión, me voy al espejo y veo la cruda realidad, mi semblante se queda petrificado, y un muy fuerte escalofrío me invade, pero, !! Sabes que te digo, merece la pena asomarse a aquel tiempo que se esfumo y que jamás volverá.

Gracias amigo entrañable de tiempos muy lejanos, y a todos los demás recibir un muy cordial saludo y un muy fuerte abrazo.
02 mayo 2013

Miguel Gómez dijo…

Hola, compañeros, amigos y simpatizantes de este espacio que bien le podíamos llamar club del Galatea, espero lo mismo que deseo que estéis rebosantes de felicidad, después de este saludo el cual lo hago de corazón intentaré comentar algo referente a nuestro viejo velero.

Veo que Gerardo hace referencia a mi memoria fotográfica, se lo agradezco pero yo no lo creo que así sea, ya que a veces me cuesta recordar, muchas cosas que desearía recordar. También pienso que esto a estas edades debe ser común en todos los que ya hace algún tiempo dejamos atrás el medio siglo; de cualquier forma lo importante es que aun estamos aquí y somos útiles para seguir dando guerra, y que nos quiten lo bailado que no es poco.


Hablando de edad, es la hora de hacer como las granadas y abrir el fruto, para que lo que hemos tenido ahí dentro muy bien guardado, salga a la vista y hacer lo posible para que lo que sea algo aprovechable los pájaros lo vayan picando, seguro que algo germinará, y lo que verdaderamente valga la pena no acabe con nosotros, es mejor que sea extendido por si a alguien le interesa y desea cultivarlo.

Estoy seguro que sabéis a lo que me estoy refiriendo, tampoco es necesario ser muy inteligente, si lo escribo yo podíamos darnos una idea, de adonde llegarían los demás.

Sigo haciendo referencia al comentario de Gerardo, aunque Castrillón, lo ha expuesto en varias ocasiones y hasta puede que yo también lo haya comentado en alguna que otra ocasión; se trata de la dureza con la que fuimos formados en aquel buque escuela, esto estaba más que estudiado para que así fuese, ya que al salir de aquel barco teníamos que estar muy bien preparados para la lucha continua y diaria con el personal de los buques de guerra.


Muy poco o nada tenía que ver con los tiempos vividos en el Galatea, con estos marineros que venían forzosos y muchos un tanto resabiados, ya que algunos eran muy rebeldes, no comulgaban con aquel régimen dictatorial, tampoco estaban dispuestos a obedecer las órdenes, y menos las que venían de un cabo que era bastante menor que ellos.

En aquellas ocasiones era muy importante el espíritu militar, no sé en los demás buques de guerra como sería, pues yo solo estuve en el Crucero Méndez Núñez, y puedo asegurar que habían momentos muy complicados, por supuesto que no todos eran difíciles, que también los habían que los eran muy buenas personas, razonables, con los que también se entablaba muy buenas amistades.

Pero sigo diciendo que el que era conflictivo había que echarle de comer a parte, porque te amargaba la guardia, aunque de otra forma pero también se pasaron malos momentos, al menos así fue mi corta experiencia, en aquel buque de guerra. Quiero decir que mi marcha de la Armada nunca tuvo que ver con estos contratiempos, quería seguir atracando en puertos extranjeros y manejar más dinero, porque las guardias las seguí haciendo, aunque vestido de paisano.


Estábamos atracados en Porto Pi, Mallorca, era por la noche el día de Nochebuena, un centinela se disparó con el mosquetón en la mano, ya se había negado a hacer la guardia militar, esto se lo comió un cabo artillero que era el cabo de guardia militar, lo cuento para que tengamos una pequeña idea de las personas conflictivas a bordo, pues los maniobras teníamos que luchar con todo eso y con los mecánicos y fogoneros, que también eran nuestro terror, les teníamos prohibido salir a cubierta, por donde quiera que pasaban dejaban un reguero de grasa negra.


En los buques con la cubierta de acero supongo que no tendría importancia, pero el Méndez la tenía de madera y siempre estaba súper limpia, y no digamos nada cuando el bombero de guardia llenaba los tanques de fuel-oíl, que estaban en el espalder, siempre le rebosaba, por la ley de gravedad se deslizaba hasta la cubierta, lo dicho eran nuestro terror o nosotros el de ellos, lo cierto es que no les podíamos ver con aquellos zapatos y ropas grasientas.
Siento haberme desplazado un poco del tema, aunque se trata de la continuidad, después del Galatea.
Saludos primaverales y armoniosos.
05 mayo 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…
Lo prometido es deuda Miguel.
Ciertamente el viaje de Guinea, cuando aun seguía siendo colonia española, fue largo, accidentado, y no carente de algunas singulares anécdotas. Tuvimos de todo un poco, por tener de todo hasta tuvimos seis muchachos que nos salieron afeminados. Largos y duros fueron los treinta y dos días de mar, y como tú muy bien, dices no faltó la quinina ni el ATP.
Yo en aquellas fechas disfrutaba de una bien ganada y sufrida veteranía. Podía ser mi último viaje en el Galatea, era especialista, mi destino lo tenía en el palo mayor, y gozaba de la total confianza de su contramaestre D. Pedro Jiménez. Este hombre siempre tuvo conmigo un comportamiento inmejorable, algo que recordaré mientras viva, y siempre estará en mi recuerdo como un superior digno y querido.

Don Pedro me dejaba hacer según mi criterio, yo solía consultarle algunas decisiones, él siempre me respetaba y me dejaba hacer. Nunca revocó iniciativas mías. Este comportamiento que yo siempre agradecía, me obligaba a mantenerme doblemente responsable para no desmerecer su grata confianza. La mayor parte del tiempo lo pasaba en las vergas, subía por la jarcia con mi navaja y el pasador colgando de mi cuello a modo de collar de perlas, pero sin perlas, y repasando tomadores las horas se me hacían cortas. Arriba en las vergas era feliz. ¿Quién me lo hubiera dicho cuando embarqué?.


En tu estupendo escrito, como siempre lo son, dices Miguel, que no hicimos escala. Debo hacerte una simple observación. Hicimos escala en Dakar, la capital del África occidental francesa, y sólamente teníamos un motivo, desembarcar a los seis marineros afeminados, o como quiera que les llamen hoy. Sabes muy bien, que en aquellos tiempos no se podía permitir que estos chicos continuaran a bordo. Pero es más cierto que fue una rápida escala y que ninguno de nosotros pisó tierra firme.


Si tú en ese viaje, estabas de repostero de oficiales recordarás que había un alférez de navío recién embarcado, cuyo nombre no recuerdo, que les tomaba declaraciones en cubierta, en la banda de estribor, prácticamente frente a la bajada de oficiales, y que con la ayuda de una máquina de escribir les acribillaba con sus interrogatorios. Como yo andaba muy cerca, subiendo y bajando del palo mayor, alguna cosita suelta pude coger.

El oficial tomaba las declaraciones de dos en dos. Recuerdo que pude escuchar lo siguiente.
-"¿Quién hacía de hombre y quién de mujer"? Estos dos no se ponían de acuerdo y le dieron unas respuestas que no puedo reproducir en este blog por decoro. No podía entretenerme mucho escuchando, tenía que hacerme el tontito y disimuladamente oír lo que buenamente pudiera.

Pronto la picaresca de abordo se desató, y una vez desembarcados los seis muchachos, empezó a desarrollarse un chiste, que no sé, si seré capaz de contar. Continúa...

06 mayo 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…

En esos tiempos las máquinas de café de la marca italiana “Gaggia” tenían brazos, estos brazos eran unas palancas que se bajaban ejerciendo una presión, el resultado suponía que el café se depositaba en la taza o tacita produciendo una crema que se obtenía por la presión. Esto se le vendía al gran público como un logro, y las gentes de las que yo formo parte, nos lo creemos todo, nos hacemos comodones y nos dejamos que nos tomen el pelo.

Uno que ha tostado muchos sacos de café quiere deciros algo que de antemano me consta que de nada servirá.

El café no se debe hervir, se escalda. Se toma un puchero de barro, se llena de agua, se lleva a ebullición, y se retira del fuego, se le vierte la cantidad de café al gusto, según lo queramos más o menos cargado, se tapa y se deja reposar cinco minutos, se cuela con colador de manga, y de esta forma tomaremos el mejor café, y nada de torrefactos inmundos, café natural, y si fuéramos más exigentes lo moleríamos en casa y no lo compraríamos molido.
Que rollo más tonto para contaros un chiste. Vamos al chiste. Te cruzas con un compañero por cubierta y le dices. -¿"Macho" quieres que te desembarque antes de llegar a Ferrol"?. Al mismo tiempo que le dices esto: levantas los dos brazos, y los subes y bajas en actitud simulada de un acto de violación en retaguardia. ¿Cómo ha quedado?.

Seguimos con el viaje. Recordarás Miguel que Aquilino Álvarez Miniño, cornetín de órdenes del Galatea, pescó un tiburón, y que ese día fue una fiesta. El maestro Capilla, por indicación de nuestro segundo comandante, nos ofreció una ración extra de pescado.
Cuando llegamos a Santa Isabel, algunos lo pasaron mejor que otros. Hubo dos brigadas que tuvieron el privilegio de ser invitados por españoles afincados en Guinea, agasajados, comieron y bebieron hasta no poder más, al menos eso fue lo que contabais los afortunados que lo disfrutásteis.

Mientras los que tuvieron esa suerte se divertían, yo me machacaba la espalda descargando madera, madera que alguien compró con el único fin de llevar a España. Por cierto, ignoro si la madera era buena o regular, lo que sí puedo decir es que pesaba como el hierro. Yo y ninguno de mi brigada , pudimos disfrutar de estas visitas.

El primer día, salí a tierra y recuerdo que al regreso, cuando me cambiaba de ropa delante de mi taquilla, un compañero me pregunta. -¿"Valencia, tú vives en la Av. del Puerto"? Y le respondo todo sorprendido.-"Si, en el 199" -"Pues aquí en Santa Isabel hay una familia que te conoce." No me lo podía creer. ¿Cómo podía ser que tan distante de mi Valencia hubiera alguien que me conociera? El compañero que me daba esta información, supongo yo, que al ver mi cara de asombro, sigue haciendo surco, y remata la información diciéndome. -¿"Tú perteneces a la parroquia del... Sigue...
06 mayo 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…

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Patriarca San José en tu barrio de Valencia" Sí, le respondo cada vez más sorprendido.
-¿"Conoces la finca de maderas Janone
Esto era ya demasiado, yo cada vez estaba más intrigado.
-"Si, está casi frente a mi casa"
-"Pues la familia Invernón te anda buscando"
Si alguno de vosotros es capaz de ponerse en mi piel, que me lo haga saber.
Encontrarse tan lejos de casa, por aquellos tiempos, no había cumplido 21 años, me faltaban seis meses, y saber que los Invernón estaban allí, era algo que había que digerir poco a poco.

Al siguiente día vinieron a buscarme, la alegría fue desbordante. Eran los Invernón, vecinos de mi barrio y colaboradores de nuestra modesta y necesitada Parroquia, con un cura muy mayor y otro muy joven. Tiempos aquellos de mucha necesidad, y de imborrables recuerdos.

Gozé de su compañía todos los días que permanecimos en Guinea.

Me contaron el motivo de su desplazamiento. Resulta que tenían un familiar poseedor de algunas tierras, este les pidió que se fueran con él, y así lo hicieron. Yo no era conocedor por estar en la Marina, ellos me pusieron al corriente. Tenían una hija que me gustaba, yo nunca se lo hice saber por considerarles de un nivel económico social muy superior al mío. Esto me mantuvo a distancia y nunca le dije nada. Cuando la vi en Fernando Poó, me seguía gustando pero, que podía yo ofrecerle.
Cuando nos despedimos, nunca más nos volvimos a ver, ni se que fue de ellos. Pero alguien me diría que cuando se les dio la independencia, regresaron a España.

¿Podría ser Miguel que fueron dos camiones de plátanos los que nos regalaron? Bien. Yo no recuerdo si fueron uno, o dos, lo que sí recuerdo es que llenamos el barco de piñas de plátanos.

No hace mucho tiempo contabas que en un ejercicio de incendio deberías llevar arena, (creo recordar) y no encontraste.
Don Manuel Fontanilla te metió un "paquete". Estos comportamientos siempre fueron así Miguel.

Cuando salimos de Guinea, que aún seguíamos tomando medicamentos; tocan abandono de buque, yo tenía asignada una balsa, y tenía que recoger víveres de la despensa y formar en cubierta a pie de balsa con los víveres. Paso por la despensa, la despensa como siempre cerrada, el despensero formando en su lugar correspondiente, descolgué una piña de bananas verdes y formé.

En caso de abandono de buque real, ¿Qué se supone que debe hacer el despensero? Sin ninguna duda, debería dejar la puerta abierta. ¿No? Pues esto forma parte de una incongruencia más de nuestra Armada. Todo estaba perfectamente organizado, para que luego llegara el Manuel Fontanilla de turno, y como en el caso de Miguel, te metiera un "paquete". Este personaje, que se solía poner más colorado que un pavo, y al que promociones posteriores a la mía, parece ser, que rebautizaron como el Conde Fan, en mi opinión siempre fue un "pelota" de los mandos, creo que no merece ni siquiera dos renglones de tinta. Continúa...
06 mayo 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…
Sigue…
Los plátanos que nos fueron regalados, y que según dijo el segundo, eran para la dotación, fueron desapareciendo poco a poco hasta quedar solamente los tronchos. Los fuimos arrancando, y los metimos en las taquillas. Tapados con la ropa, y yo creo que maduraron de tanto tocarlos. Supongo Miguel que recordarás todo lo que aquí cuento.
Ahora y como broche final os voy a relatar algo que pasó, y que yo fui el protagonista.
Debajo del castillo, muy cerca de donde nos poníamos a pelar patatas, había una carbonera, y cuando yo embarqué, los veteranos decían que en tiempos pasados había sido el calabozo.

Tenía unas pequeñas rejas, y los oficiales se habían apartado unas seis ramas de plátanos para su consumo. Estos se habían colgado en el interior, y la puerta, lógicamente, permanecía cerrada. Yo salía de guardia, eran las ocho de la tarde, me dirijo a los jardines de marinería, y una vez finalizadas mis necesidades humanas, cambio de estribor a babor. Compruebo que como siempre, un grupo de marineros de la brigada de guardia pelaba patatas.

Antes de seguir el relato, quiero deciros algo que considero necesario. Juro por Dios compañeros que nada de esto, yo lo tuviera planeado. Todo fue surgiendo espontáneamente.

Ignoro por qué razón (supongo que sería por curiosidad) miro a través de la reja y veo unos amarillentos plátanos colgados, y que te estaban diciendo cómeme. Meto la mano derecha entre dos barrotes que estaban un pelín separados, pero no alcanzo a tocarlos.

Espero el balance del barco favorable, toco, agarro y tiro fuerte, se desprenden dos piezas, saco la mano con la fruta prohibida, no dejo de fijar mi mirada con los que pelaban patatas, compruebo según mi criterio que no me siguen, más tarde pude comprobar que yo estaba equivocado. No me perdieron de vista.

Pelo los plátanos en solitario, me los como, estaban deliciosos, lleno la "panza", me retiro a dormir y pienso. Como tengo el alba, con un poco de suerte repito, y desayuno como un rey. Cuando tengo el deseado respiro, me dirijo a la búsqueda de mis deliciosos plátanos. Y que desastre amigos míos, las rejas habían sido forzadas y reventadas, de los plátanos no quedó ni uno. Un auténtico desastre. Me resigno, no puedo por menos que preocuparme, era consciente de que aquello tendría consecuencias, y estas no serían nada agradables.


Ese mismo día, estando en clase, interrumpe un compañero, habla con el oficial instructor, y me dice.

-"Valencia el segundo te está esperando en cubierta." Ya no había ninguna duda, la bomba había explotado.
Subo a cubierta y veo a unos quince compañeros formados en la banda de babor, nuestro buen segundo dando paseos de proa a popa, a su lado un compañero de mi promoción al que llamábamos Melilla, indicándole al segundo quienes eran los responsables de aquel desastre. Yo tenía a mi derecha a un "peludo" de Aragón, bajito, pero valiente, y se le notaba nobleza.
Cuando el segundo le pregunta el por qué de su comportamiento, él con toda la calma y serenidad digna de elogio, le dice. -"Por que tenía hambre mi segundo." El segundo no le dijo nada. Para mí, el segundo tenía una muy alta valoración humana, era una de esas personas que entran pocas en un kilo. Estoy seguro que como militar no tuvo más opciones que aplicar las ordenanzas, pero como ser humano (y de esto este hombre andaba sobrado) era sabedor que el móvil de todo fue el hambre.

Cuando da por finalizada la entrevista con el maño, viene a por mí , entonces interviene Melilla y le dice -"Este no estaba mi segundo." Sin ninguna pregunta me hizo salir de la formación, y me reintegro a mis normales ocupaciones. Al día siguiente, la lista de los arrestados decía. "Por comer fruta prohibida. Continúa...

06 mayo 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…

Sigue...
Siempre pensé que los que pelaban patatas no me vieron, la verdad nunca la supe. Tuve mi intranquilidad de conciencia, pues era bien cierto que yo había sido el hilo conductor de aquellos hechos, aunque no es menos cierto que yo solamente me comí dos plátanos, y no rompí los barrotes, pero... a veces aun lo pienso y me culpo, y ya han pasado 56 años.
Melilla tenía un especial olfato para todas estas cosas, el fue el delator de los seis afeminados que desembarcaron en Dakar, yo le di las gracias por no haberme culpado, siempre tuve le duda de si fue él, el que me vio, pero... ¿si sólamente me vio Melilla cómo se enteraron los que pelaban patatas?.

Espero y deseo Miguel haberte complacido, tu sabes bien que este viaje tiene material para llenar un gran libro, muchas cosas quedan en el tintero, como por ejemplo el barco que llegó cargado de negros y negras, destinados a trabajar en el interior. El barco, si no mal recuerdo creo que se llamaba Ciudad de Ceuta. ¿Cierto? Por vez primera en mi vida pude ver a una madre de color, con su bebé colgando a su espalda, y cuando le daba de mamar, le largaba uno de sus descolgados pechos, pecho que el pequeño apresaba con sus manos para tomar su ración de leche materna. Aquello me impactó mucho Miguel, y me dio mucho que pensar.


Nosotros lo pasábamos mal, pero había gentes que vivían mucho peor, y creo que de eso tú podrías contar más que yo, pues parece ser que los que fuisteis invitados a las plantaciones, tuvisteis más contacto con los negros que trabajaban esas tierras.

Antes de despedirme os diré que el café lo descubrieron unas cabras en Abisinia. Había un pastor que se dio cuenta de que sus cabras tenían más energía cuando comían unas bolitas de unas matas próximas, y estas bolitas resultaron ser el café.

El molinillo de café, es el electrodoméstico más barato que existe en el mercado, por contra es el que menos se usa. Si moliéramos el café en el momento de consumirlo, ganaríamos en frescura y en sabor. Hoy tenemos a nuestro alcance, mejores cafés que antaño. También hay tiendas especializadas, pero se ha perdido el gusto por las buenas cosas. Recordad. El café no se hierve, se escalda, y se cuela con colador de manga, y con perol de barro. De esta manera podréis tomar todo el que os venga en gana. No os hará daño. Es un consejo de un viejo tostador de cafés.

Un fraternal abrazo para todos.
07 mayo 2013

Miguel Gómez dijo…
Del día 2 al 9 de Mayo del 1957 permaneció en el puerto de Santa Isabel de Fernando Póo el buque-escuela Galatea, de la Marina de guerra española.
Su Comandante, don Felipe Pita da Veiga, cumplimentó a S. E. el Gobernador general de la provincia, Vicealmirante don Faustino Ruiz González, así como a las demás autoridades de la misma.
Horas más tarde el Comandante del buque presentó a sus Oficiales al Gobernador general en el palacio del Gobierno.

En el patio andaluz del Gobierno general S.E. dio una recepción en honor del Comandante y Oficialidad del buque, a la que asistieron más de doscientas personas, siendo animada la fiesta por la banda de música de la Guardia colonial.

En el bimotor de la compañía Iberia se efectuaron vuelos sobre la isla para que la dotación contemplara las bellezas tropicales de la misma.
El Comandante del buque dio una cena a bordo, a la que asistió S. E. el Gobernador General, el secretario general del Gobierno, Contraalmirante don Francisco Núñez Rodríguez; el Capitán de Fragata don Manuel Cervera Cabello, Subgobernador del distrito continental, y todas la autoridades de Marina de la provincia.

En la última noche de su estancia en esta provincia el Comandante y Oficialidad del buque ofrecieron una fiesta de despedida en las cubiertas del mismo.

Durante la estancia del buque en la isla, fue muy visitado, tanto por los europeos como por indígenas de la provincia.
Rescatado del baúl de los recuerdos.
Después de haber leído los comentarios que me anteceden, y me estoy refiriendo al de Gerardo y Arminio, me pongo a teclear de la forma que mejor se hacerlo, que para decir verdad no es que sea muy ejemplar, pero amigos es lo que hay, ya me gustaría hacerlo algo parecido a los amanuenses de este blog, pero pienso y sigo, diciendo lo que normalmente se escucha con bastante frecuencia ¡¡¡no se le puede pedir peras al olmo!!!, esa frase aplicada a mi persona es la más adecuada, también pienso que en la viña del Señor tiene que haber de todo, y eso me da ánimos a seguir escribiendo aunque sea torpemente, periódicamente suelo pedir compresión, por mi narrativa y ortografía, lo que hago ahora nuevamente.

Si amigo Gerardo, he quedado totalmente complacido con tu descripción del viaje que hicimos juntos a Guinea Ecuatorial, por aquellas fechas “española”, sin duda que lo relatas de una forma espectacular como si se tratara de hace cuatro días, y ya ha pasado más de medio siglo, de todas formas hay algunos hechos que a pesar de ser veraz como la vida misma, creo que uno de los dos bailamos lugares y fechas, me estoy refiriendo al desembarco de aquellos que decían eran homosexuales, yo los coloco en Las Palmas de Gran Canarias, y tu lo haces en Dakar, para mí la entrada en Dakar fue para dejar un alumno que al acabar una maniobra general, como siempre salíamos como locos al sollado, este cayó por la escala de bajada de la escotilla del sollado de popa, se hizo daño en el cuello los médicos aconsejaron llevarle a tierra para que fuese trasportado a la península, para su tratamiento, este compañero era de Madrid. Continúa…

08 mayo 2013

Miguel Gómez dijo…
Sigue…
En cuanto a aquellos que fueron desembarcados, tachándoles de homosexuales, había mucho que decir al respecto, eso nunca se esclareció lo suficiente, se trataba de un chivatazo, o rumoreo que nunca se supo si era cierto, lo que si fue cierto es que le rompieron su trayectoria en la vida naval militar, los Oficiales siempre tuvieron sus dudas, yo por mi parte creo que todo fue manipulado por un Suboficial que se las daba de muy militar, todos sabemos de quien se trata pero yo omito su nombre.

También quiero decir que en aquel puerto de Santa Isabel, yo me lo pase muy bien, estuve en las fiestas que se hicieron en tierra, en las excursiones de aquellas mansiones, donde nos agasajaron de forma bestial con comidas y bebidas muy frías, en las de a bordo me tocaba trabajar, tenía que hacer de camarero, pero también nos lo pasamos estupéndamente, ya al finalizar se perdieron muchas bandejas de canapés y abundantes bebidas, por el pasillo que había desde la cámara de Oficiales a la escotilla del sollado de popa, allí nos esperaban los compañeros y se las repartían entre los que estaban a bordo en aquel momento.


Me gustaría hacer referencia a Castrillon, que se está pasando de castaño oscuro, desde que fue destinado a la flota del Manzanares, sus contactos con este blog cada vez son más espaciados, por supuesto que es un fuerte puntal de este espacio, pero ya le hemos demostrado que sabemos navegar sin ese puntal, bromas aparte, echamos mucho de menos sus comentarios, que es necesaria su presencia en estas tertulias, que se lo organice de la forma que quiera, pero que le queremos aquí y ya, que el mejor que nadie sabe que el poder es querer, por lo que le llamamos al orden.


De momento voy a dar por finalizado este comentario, como bien dice Gerardo aun quedan muchas cosas en el tintero, que en otra ocasión intentaremos rememorar.

Que le puedo decir a Arminio, solo darle un O.K. pues con toda seguridad que lo que haga con el blog, es para mejorarle, de ahí que sea este un exitoso espacio al que muchas personas les gusta pasar por él.
Saludos para todos que sean muy felices. Paz y Bien.
08 mayo 2013

Manuel Carrasco Rubio dijo…

Aparte de admirar cuanto aquí se ha escrito en los últimos comentarios por quienes navegaron en el Galatea, con sus esfuerzos y sus glorias, solo puedo aportar que el Vicealmirante que se nombra como Gobernador de la Guinea Española en 1957: Don Faustino Ruiz Gonzalez, era el Almirante Jefe del Departamento Marítimo de Levante, cuando yo estaba en Cartagena a bordo de las fragatas Furor y después en la Rayo, durante 1964 y 1965.

Naturalmente yo, un simple cabo "rojo" de artillería no lo conocí personalmente, pero tenía fama de benevolente y nos dotó de un traje de faena muy moderno, que comprobamos cuando fuimos a San Fernando. Luego se extendió por toda la Armada. Ignoro si fue de él la autoría directa, pero en Cartagena se estrenó ese nuevo atuendo. Saludos.

08 mayo 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…
Y el Galatea navega de nuevo
Navega de nuevo gracias al tesón, el enorme cariño, la entrega sin reservas, la impagable labor de cuatro grandes hombres que un bendito día tuvieron esta idea, y preñados de su insuperable entusiasmo se fajaron con gran decisión este enorme Miura, consiguiendo que lo que podía ser una entelequia se convirtiera en una increíble realidad.

José Mª Castrillón Mesa, Miguel Gómez Ruiz, Arminio Sánchez Mora y Alberot Vera Meizoso son los cuatro hombres que con la única munición a su alcance; el don de la palabra, y grandes dosis de bendita locura, han conseguido lo que nuestros devaluados políticos, autoridades de Marina, relevantes periodistas, hombres de la mar, y ciudadanos de este pueblo español, no tuvieron redaños, ni constancia para salvar el Galatea y que este descansara su bien ganado retiro ejerciendo como museo a las presentes y futuras generaciones de este país.


Haber inmortalizado su memoria, y el recuerdo de sus generosas dotaciones, es lo mínimo que se le debe pedir a esta España de nuestros pecados que vive dándole la espalda a su gloriosa historia.

No es la primera vez que salgo en defensa de mi barco, (porque es mi barco, el barco de los que le hemos querido y le seguimos queriendo) y espero que no sea la última. Lo dije siempre, y lo seguiré diciendo. Mientras me quede un halo de vida y una gota de tinta, lo empleare en defender el Galatea.

Una vez más quiero darle las gracias a estos cuatro camaradas por sus logros, por sus enormes logros. Ignoro si son conscientes de todo lo que han conseguido. Es una labor de titanes, y esto yo, no sé como se puede pagar.
Yo tuve la suerte de navegar en este velero, que como suele decir sabiamente Castrillón, hacía navegación artesanal. Continúa...
09 mayo 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…
Sigue... Tuve de compañeros a José Mª y a Miguel. Arminio y Meizoso no navegaron, pero el espíritu del Galatea los tiene atrapados.
Quiero suponer, como muy bien os dice Arminio, que de los más de 51000 visitantes del blog, algunos pertenecerán a las dotaciones del Galatea. Yo os animo a aportar vuestros testimonios y con ellos podáis ser parte activa de ese viento tan vital para que el Galatea siga navegando.
A bordo tenemos un caso digno de mención. Manuel Carrasco, este hombre solamente estuvo tres meses en el Galatea, más su total integración diría que estuvo toda la vida.

Quisiera, bien sabe Dios que es cierto, tener una pluma que estuviera a la altura de vuestros logros y poder haceros justicia. Pero en mi interior poseo cascadas de respeto y admiración a vuestras personas.
Hay una frase que se le atribuye al general George Armstrong Custer del 7º de Caballería.
Cuando mueras, el dinero lo dejas aquí, la Gloria te la llevas a la tumba. Te entierran con ella. En alguno de mis anteriores escritos, esto ya quedó dicho. Hoy lo vuelvo a decir. La Gloria será para vosotros mis queridos camaradas.
Arminio, ¿tú cuando paras, cuando descansas?
Relatos del Galatea. ¿Qué te puedo decir.? Me parece una idea magnífica.
Reitero. Sois unas excelentes personas, unos compañeros entrañables y lo que habéis conseguido no está al alcance de cualquiera. Podéis sentiros orgullosos y felices por vuestros enormes logros. Que Dios os Bendiga amigos.

P.D. Recién he visto tu escrito Miguel. Gracias, me has dado materia para otro escrito mío. Te comentaré algo. Puede que tengas razón, pero yo sigo aferrado que en Dakar se dejaron los seis marineros. Miguel, para no saber escribir hay que ver lo bien que escribes.
09 mayo 2013

Manuel Carrasco Rubio dijo…
Gerardo, esa pluma narrativa que deseas no la busques, la tienes en ti. Escribes con sencillez, con claridad, como creo yo que se debe escribir en estos casos, para que todo el mundo lo entienda y... hasta lo sienta.
10 mayo 2013

Arminio dijo…
Buenas tardes a todos, ya apareció la entrada la nueva entrada del blog, está a la derecha nada más abrirlo, con una foto de una pintura preciosa del Galatea que nos dejó su autor.
Poco a poco iremos escribiendo los nuevos relatos del Galatea. También os comunico que en breve podréis escuchar un pequeño programa de radio don se habla del Galatea. Es un enlace de las entregas que se irán haciendo a la radio sobre el velero.

En este primer programa, se habla de los principales colaboradores (Castrillon, Miguel, Ureña, Manuel y Meizoso) y se hace una pequeña introducción del Galatea, en los siguientes programas se hablará de navegaciones, vida a bordo, anécdotas etc... Os pondré el enlace para escucharlo en el blog.
Un saludo y decirle a Ureña que el tiempo se saca renunciado a otras cosas. pero que todo se puede compaginar, el día da para todo menos para estar frente a la tele.
10 mayo 2013

Miguel Gómez dijo…
Tenemos que alejarnos de la costa, que las gaviotas son pesadas y sucias, se acercan al vertedero de los restos de comida, situado en la borda de babor, frente a la puerta de la cocina de marinería, en busca de los peces que también se acercan con el mismo fin, se sitúan en lo alto de la regala donde dejan sus excrementos, esto no deja de ser una marranada, por lo que el timonel debería enfilar nuestra proa mar adentro, donde su autonomía no le permita llegar hasta nuestro buque, de esta forma nuestra navegación seria tranquila y limpia, que al fin y al cabo es lo que verdaderamente todos deseamos, no ser molestados por estas aves que constantemente están picando donde no deben.

Bueno Arminio, después de leer tu último comentario hasta ahora, quedamos expectantes esperando ese enlace, que nos lleve a escuchar ese programa de radio que trata de nuestro Galatea, ¡¡¡ cada vez las sorpresas son más apasionantes!!! Creo que nos estas mal acostumbrando después ya no sabremos vivir de otra forma, pero de lo que se trata es de vivir a tope el momento que mañana Dios proveerá, pues como siempre sigues siendo sensacional, eres lo mejor que una mujer pueda parir.


Quiero agradecer a Gerardo su teoría de hacer un buen café, pues que quieres que te diga, en lo que a mí se refiere lo prefiero de esos de máquina, los que tienen esa aromática crema, que el saborearle es un verdadero placer, yo suelo ir a una cafetería que su nombre es "Aroma" donde se saborea buen café, solo por la mañana, después del medio día ya no lo puedo tomar, me desvela y no hay forma de dormir por la noche, otra forma que también me encanta es el irlandés, con whisky café y crema de leche, pero nada de mezclado muy bien definido por capas, esto queda muy bien después de una buena cena en buena compañía, el paso de la vida nos va dejando gratos momentos, al que llamamos tiempo vivido.


Los cuatro últimos cuatro viajes del Galatea activo.


Salida de Ferrol. 7-4-58 Llegada a Las Palmas 17-4-58

Salida de Las Palmas 21-4-58 Llegada Fort France (Martinica) 16-5-58
Salida Fort France 22-5-58 Llegada a Punta Delgada 18-6-58
Salida de Punta Delgada 22-6-58 Llegada a Bilbao 7-7-58
Salida de Bilbao 11-7-58 Llegada a Ferrol 15-7-58
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Salida de Ferrol 23-9-58 Llegada a Tenerife 28-9-58
Salida de Tenerife 2-10-58 Llegada a Recife 24-10-58
Salida de Recife 29-10-58 Llegada a Las Palmas 24-11-58
Salida de Las Palmas 28-11-58 Llegada a Lisboa 8-12-58
Salida de Lisboa 12-12-58 Llegada A Ferrol 15-12-58
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De Marzo a Julio del 1959, en este viaje tocaron los puertos de; Tenerife, Santa Marta, Savannah, y Liverpool.
El último viaje, de Septiembre a Diciembre tocó los siguientes puertos; Las Palmas, Bahía, Dakar y Punta Delgada.
De estos dos últimos viajes no poseo las fechas de entradas y salidas de los diferentes puertos.
El 15-12-59 Rindió su último viaje como Escuela de Maniobra.
Con mis mejores deseos para todos, cordiales saludos. Paz Y Bien.
10 mayo 2013

Manuel Carrasco Rubio dijo…

Después de leer a estas horas de la ya madrugada esas singladuras que vivisteis cruzando a vela el Atlántico durante un mes en el Galatea ( supongo que a veces con alguna ayuda mecánica), no se me ocurre otra palabra admirativa que: ¡ Acojonante!.
Yo viví a bordo de fragatas muchas noches en alta mar, de forma intensa con sentimiento de soledad, pero seguro que nunca llegué a vuestra línea de heroicidad. Os admiro, pero también os envidio, porque con aquella edad me hubiera gustado sufrir aquellas aventuras vuestras.
11 mayo 2013

Miguel Gómez dijo…
Hola, amigos tertulianos y demás personas que colaboran con sus asiduas visitas a este lugar, vayan por delante mis deseos de felicidad, que disfruten del momento, porque la vida se compone de eso, de momentos sucesivos, a los que hay que intentar vivirlos lo mejor posible.
Manuel Carrasco, respondiendo un poco a tu ultimo comentario, tengo que decir que la propulsión mecánica, o mejor dicho a motor, solo se usaba en las entradas y salidas de los puertos, nuestra fuerza motriz era el viento, de ahí que hiciésemos tantas maniobras, ya que nuestro rumbo y velocidad estaban condicionados a la dirección y fuerza de del mismo. En los veleros no hay vientos malos todos son aprovechables, vengan de la dirección que vengan.

Como muy bien dices, cuando sucedieron estas vivencias, éramos muy jóvenes y la juventud puede con todo, “bendita edad” como ves hacemos referencia con bastante frecuencia en estos comentarios. Hubo muchos días muy difíciles, donde tanto el frío, el sueño, el cansancio y el hambre hacían mella entre aquellos chavales, que daban tumbos dentro de un insignificante cascarón, en una mar montañosa y despiadada, donde los días se sucedían en las mismas condiciones, hubo muchas ocasiones en las que nos preguntábamos si saldríamos de ellas.

Como ves pasamos muchas fatigas, calamidades, pero no es menos cierto que también hubo tiempos amenos y muy felices, que es con lo que con el paso del tiempo nos hemos quedado. Manuel, yo no diría heroicidad, para mi más bien era supervivencia, en unas condicione extremas, donde a veces estuvimos muy cerca de la misma raya de lo imposible, esta es mi opinión.

Era una tarde de Agosto, estábamos en nuestra base o sea en Ferrol. En esas fechas que sería en el año cincuenta y siete, ya era ayudante especialista, estaba libre pero no salí de paseo aquel día algo extraño en mí, nos juntamos hasta ocho en las mismas circunstancias.

En aquella época estábamos ansiosos por aprender, decidimos pedir permiso al contramaestre de guardia, para que nos dejara los botes para hacer prácticas de navegación a vela, este contramaestre lo consultó supongo que con el oficial de guardia, y nos dio la respuesta positiva.

Preparamos los mástiles y las velas embarcamos cuatro en cada bote y a navegar se ha dicho, por la bahía de dicho puerto todo perfecto, hacíamos relevos de patrón así todos participamos de los mismos ensayos, tengo que decir que había cierta competencia entre nosotros y cada patrón cogía más velocidad, estábamos ya bastante adentrados en la bahía, cuando uno que no recuerdo su nombre, creo que se apellidaba Troncoso que era de la Rioja, pero no estoy seguro, hizo no sé qué maniobra que el bote quedo totalmente escorado, hasta quedar con la quilla en la parte de arriba y naturalmente la vela en la parte contraria, digamos que la vela hacía de quilla pero el bote no se hundió.


Menos mal, que pasaba muy cerca una embarcación, de las que antes había en Ferrol que transportaban la gente de un pueblo a otro, y nos auxilió remolcando el bote, pero no sé cómo, durante el remolque el bote se dio la vuelta quedando en su posición original, decidimos volver embarcar, nos dejaron algunos baldes y achicamos bastante agua, volvimos al barco también a vela, pero con más prudencia, y con medio bote lleno de agua, también habíamos perdido el anclote. Todos temerosos por el castigo que nos esperaba, pero no, solo nos hicieron izar el bote quitarle el espiche, para que el agua saliera y dejarlo en su lugar de origen.


Como podéis ver toda una aventura que nos salió muy bien. Quiero hacer constar que este último párrafo que se refiere al bote a vela, ya lo comenté casi al principio de este blog, lo repito porque ya quedo muy lejano.

Bueno saludando como de costumbre a todos los que nos visiten y como no a los cooperantes de esta navegación mis más afectuosos abrazos. Quedamos para después.
13 mayo 2013

Manuel Carrasco Rubio dijo…
Gracias Miguel, quedo informado de que la fuerza mecánica solo se usaba a la salida y entrada en los puertos. Sí, los otros esfuerzos serían por supervivencia, pero entiendo que por la supenvivencia se llega a veces a la heroicidad o a la temeridad. Algo parecido a ese refrán que dice que el hambre aguza el ingenio. Saludos.
13 mayo 2013

Manuel Carrasco Rubio dijo…

Se me olvidó decir que cada día estoy más contento y admirado de haberme incorporado a este mundo cibernético, que ha permitido que contacte con un compañero y amigo con el que coincidí en el periodo de instrucción en el CIM de San Fernando en 1962, después en los tres meses del llamado periodo de ambientación en el Galatea. A continuación el que eligió electrónica, un año en la ETEA de Vigo y yo como artillero en la ETANJ de San Fernando, pero luego coincidimos de nuevo dos años en las fragatas Furor y Rayo en Cartagena, en puestos totalmente complementarios. Sorprendente, contactar casi a los 50 años.
13 mayo 2013

Arminio dijo…

El Galatea y las monjas de Puerto Rico.
Aleta de tiburón (a bordo del Galatea) Arminio Sánchez.

Muy de mañana, ya calentaba fuertemente aquel benevolente y cálido sol, mientras el Galatea se alejaba poniendo proa rumbo norte, con dirección a las costas estadounidenses.

Asturias, miraba a su compañero con tristeza viendo cada vez más lejos a la gente que se arremolinaba en el muelle, la mayoría llevaban en sus manos pequeñas banderitas de papel, portorriqueñas y españolas.

Entre la muchedumbre, un grupo de monjitas, entusiasmadas, iban dando gritos de despedida agitando todas las banderas que portaban en sus manos a medida que el buque iba avanzando hacia la bocana del puerto. Ellas iban corriendo hasta que la punta del muelle, las hizo detenerse.

Sus corazones saltaban de emoción viendo como un trozo de su tierra española, representado por aquel blanco velero, se perdía en la inmensidad del mar.

Toda la dotación del Galatea enmudeció, resistiéndose a perder de vista a aquellas monjitas. Comprendieron lo que en ese momento sentían aquellas religiosas, que habían abandonado todo para servir a Dios tan lejos de sus casas. De algún modo se parecían a ellas y tenían en común los mismos sentimientos y emociones.

En formación de babor y estribor de guardia, todo era silencio, a medida que la lejanía apenas permitía distinguir ya el tumulto de personas.

El semblante de cada uno reflejaba un llanto contenido, una agridulce mezcla de sinsabores que viajaba continuamente por el pecho y que hacía que la mirada de casi todos quedase detenida en la nada.

El agresivo toque de silbato del contramaestre mayor, reclamando “ maniobra general ” hizo volver a todos a la realidad, arrancando de cuajo la ensoñación en la que estaban sumidos. De nuevo otra vez solos en medio de aquel gran círculo de mar que parecía interminable.
13 mayo 2013

Arminio dijo…

La historia de las monjas y la bandera, con un comentario de Pérez Reverte.
La bandera española sigue ondeando en Puerto Rico.

La historia cuenta como un hombre de origen gallego recibió al marinero español en la orilla y le juró entregar la bandera a quien mejor pudiera custodiarla. Escogió a ocho mujeres, todas de origen español, que habían dejado su tierra para atender a pobres enfermos y desvalidos. Eran religiosas y pertenecía la compañía de las Siervas de María.

Hoy en día las religiosas conservan con orgullo y agrado la tradición.

Sor Máximina, Sor Luisa, Sor Virtudes, Sor Prudencia y Sor Dolores son las cinco siervas de María españolas del hospital de San Juan de Puerto Rico. Desde hace más de dos siglos conservan orgullosas la tradición de hacer ondear la bandera de España cada vez que un buque compatriota visita la isla caribeña.


Cuentan que las tripulaciones de los barcos españoles siempre responden a su gesto ondeando, a su vez, la enseña nacional, como continuación de una costumbre que, según cuentan, se remonta a poco después de 1898, cuando Puerto Rico dejó de ser colonia española tras perder la Guerra Hispanoamericana.

Las monjas de esta congregación de origen español son informadas por el Consulado de España en la isla de la llegada de los barcos de ese país, de los que conservan dedicatorias de sus capitanes como testimonio de una tradición que, a pesar de los años, se mantiene en este convento sanjuanero, vecino de "La Fortaleza", la residencia de los gobernadores de Puerto Rico.

Las hermanas son conocidas, además de por mantener esta tradición, por continuar la labor de entrega a los más necesitados que la congregación madrileña de Siervas de María defiende hace más de un siglo.

Las 24 hermanas que residen en este convento, todas enfermeras tituladas, además de ayudar a los enfermos que no tienen dónde recuperarse, visitan casas particulares y hospitales para dar asistencia a personas que no pueden valerse por sí mismas y carecen de apoyo familiar.
13 mayo 2013

Arminio dijo…

La historia de las monjas y la bandera (Arturo Pérez-Reverte)

Hace algunos años, en el canal de entrada de San Juan de Puerto Rico, frente a los castillos del Morro y San Cristóbal, me llamó la atención una enorme bandera española que alguien ondeaba en un edificio blanco próximo a la embocadura.

"Son las monjas", dijo quien me acompañaba, que era mi amigo y editor en Puerto Rico Miguel Tapia. "Y eso es que está entrando un barco español."

No hablamos más en ese momento, pues estábamos ocupados en otras cosas; pero lo de la bandera y las monjas me picó la curiosidad. Así que después procuré enterarme bien del asunto, que resultó ser una bella historia de lealtades y nostalgias. Algo que realmente comenzó hace más de un siglo, el 16 de julio de 1898.


Aquel fue el año del desastre. Trece días antes, la escuadra del almirante Cervera, que había salido a combatir sin esperanza en el combate más estúpido y heroico de nuestra historia, había sido aniquilada en Santiago de Cuba por el abrumador poder naval norteamericano.

Los buques de guerra yanquis bloqueaban la isla de Puerto Rico, impidiendo la llegada de refuerzos y suministros a las tropas cercadas. En esas circunstancias, el Antonio López, un moderno y rápido buque mercante que había salido de Cádiz con armas y pertrechos para la guarnición, recibió un telegrama con el texto: "Es Que Usted Haga Llegar Preciso El Cargamento Un Puerto Rico Aunque Sí Pierda El Barco".

Veterano, disciplinado, profesional, con los aparejos en su sitio, el capitán del Antonio López, que se llamaba don Ginés Carreras, intentó burlar el bloqueo estadounidense. No lo consiguió.

El 28 de junio, cuando navegando sin luces y pegado a la costa intentaba entrar en San Juan, fue localizado por el USS Yosemite, que lo cañoneó. El capitán Carreras logró escapar a medias, varando el barco en Ensenada Honda, cerca de la playa de Socorro, desde donde en los días siguientes intentó llevar a tierra cuanto podía salvarse del cargamento. Pero dos semanas más tarde, el USS New Orleans se acercó para dar el golpe de gracia, destrozándolo a cañonazos.

Fue entonces cuando se tejió la historia que les cuento. Bajo el bombardeo, un tripulante del Antonio López, que se había atado la bandera del barco a la cintura antes de echarse al agua para intentar ganar tierra a nado, llegó gravemente herido a la orilla. Nunca pudo averiguarse su nombre, pues murió en brazos de un puertorriqueño de los que acudieron a ayudar a los náufragos.

"Que no la agarren", suplicó el marinero mientras moría, señalando la bandera. Y el puertorriqueño cumplió su palabra, quizá porque se llamaba Rocaforte y era de padres gallegos. Hombre supersticioso o religioso, y en cualquier caso hombre de bien, por no incumplir la demanda de un moribundo, la guardó en su casa durante años. Y al fin, un día, pensó en las monjas. Continúa...
13 mayo 2013

Arminio dijo…

Sigue...
Eran españolas, de las Siervas de María, instaladas en la isla desde 1897. Atendían un hospital junto a la boca del puerto, y permanecieron allí después de la salida de España y la descarada apropiación de la isla por los Estados Unidos. Acabada la guerra, las hermanas, con la natural nostalgia, adoptaron la costumbre de saludar desde la galería del hospital, agitando sus pañuelos, cada vez que un barco de su lejana patria entraba o salía en el puerto.
Eso dio a Rocaforte la idea de confiarles la bandera. Se presentó en el hospital, contó la historia a la madre superiora, y le entregó la enseña. Y desde entonces, cuando entraba o salía de San Juan un barco español, las monjas hacían ondear en la galería, en vez de pañuelos, la vieja bandera del barco perdido.

Todavía lo hacen, un siglo después. De las veintisiete monjas que atienden hoy el hospital de las Siervas de María, ya sólo cinco son compatriotas nuestras. Pero cada vez que un barco español pasa frente al hospital, navegando lentamente por la canal de boyas, su capitán cumple el viejo ritual de dar tres toques de sirena y hacer ondear la bandera en respuesta al saludo de las monjas, que desde la galería agitan la suya.


De haberlo sabido, aquel anónimo marinero del Antonio López que hace ciento doce años se arrojó al mar, intentando ganar la playa bajo el fuego norteamericano con la enseña de su barco atada a la cintura, estaría satisfecho.

Me pregunto si quienes salieron a la calle tras el último partido del Mundial de Fútbol, llenándolo todo de colores rojo y amarillo, serían conscientes de que se trataba de la misma memoria y la misma bandera.  Y de que, al ondearla con júbilo en calles y balcones, rendían también homenaje a tanta ingenua y pobre gente que, manipulada, engañada, manejada por los de siempre, ordenaron los que diseñan banderas pero nunca mueren defendiéndolas, cumplió honradamente con lo que creía eran su deber y su vergüenza torera. Y esto incluye a las monjas de San Juan.
13 mayo 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…
No tienes nada que agradecerme Miguel, y no es mi teoría, es un hecho comprobado que esta ahí, al alcance de cualquier mortal que lo desee. El café también tiene parte de madera y brea. Las cafeteras lo sacan todo. Tomado en infusión no altera el sueño. Como en todos los temas de la vida, este es uno más y lo toma el que quiere. A ti te gustan los de máquina y con eso eres feliz, pues ¿por qué te tienes que privar?

Miguel, comento tu escrito en el blog del día 8 de Mayo. He leído como siempre con mucha atención tu relato sobre la recepción de nuestro comandante y oficiales en el patio andaluz del Gobierno General. Sin duda eres un volcán de memoria. Yo le rindo profunda admiración a tu singular retentiva, me inclino ante ella y reconozco que no sería capaz de recordar con tanto detalle. De los recibimientos que se solían hacer en la toldilla, de esos si tengo memoria, pero eso se solía hacer en muchos puertos, lo que pasaba es que nosotros, la vil...ya sabes, no podíamos pasar del palo mayor a popa.

Tú tuviste ese, vamos a llamarle privilegio por que eras repostero de oficiales, yo, no.

Fíjate Miguel lo rara que qué es en ocasiones la memoria. Tu pones en Dakar al compañero que se lastimó al bajar las escaleras que daban paso al sollado, yo si tú no lo hubieses recordado, en mi memoria este hecho ha sido borrado; ahora y forzándola mucho parece que quisiera recordar algo vagamente, pero no consigo verlo con claridad meridiana, es decir, que se me sigue negando.

Ahora mismo tengo el convencimiento de que esto pasó, pero no termino de ver claro. Y lo que más me preocupa Miguel, es que estos casos no pasaban todos los días, son hechos aislados que debieran ser recordados toda la vida.

No soy capaz de ver el desembarco de los seis compañeros en otro sitio que no fuera Dakar. Pero ciertamente me entran sombras de dudas. Mas debo decirte que si tuviera que jurar ante la Biblia seguiría afirmando que desembarcaron en la capital del África occidental francesa.

Sólamente se me ocurre una forma de averiguarlo, y esta pasa por leer el diario de abordo.
Evidentemente dices bien, fue un chivatazo, como casi todo en la vida. Lo que yo ignoraba es que los oficiales tuviesen dudas, pues ante la duda...ya sabes. Lo que sí te puedo asegurar, es que yo no los delaté, primero por que no los vi y de haberlos visto, desconozco mi reacción, pero estoy casi seguro que no los hubiese delatado. Lo del suboficial que nombras, esto si es una bomba de relojería, es la primera vez que lo oigo. Dices Miguel que este hombre se las daba de muy militar. Yo por mi parte, si me lo permites, y si no me lo permites también, te diré que si es quien yo pienso, ese de militar tenía bien poco, bueno, poco sería tener algo, no tenía nada.
Gracias Manuel por tus "piropos," estos siempre se agradecen. Eres un buen amigo. A los feos también nos gusta que nos llamen guapos de vez en cuando.
Continúa...
16 mayo 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…
Sigue...
Gran frase la tuya. "En los veleros no hay vientos malos." Eres una enciclopedia del mar Miguel.
Compañeros, ¿ recordáis de los peces voladores.? Había tramos donde entraban sin piedad, y parecían flechas. Gracias a que nuestra regala era alta y algunos se daban el "guarrazo" en el costado del barco, pero había muchos que salvaban este obstáculo con facilidad.
Cuando se leen esas gloriosas páginas que nos hablan de nuestra Bandera y por ende de nuestra Patria, no puedo por menos que emocionarme felizmente y sentir un trallazo, un enorme trallazo que recorre todo mi cuerpo elevando mis emociones al grado máximo. Soy muy español, no lo puedo remediar. Consciente y contento por serlo, sigo navegando por este complicado mar de nuestros pecados. Me consta que actualmente hay mucha gente, demasiada gente que se ríe de esto, y les importa una "higa" nuestra Bandera. Me dan lástima, allá ellos, no tienen valores, posiblemente no los tengan nunca, ellos pensarán que no los necesitan. Mientras todo esto ocurre en nuestro País, los responsables de este enorme barullo miran a otra parte.

En su escrito del día 13 Miguel contesta a Manuel, entre otras cosas le dice.

"Bendita edad, frío, sueño, cansancio, hambre, hacían mella entre aquellos chavales, hubo muchas ocasiones en las que preguntábamos si saldríamos de ellas. Yo, si me lo permitís añado. Siendo cierto todo lo que dice Miguel, y quedándose corto en su relato, pues es imposible plasmar la realidad auténtica, suscribiendo al cien por cien su escrito, dejarme que os diga algo. Nunca tuvimos miedo, fueron muchas las veces que este sencillo compañero vio meterse el bauprés y no pude por menos que pensar, "este no levanta", y con enorme majestuosidad levantar de nuevo el morro para seguir su rumbo como solamente sabía hacer el Galatea.

Fueron muchas las veces que caminamos por el filo de la navaja, pero nunca provocamos una situación de pavor. Algunos estarían más afectados que otros, esto supongo que es inevitable, pero nunca nadie lo manifestó.

En ocasiones, estando en el sollado de popa, escuchabas un estremecedor impacto, algo como un golpe seco, como si tremendamente duro golpeara el barco por la banda de estribor. Lo que podía pasar por aquellas cabezas solo Dios y nosotros lo sabemos. Yo no sabré muy bien describirlo, pero en mi mente sigue registrado como el primer día. Supongo que Castrillón y Miguel saben bien de lo que digo.

A todas estas series de circunstancias imposibles de creer en el mundo de hoy, hay que añadir la terrible falta de valores humanos de algunos de nuestros mandos. Individuos que disfrutaban viendo como sufríamos con los castigos o arrestos a los que fuimos sometidos.
Sí amigos, a nosotros y a los que nos precedieron nos tocó "bailar con la más fea."
Pocos años después nuestra Marina empezó a tener cambios notables. Y yo diría que fue en el verano del 57. Miguel espero, salvo que estuvieras de permiso por esas fechas, recuerdes lo que intento contar.
Continúa...
16 mayo 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…
Sigue...
Estaba esperando destino, no sabía donde me tocaría; en ese tiempo de espera llegan a Ferrol los destructores Lepanto y Ferrándiz procedentes San Diego. Si no recuerdo mal, nuestras dotaciones permanecieron un año en California. Venían a sustituir a nuestros viejos barcos, y estos serían las primeras unidades de lo que más tarde fue llegando y que se llamaron los cinco latinos.
Yo estuve visitando estos barcos en Ferrol mientras esperaba destino, y os puedo decir y digo, que aquellos barcos no tenían nada que ver con nuestra Marina. Tenían máquinas para tomar agua y ésta salía fresquita, no calentona como la nuestra, habían máquinas de café para que a la hora que le apeteciera a cualquiera de la dotación, pudiera tomarlo, el azúcar era libre, cada cual tomaba la que le apetecía, había una sola cocina, no se parecía en nada a la del maestro Capilla. Toda de acero inoxidable.

El marinero que nos enseñaba el barco nos dijo que todo el mundo a bordo tomaba el mismo menú, pero ignoraba si eso se seguiría respetando aquí en España. Me pareció estar viendo el país de las maravillas. No daba crédito, solo pude pensar en voz alta y decir, que gran País Estados Unidos.
Más tarde en Cartagena los pude ver casi a diario, pero nunca más subí a bordo, ellos estaban en el Arsenal y nosotros atracábamos en el club náutico. Supongo que algunos de vosotros podrá apuntalar esta mi versión.
Como bien dice Miguel, no me sabe mal que esto cambiara para bien, es deseable que así fuera.
Siempre opiné que ser padre no es fácil, sigo pensando lo mismo, es una tarea difícil.

Pero... hoy con todos los respetos que me merecen, pienso que se están equivocando. Los chicos cuando empiezan a hablar, ya llevan un teléfono en la mochila, tienen consola, (yo confieso humildemente que no sé lo que es) y una regalada vida que nada tiene que ver con la que nos toco vivir a nosotros.
No hace mucho, Castrillón contaba en este blog, la gran solidaridad que había en nuestros difíciles tiempos, y recordaba con gran lujo de detalles nuestros permisos en tren, bueno...lo que llamábamos tren, en el que no faltaba nunca esa familia que a la hora de la comida abría su capazo o cesta, sacaba sus fiambreras, su tortilla de patatas, sus chorizos y su carne empanada, dándonos de comer a todos los que viajábamos en lo que podríamos llamar apartamento.
Que lejos quedan esos tiempos en que las gentes éramos más solidarias, más humanos, más cercanos. No teníamos nada, pero teníamos mucho, ahora que parece que tenemos mucho es cuando estamos vacíos. Evidentemente siempre hay excepciones.

"Te deseo suficiente lluvia para que aprecies aún más el sol"
"Te deseo que tengas suficiente sol para mantener tu espíritu brillante"
"Te deseo que tengas suficientes ganancias que satisfagan tus necesidades"
"Te deseo suficientes pérdidas para que aprecies todo lo que posees"
"Te deseo suficientes bienvenidas para que logres soportar las despedidas".
Pequeña parte de un correo electrónico que me impactó y por supuesto me gustó.
Toma el tiempo necesario para vivir!!!! y...vive!!!! Gracias. A todos mis amigos y mis seres queridos. ¡ Les deseo lo suficiente!
16 mayo 2013

Manuel Carrasco Rubio dijo…
Me he documentado y aprendido leyendo estos comentarios.
Sí, Gerardo, los "piropos" se agradecen siempre. Cervantes decía que a las damas que entraban en la catedral de Sevilla les agradaban hasta los que salían de los labios de los mendigos postrados en las gradas. Claro que, en este caso, solo se trata de una admiración a tu narrativa.
Los 5 Latinos, nombre general de los destructores, Almirante Valdés, Almirante Ferrándiz, Lepanto, Alcalá Galiano y Jorge Juan los veía casi a diario en el arsenal de Cartagena, donde tenían su base en mis tiempos, incluso visitaba con frecuencia el último de los mencionados, donde tenía un amigo con el que aún conservo comunicación. Supongo que les darían ese nombre popular por coincidir con en apogeo del grupo cantante sudamericano.

A las fragatas Furor y Rayo donde estuve también las "americanizaron" y teníamos bandejas de acero inoxidable para "pasar por la línea" a la hora de comer y fuentes para agua que llamábamos vacas, no se con uve como los animales o con be como la de los coches. Cierto que, leyendo vuestros relatos, estoy de acuerdo que te "chuparías" varias marinas de las mías, como dijiste en una ocasión. Hombre... también tuvimos momentos duros, pero claro, seguro que no tantos como cruzando el océano a vela a bordo del Galatea.
17 mayo 2013

Arminio dijo…
Y como quiera que el señor Gerardo Ureña ha comentado algo sobre los peces voladores, le adelanto un poco del futuro libro que aún no tiene título, también al señor Manuel Carrasco pues Castrillón y Miguel ya lo conocen. Pues como digo, en lo referente al título, aunque ya rondan algunos por mi cabeza, espero que a vosotros y al señor Aceytuno se les ocurran otros títulos para llegar a dar nuevo nombre al Galatea. ¡Ah! a la derecha está la foto del Señor Quirce, quien tan bien dirige el programa de Onda Cero, "Historias del Mar" Está su foto, en pequeño.
Bueno aquí dejo algo:

Las jornadas siguientes, tranquilas y ausentes de novedad alguna, sumía a la tripulación del Galatea en una constante monotonía, en las sucesivas singladuras de suaves vientos, en las repetidas tareas de maniobras en los palos, en los trabajos de mantenimiento en el buque e incluso en las actividades de ocio. Cualquier suceso por nimio que fuera, atraía la atenta mirada de los nuevos y hastiados tripulantes.

Hasta los peces voladores, que cerca del velero planeaban en sus cortos vuelos, motivaban las apuestas por la duración del recorrido sobre la superficie del agua antes de volver a su líquido elemento. Era curioso verlos salir del agua y volar a una altura de un metro aproximadamente, llegando incluso algunos, a caer sobre cubierta revoloteando, hasta que eran presa de manos humanas. Pez que vuela a la cazuela.

Incluso cualquier barco que se divisase en el horizonte era recibido con júbilo por aquellos jóvenes muchachos siendo para ellos todo un acontecimiento.
Algunos mercantes al divisar el velero variaban su rumbo para acercarse todo lo posible sin cortarle la proa, a fin de contemplarlo más de cerca.
Las dotaciones sacaban sus pañuelos, tomaban fotos y hacían señas, que no eran correspondidas de la misma manera por los marinos de guerra, que se limitaban al preceptivo saludo con la bandera, aunque sus ojos se perdían en las cubiertas y en las gentes de los navíos civiles, imaginando como tenía que ser la vida a bordo de ellos.
Siempre creían y no andaban mal encaminados, que mucho más cómoda y relajada que en la galera que les cobijaba. Un saludo a todos.
18 mayo 2013

  
Miguel Gómez dijo…
EL DINERO HACE
PERSONAS RICAS…
EL CONOCIMIENTO HACE
PERSONAS SABIAS…
PERO LA HUMILDAD HACE
GRANDES PERSONAS.

Hola queridos tertulianos, espero que tengan un iluminado día, que la armonía, la paz, el sosiego y la salud, en definitiva la felicidad sea generosa para con todos, ya no hablo del dinero, que es maldito y el mal de todos nuestros males, eso lo dejaremos para otros carroñeros insaciables.

A ver Gerardo, tengo que decirte que lo que comentas de los destructores llegados de América a Ferrol, el Lepanto y Ferrándiz, esto yo no lo recuerdo puede que como tu bien dices estuviese de vacaciones, yo la primera vez que vi los barcos que habían traído los EEUU. fue en Mallorca en Porto Pi, eran los de la flotilla de Dragaminas que todos tenían nombre de ríos españoles.

También fueron llegando los españoles americanizados, se diferenciaban los unos de los otros en muchos aspectos, esencialmente en el casco los primeros de madera los segundos de acero, esto en una pieza de guerra como un dragaminas era esencial que su casco no fuese metálico, ya no digamos nada de sus interiores había un abismo de los unos a los otros, en realidad lo que les cambiaron fueron los medios para detectar las minas, las comunicaciones, armamento y modernizaron algunas cosas, pero no dejaban de ser el típico buque de guerra español.

Luego también comentas los ruidos que en el Galatea se oían durante las navegaciones, ¿Cómo no me voy a acordar de eso?, lo que pasaba era que estábamos tan acostumbrados a todo tipo de ruidos que para nosotros era lo más normal, nuestro viejo velero ya se quejaba constantemente y más cuando había alguna marejada, no digamos nada en los fuertes temporales, es cierto que a veces creíamos que se desmontaría, parecía que se rompían los remaches que unían las planchas de su costado, fueron tantas las odiseas que pasamos en aquel viejo cascaron, que difícilmente podíamos cuantificarlas, ya que muchas al carecer de importancia se han eliminado de nuestras memorias, dejando espacio libre para otras más importantes, así es como creo que funciona nuestro ordenador de abordo o nó?.


Manuel Carrasco, en mis tiempos la escuela de Artillería estaba a bordo del Crucero Canarias, cuando nosotros los galateanos estábamos en la base de Ferrol, en los paseos de las tardes teníamos poco éxito con las chicas, al acercarnos a ellas nos rechazaban, porque ellas buscaban continuidad, que nosotros no les podíamos dar por tener que estar muchos meses ausentes en la mar y otros puertos, preferían los de la escuela de artillería y los mecánicos, que tenían la base perenne en la ciudad, por lo que de ligar en la calle era un tanto difícil para nosotros, siempre quedaba la calle de San Pedro como ultimo recurso.


Bueno que le puedo decir a Arminio, después de oír el programa de radio que ha realizado en onda cero, lo cierto que lo que es a mí personalmente me ha gustado mucho, creo que hay bastante diferencia con el anterior denota menos nervios y por supuesto mucha más serenidad, ¡¡¡que te mueves por las ondas casi igual que por las olas!!! Enhorabuena en el próximo te desenvolverás como pez en el agua ¡ánimo! Avante a todo trapo.


De Castrillon no digo nada, ya llevo varios días haciendo limpieza general, arranchando el buque, limpiando metales, esperando su entrada triunfal por el portalón, donde tengo la guardia militar atenta y expectante, llevo colgado al cuello el silbato para hacerle las pitadas reglamentarias a su entrada, solo queda que se digne a cruzar la pasarela.

Con mis mejores deseos, afectivos saludos. Paz y Bien.
19 mayo 2013

Manauel Carrasco Rubio dijo…
Cierto Miguel, la Escuela de Artillería estaba a bordo del crucero Canarias hasta poco antes de entrar yo en 1963 en el hermoso y nuevo edificio de la ETANJ en San fernando, que tampoco existe ya ¡Que pena!. Tan es así, que conocí a algunos compañeros que ingresaron un año antes y haciendo el curso de artillería en en Canarias estuvieron en Atenas en 1962, pues solo ese barco y su dotación asistieron en representación de España a la boda de nuestros actuales reyes. Tuve mala suerte por un solo año, cuando me lo contaban los envidiaba.
19 mayo 2013

Miguel Gómez dijo…

A mis compañeros de singladura, y demás personas que tienen a bien seguirnos aguas, vaya por delante mis afectuosos saludos en este día.
Por lo visto seguimos huérfanos del comandante jefe Castrillon, pues quiero decirle que durante su ausencia.
Lo fácil ya lo hicimos
Lo difícil lo estamos haciendo
Lo difícil tardaremos, 
pero lo conseguiremos.

Quiero hacer constar y así lo hago que este escrito no es de mi cosecha, yo solo lo he transcrito, se lo debemos a su autor, Arturo Souto Iglesias.

También quiero dar las gracias sin límites a la persona que me lo ha hecho llegar, que sin ser de la especialidad posee una pasión ciega por nuestro velero Galatea, y continúo diciendo gracias amigo del alma.
Debido a su volumen que no lo permite el sistema, haré varias entregas.

LOS ULTIMOS DIAS DE UN VIAJE DE INSTRUCCIÓN A BORDO DEL GALATEA

Era en la mañana del lunes 22 de noviembre del año 1943 cuando, tras dejar al práctico de puerto en la bocana, salíamos de Santa Cruz de Tenerife, con ayuda de los motores, en busca de un lugar tranquilo y al socaire de una de las islas para que los cabos de curso y especialistas pudieran efectuar sus exámenes escritos de final de curso sin contratiempos, para luego proseguir viaje a las Azores (Punta Delgada) último puerto que tocaríamos antes de retornar a nuestra base en El Ferrol del Caudillo (que así se llamaba por aquel tiempo) el día 17 de diciembre.

Era costumbre en el Galatea, sobre todo a finales de año, efectuar los exámenes finales de curso anticipadamente, ante el temor de encontrarnos más al Norte con fuertes temporales del N y NW, muy corrientes en estas latitudes en la época invernal. Dichos exámenes fueron realizados sobre las tranquilas aguas de la Bahía de los Cristianos, en los dos primeros días desde nuestra salida.


Realizada la “descubierta” en la tarde del día 23 por los respectivos gavieros, se tocó “maniobra general”, dándose todo el aparejo de cruz, la cangreja y los foques, aprovechando el viento favorable que teníamos de SW. A un largo por babor y a todo trapo se deslizaba majestuosa y silenciosamente el Galatea sobre las movidas aguas de un océano, de cuyos fondos se veía emerger las islas de nuestro archipiélago canario en el crepúsculo de la noche.

A los dos días de navegación fue disminuyendo la fuerza del viento, por lo que la corredera de barquilla no daba más que un nudo o nudo y medio de velocidad.

Tras un día de completa calma, empezó súbitamente a bajar el trazo del barómetro, lo que era señal de un cambio brusco de tiempo o vendaval. El viento roló al N arreciando con fuertes rachas del NW, acompañadas de fuertes chubascos que nos obligaban a cambiar de rumbo. Ante tal cariz se ordenó aferrar el aparejo de juanetes, los foques de fuera y la cangreja. Por último, se estabilizó el viento en el N-NW, pudiendo así navegar nuestro buque de orza por la amura de estribor durante varias horas, aunque con un abatimiento al W, que nos alejaba mucho de nuestra derrota.


El personal de guardia en la rueda del timón iba siguiendo las indicaciones del cabo para mantener el rumbo de aguja dado y haciendo todo lo posible para que no tocase el viento por el revés las gavias. En cubierta, mientras tanto, se tomaban precauciones en el trincado de botes, balsas, etc., tendiéndose sobre las cubiertas los pasamanos de emergencia (barloas) para que nos sirvieran de apoyo y seguridad en navegaciones con mal tiempo.

Tras efectuar varias viradas para cambiar de barlovento durante dos días y dos noches, aguantar los fuertes chubascos, las mojaduras y las duras guardias de mar en turnos de babor y estribor, la situación la tendía a mejorar, pudiéndose efectuar las correspondientes correcciones en la situación geográfica durante la hora de la “meridiana”, pues la navegación de estima era mala de llevar al haber tanto abatimiento. Tras una pequeña calma, el viento pasó suavemente del NW al SW, dándose de inmediato una velocidad de tres a cuatro nudos. Continúa…
20 mayo2013

Miguel Gómez dijo…

Sigue…
Un compañero anónimo nos custodia durante tres horas
A media noche del día 27-28, cuando no hacíamos más que tomar la sopa de ajo y relevar a la guardia saliente bajo un cielo sin luna y sin estrellas, una mar oscura y tenebrosa. La voz de los serviolas del castillo rompen el silencio, cantando al puente – “Puente-Castillo”, un bulto oscuro y chapoteando agua se aprecia por la amura de babor, “Puente enterado, sigan sus movimientos” -, creyendo la mayoría que se trataba de un ballenato, muy comunes en aquellas aguas. Presto el oficial ¬ en el puente, pudo rectificar de que no se trataba de un ballenato o ballena, sino de la torreta de un submarino que, emergiendo para reconocernos, había soplado los lastres a unos doscientos metros de nuestro costado.
Al poco comenzaron a oírse los zumbidos de los diesel, llamándose al comandante, mientras el personal de cubierta observábamos en su torreta unas luces tenues de color azul y las puntas de cigarrillos encendidas.
Pequeñas olas se alternaban con otras más grandes acariciando los costados con sordo ruido, deslizándose el Galatea entre el chirrido de la jarcia firme y volante y las orfadas de la proa.

El silencio de los hombres que íbamos a bordo se hizo absoluto. El nerviosismo hacia estremecer nuestro cuerpo desde capitán a paje. Las órdenes de relevar los puestos, cobrar y arriar escotas, se daban con la mayor cautela, por temor a que nos oyeran hablar desde el submarino. Este seguía manteniéndose prudentemente a la misma distancia y al mismo rumbo. ¿Por qué este silencio de convento de clausura….?

No sé por qué me parecía advertir en todos los semblantes cierta expresión de temor y nerviosismo. El oficial de guardia (alférez de navío don Benito Tomé) con el comandante, el segundo y el oficial de derrota don José Luis Liaño, cambiaban impresiones en silencio, escudriñando los prismáticos los movimientos del submarino y de sus hombres. Los contramaestres de guardia estaban bajo el espalder del combés, atentos a la voz del oficial de guardia del puente. La marinería y personal de guardia de escuelas sin puestos de vigilancia seguíamos con interés e inquietud la marcha de los acontecimientos. De cuando en cuando veíamos caer al mar las colillas encendidas de unos hombres desconocidos, cuyas puntas dejaban tras de sí una pequeña ráfaga luminosa, mientras el ruido de los motores seguía escuchándose estrepitosamente.

Así pasaron tres largas horas de tensión, horas en los que ni ellos ni nosotros hacíamos señales de saludo o de reconocimiento, pues ¿Quién se atrevía en estas condiciones y en plena guerra a mover el pulsador del “Scott”…?, más por temor a cometer una imprudencia, descubriéndolos a nuestro costado, que a un acto de cortesía marítima.

¡Qué espectáculo, Dios mío! ¡Qué tensión cubría nuestros rostros por temor a un fatal desenlace! Solos, en medio de un océano, alejados muchas millas de la costa más cercana y teniendo a nuestro lado un misterioso navío al que no se le divisaba bandera alguna, mientras el viento suave iba empujando el velamen del navío. ¿Hacia dónde…? Nadie sabía nuestro final en aquellas largas horas de anónima compañía. El que más y el que menos pensábamos y estudiábamos mentalmente y a la callada nuestro propio salvamento si lográbamos salir con vida. Continúa…
20 mayo 2013

Miguel Gómez dijo…

Sigue…
En esta ocasión, el tecle de las dinamos se veía vacío, cuando corrientemente, y si nos lo permitían subalternos, nos metíamos en él unos cuarenta o cincuenta hombres de la guardia de cubierta, a fin de refugiarnos del frio o secarnos sobre el propio cuerpo las mojaduras, aprovechando aquel tufillo caliente que despedían los motores de las dinamos, tecle del que luego saldríamos mareados y medio atontados por el olor del gasoil.

En el citado tecle tomábamos las posturas anatómicas más dispares, pues basta decir que un espacio de cinco metros cuadrados reposábamos cuarenta o cincuenta hombres.

De pronto, el ruido de los motores aumentó y seguidamente dejaron de oírse, confundidos con las masas de agua que ocupaban el vacio al sumergirse el submarino, quedándonos sin conocer si era inglés o alemán, aunque muy posiblemente fuera inglés, toda vez que los alemanes, en otras ocasiones, nos saludaban al reconocernos desde sus torretas, ya fuera de noche o de día. Bastaba que descubrieran las banderas pintadas sobre nuestras amuras y aletas de los dos costados.

El “extra” de los viernes con baldeo general.

Todos los días, y como de costumbre, se efectuaba el baldeo de las cubiertas de madera en la guardia del alba; sin embargo, los viernes se hacia uno general con lavado de coys, oreo de colchonetas y mantas y limpieza y desinfección de interiores, que en esta ocasión coincidía en vísperas de la entrada en puerto.
Le llamábamos el “extra de los viernes”, porque en este día nos daban siempre de comida, sopa, ropa vieja y fritos. Algunas veces, acompañado el menú con vino peleón, que le serbia en garrafas, al emprender viaje en el Ferrol, al cabo de compras “Campillo”.

El equipo de baldeo “extra” lo efectuaban unos quince hombres, al mando de un cabo y el respectivo contramaestre de guardia, provistos todos ellos de cubos, escobas de brezo y una mezcla de polvos de gas y arena de playa. Los nombrados en la guardia de alba para el baldeo cotizábamos entre si los cubos y las escobas de brezo, pues ya sabía uno lo que le tocaba si caía en sus manos una escoba gastada y con solo 40 centímetros de longitud y dándole movimientos de babor a estribor y viceversa, con el cuerpo en posición de “bisagra”. Movimientos de los que quedaba uno “baldado” de la región lumbar, como suele decirse en el argot marinero. Finalmente aquel baldeo con la guardia entrante, sobre las once de la mañana, se pasaba revista de enseres y coys, acabando con un apetito que nos doblaba el alma.


No cabe duda que aquellos baldeos eran inútiles en muchas ocasiones y, sobre todo, para los actuales tiempos que corremos, en que gozamos de más medios y detergentes económicos. En lugares donde no era posible fregar con la escoba de brezo, se mandaba dar “taco” a los arrestados o castigados por pequeñas faltas. Este medio no era otro que un ladrillo refractario o un taco de madera al que se iba embadurnando de arena y polvos de gas, frotando con él sobre la cubierta de pino nórdico. Continúa…

20 mayo 2013

Miguel Gómez dijo…

Sigue…
El “veña, veña…”.
Así discurría, igual que otro viernes, aquella mañana, bajo los silbidos acompasados de un silbato y las voces del “veña, coño, veña”, que un viejo contramaestre tenía siempre en la boca como el padrenuestro para imprimirnos acción en cualquier faena marinera o de cubierta que se hiciera bajo su mandato. Voz que se hizo popular en todo el buque y hasta sirvió para escribir canciones a muchos aficionados a la música.
Por cierto, dicho contramaestre era muy buena persona y sabia comportarse como un padre para todos nosotros, no así para los que hacían cualquier “perrada”. Como era instructor de la brigada de aprendices, nos apoyaba y ayudaba durante los exámenes. Era un hombre muy preocupado por su destino en la toldilla. En más de una ocasión le vimos caer las lagrimas al ser reprendido delante de nosotros por el contramaestre de cargo don Leopoldo Costa (q.e.p.d.) al que conocíamos por “rostro de acero”, gozando de tener siempre en sus bolsillos el “rebenque” y un “ajo macho”.

El buen contramaestre de la toldilla sufría mucho con su inmediato superior, bastaba simplemente que le consumiera una madeja de merlín o piola en renovar las ligadas abotonadas de los flechastes de la jarcia de mesana, para recibir de él una fuerte bronca.

El contramaestre de cargo era de los llamados “muy económicos”, basta decir que tenia de su mano a un corpulento marinero de Finisterre como pañolero y en él confiaba más que en el viejo cabo Otero. Bastaba una pitada de silbato para que Lago acudiera a su lado o comprendiera ya de antemano lo que le solicitaba del pañol. Cierto día le encargó de la maniobra de foques, mandando al camarote al contramaestre del castillo por un fallo que tuvo durante la maniobra.

La vida en los primeros tiempos después de la guerra era muy dura y sacrificada en el Galatea; sin embargo, las circunstancias nos obligaban a ser sumisos y obedientes en todo, aunque en ocasiones fuéramos tratados como corderos.

Al Galatea venían embarcados como personal de dotación muchos hombres con conductas muy dudosas que estaban destinados en el Arsenal. Nada más iba a emprender el Galatea un crucero de instrucción, allí iban el oficial de cargo y el alférez de navío (antiguo contramaestre don Benito Tomé) a la leva de gente al cuartel viejo, seleccionando el personal a embarcar como dotación.
En esta leva o selección de marineros se escogían los de profesión marinera, pescadores de las Rías Bajas, hombres curtidos por la brisa salobre, fuertes y robustos. No importaba sus conductas, lo que más interesaba eran hombres que por su fortaleza pudieran izar las gavias y aferrar las mayores en los puños de escota. Hombres que, a nuestro lado (me refiero a los aprendices), nos veíamos como niños como así éramos en realidad, por decir “la una y cuarto”. Continúa…
24 mayo 2013

Miguel Gómez dijo…

Sigue…
Entre estos hombres había uno conocido por Currubedo y al que conocíamos de apodo por “Chepa”. El pobre padecía de un defecto anatómico en sus espaldas (joroba) y dormía como otros muchos sobre el duro suelo del sollado número 2, pues los ganchos de colgar el coi y las bolinas escaseaban ante los desvelos y economías del contramaestre de cargo.
Cierto día el pobre “Chepa” notó al levantarse al toque de diana que no podía apoyar los talones en el suelo, al tener los carcañales de los pies sangrantes. Fue trasladado a la enfermería por dos compañeros y allí pudo comprobar el practicante don Ramón Vizoso, con una lupa, que las finas dentelladas de las ratas habían hecho mella en las durezas de los talones del infortunado marinero, el cual no había notado en absoluto el suculento banquete que se dieron las ratas a cuenta de sus carcañales.
Estas durezas de los pies eran normales en nosotros, al estar ordenado navegar siempre descalzos y prestos para toda maniobra en los palos y cubierta.

Ello nos acarreaba ciertas sorpresas al llegar a puerto, toda vez que no podíamos calzarnos las botas para salir de francos de paseo al haber ensanchado estos. No era, por tanto, extraño ver, en ocasiones, a alguno de nosotros de regreso al buque con las botas en la mano y caminar descalzos sobre el pavimento pétreo.

Pero prosigamos nuestra marcha de recuerdos y anécdotas, fugazmente pasados en los primeros tiempos de nuestra vida militar y en aquel viaje de instrucción del que sin querer desviamos nuestra atención. Continúa…
20 mayo 2013

Miguel Gómez dijo…

Sigue…
Ametrallados por los yanquis.
Los preparativos para la entrada en puerto continuaban durante la jornada del viernes y la noche siguiente en todas las secciones del buque, aprovechándose los respectivos contramaestres durante las guardias para dar brillo a la cera de los cabilleros y propaos, metales etc; por otra parte, los barberos de cada guardia iban trasquilando por turno y número de brigada a todos los aprendices y personal de la dotación, cortándonos el pelo al “cepillo” a los primeros y al “Alfonso” a los segundos.
Todo transcurría sin novedad a bordo, mientras el buque iba acercándose lentamente con el aparejo de juanetes a las islas Azores. En la madrugada del sábado se tocó diana a las 06,30 horas, y tras el aferrado de coys para la entrada en puerto y desayunar, se ordenó “maniobra general”, saliendo todo el personal a ocupar sus respectivos puestos en maniobra.

Los contramaestres de cada palo iban pasando la novedad y disponiendo al mismo tiempo a sus hombres, dándoles instrucciones para efectuar un aferrado perfecto. Ya estaba a medio aferrar el aparejo de cruz por unos sesenta hombres en lo alto de las vergas, siguiendo las instrucciones desde cubierta de los contramaestres, mientras al fondo y por la proa del buque se veían parpadear las luces de los faros de la isla Santa María y San Miguel, cuando de pronto aparece en escena, a baja altura, un avión de reconocimiento norteamericano, dándonos dos pasadas en caliente y desapareciendo poco después, tras izarse nuestra numeral internacional (E.B.C.A,) y extendiendo una bandera nacional sobre la toldilla sobre la que se dirigía el haz de luces de un proyector.



No pasaron unos cinco minutos, cuando apareció en el cielo otro avión más rápido que el anterior, haciéndonos unas señales raras con luz que eran desconocidas para nosotros y disparando en vuelo rasante por nuestra proa varias ráfagas de ametralladora.

Esta inesperada acción bélica contra un pacifico velero de una nación neutral y que navegaba con todas las normas previstas para la navegación de barcos de países neutrales y no beligerantes, era un abuso de poder, que nos dejó a todos entumecidos sobre las vergas por unos momentos, mientras el personal del castillo se guarecía bajo su cubierta esperando lo peor. Entre este personal estaba “Paquillo”, el maestro velero con graduación militar, asimilado a la categoría de brigada contramaestre, aunque pertenecía a los servicios del C.A.S.T.A., usaba sable y pistola reglamentaria.

Era andaluz, fuerte y grandullón, se metió al oír las ráfagas de ametralladora del avión entre el hueco de dos cuadernas del pique de proa y luego no podía salir de entre ellas, teniendo que ser ayudado por varios hombres. Fue tanto el pánico que cogió que cada vez que en otras navegaciones se daba la señal de “aviones a la vista”, el pobre hombre dalia disparado como un cohete hacia su camareta.

La reacción del oficial del puente no se hizo esperar ante los hechos. Dando la voz por el megáfono de “gavieros y juaneteros, abajo”, sin pasar por otras voces intermedias y reglamentarias previstas en las maniobras de los grandes buques veleros y mixtos. Los hombres de las vergas corrían hacia la cruz de las mismas sobre los marchapiés para tomar seguidamente las jarcias y bajar apresuradamente antes de que apareciera de nuevo el osado y atrevido avión. Gracias a Dios no volvió a darnos un nuevo susto. Continúa…
20 mayo 2013

Miguel Gómez dijo…

Sigue…
Si bien es cierto que el Galatea navegaba por aguas muy peligrosas, también se asemejaba a un buque “trampa” o “cosario”, aunque la realidad era otra, dado que nada tenía que ver con las partes contendientes en la segunda guerra mundial.
Meditándolo un poco, era un atrevimiento y una osadía de los mandos de la Armada que sobrepasaba limites inconcebibles, al trazar sus viajes de instrucción o derrotas a seguir por zonas de mayor peligro y en las que habían sido hundidos muchos navíos mercantes y de guerra, e incluso neutrales, saliendo de estos atolladeros el Galatea indemne, salvo y con toda valentía.

A las pocas horas, y tras recoger al practico portugués y al oficial de enlace, nos adentramos en la bocana del puerto, saludando al cañón con salvas 21 cañonazos a la plaza y atracando de continuo al muelle comercial, ante la mirada fija y clavada en nosotros de centenares de marinos alemanes e italianos prisioneros de guerra a bordo de unos buques transportes fuertemente vigilados. ¿Cuántos de aquellos hombres, quizás, nos vieron más de una vez desde sus propios navíos antes de caer prisioneros y ser náufragos en un mar de fuego?....


EL PASEO DE LOS CUARENTA EN PUNTA DELGADA.

Finalizadas las operaciones de atraque y las visitas protocolarias reglamentarias de unas y otras autoridades, nos encontrábamos a la espera de poder salir a tierra de paseo. Una vez regresó el comandante a bordo, se reunió con el segundo y con los oficiales en su cámara; seguidamente ordenó al oficial de guardia “llamada y tropa”, leyendo los oficiales de las brigadas diversas instrucciones que debíamos tener presentes en tierra. Una de estas instrucciones era de que no podíamos salir a tierra más de cuarenta hombres de la dotación y aprendices cada día o bien por turnos de cuatro horas. Se optó por salir por turnos de cuatro horas, de esta forma podíamos disfrutar todos los componentes de la dotación y escuelas de unas horas de asueto, de descanso y de compras, amén de dar satisfacción a nuestros estómagos degustando una opípara merienda o cena, así como fumar unas olorosas Farías conocidas con el nombre del “premier” inglés sir Winston S. Churchill, después del racionamiento que veníamos sufriendo en nuestro país. Continúa…
20 mayo 2013

Miguel Gómez dijo…
Sigue…
La ciudad de Punta Delgada estaba controlada militarmente por las tropas inglesas y norteamericanas, existiendo zonas prohibitivas para todo movimiento nuestro y de la población civil. No existían medios de diversión o distracción. Nuestros movimientos eran vigilados, cuando de nosotros nada podían temer. ¿Qué claras ideas podríamos tener de espionaje y acciones conflictivas?...Lo que deseábamos después de las duras jornadas de navegación era disfrutar de unas horas libres y felices, degustando aquellos chorizos de rajo de cerdo, que era el menú privilegiado para nosotros por su gusto y riqueza vitamínica, a más de ser económico para nuestras mermadas economías.

Así fueron discurriendo los cuatro días de estancia en puerto, entre el salir y entrar a bordo de los “cuarenta”. Por otra parte, no podíamos andar solos por lugares de dudosa condición y a oscuras, ante el peligro de ser desvalijados de todo cuanto llevábamos en bolsillos y paquetes. Algunos, además de ser desvalijados, les dieron una soberana paliza por el mero hecho de ser españoles.


A nuestro nombrado contramaestre de la toldilla le sucedió uno de estos percances, después de acompañar a una “rapariga” portuguesa. Pero no acabó todo así, si no encima lo tiraron al agua en las cercanías del muelle pesquero, siendo rescatado por unos pescadores portugueses que lo trajeron a bordo en lamentable estado. Como era de suponer, los mandos del buque denunciaron estos hechos ante las autoridades de la isla y del cónsul español.


Hace treinta y cinco años de estos hechos que son para muchos de los que aún vivimos momentos de recuerdos y también de nostalgias, cuando los cabellos plateados y la calvicie hacen mella en nuestro cuero cabelludo, agotados ya por el cúmulo de años pasados vistiendo el uniforme azul oscuro de nuestra Marina de guerra.  Publicado en RGM 1979 Autor. Arturo Souto Iglesias

Manuel Carrasco Rubio dijo…

Me ha sorprendido la noticia del ametrallamiento. Nunca la había escuchado.
Cambio de tema para preguntar, como se hacían las convocatorias de especialistas antes de 1960, pues fue en es año cuando comenzaron a contar las nuestra, desde entonces había dos cada año, en enero y julio, como yo entré en julio de 1962 nos llamaron la 6ª promoción. También ignoro si se sigue la misma cuenta desde entonces.
En este último caso, tal vez Arminio, como mas estudioso de estos temas y más moderno pueda responder, pero supongo que todo cambiaría al suprimir el servicio militar obligatorio.
Saludos.
20 mayo 2013
 Miguel Gómez dijo… Nuevamente por el lugar de las tertulias, ante todo mi saludo de cortesía, espero que estén pasando un buen día, que la oscura y larga noche no sabemos dónde está, pero que sin duda puede encontrarse a la vuelta de la esquina, por lo tanto disfrutemos al máximo el momento que nos ofrece el todo poderoso. 
Hace unos días alguien me preguntaba ¿Qué fue de aquel velero que junto al Galatea allá por el año 1922 se compro en Génova, al que le pusieron el nombre de Minerva?, no sé si esta pregunta me la hizo Arminio, o fue alguno de mis contactos galateanos, lo cierto es que no supe contestarle por carecer de la suficiente o nula información al respecto, esta pregunta me hizo pensar bastante, ya que vagamente algo se vislumbraba en mi memoria ya un tanto cascada.

Sigo forzando la computadora humana y alguna ramificación de mi cerebro bastante oculta u olvidada, se pone a tiro, empiezo a recordar que algo de esto había leído, pero ¿dónde?. Otra vez la máquina en marcha, no era capaz de recordar donde había sido esa lectura, ni que decir tiene que he visitado alguna biblioteca, mi tema siempre es el mismo la mar y solo la mar. 
Normalmente si no puedo hacer fotocopia de algo que me interese tomo nota con lápiz y papel, digo lápiz porque los bolígrafos a veces de estar tiempo en desuso fallan cuando más lo necesitas, bueno ya está bien de dar la paliza al grano; reviso los apuntes en mi mal ordenado baúl de los recuerdos, y encuentro un pequeño y viejo apunte que por cierto es muy corto, la verdad es que no sé de donde salió pero algo es algo.

Esa nota decía lo que sigue: El Minerva, que el de los dos era el más deteriorado, quedó afecto a la Base Naval de Marín (Polígono Janer), y al construirse la Escuela Naval se vendió a una concesionaria de carbones (Suárez), tras desmontarle los motores y llevarlos a la escuela de maquinas de El Ferrol, donde quedaron depositados para prácticas de los alumnos de maquinas. Años más tarde acabó en el desguace, después de servir, en ocasiones, como buque prisión.
Esta es toda la información que tengo de aquel legendario y compañero de nuestro Galatea, que al parecer era de similares características.

Quería contestarle a nuestro compañero y amigo Manuel Carrasco, puede que no sea yo el más indicado para hacerlo, pero de todas formas comento mi época. Había llamada a filas cada tres meses para el personal de reemplazo, 1º. 2º. 3º. 4º. En los tres cuarteles de instrucción o sea Cartagena, San Fernando y Ferrol, para los voluntarios había convocatoria para las distintas especialidades dos veces al año, ó sea cada seis meses en Julio y Enero, 1º. Y 3º. Curso. En el caso de los voluntarios era rotativo, cada seis meses era en un departamento marítimo distinto, en mi caso fue en Ferrol el 3º. Había una brigada solo para voluntario, allí ya empezaron a tratarnos distinto a los de más, creo que con más disciplina y dureza, pero de todas salimos airosos a pesar de ser más jóvenes que el resto.
 
A Castrillon solo quería recordarle que nos encontramos en la misma latitud y longitud de siempre, en el mismo lugar y con la misma gente, por si al regresar no nos encontrara, hacerle saber que el tiempo de los desertores hace tiempo que acabó, que no le dé más vueltas y que regrese ya de una vez.
¿Qué tiempos aquellos en que competíamos para conseguir un número redondo en este blog? Si Castrillon empiezo a creer que todo tiene un fin, pero que no sea ahora? Con mis mejores deseos para todos, saludos. Paz y Bien. 
21 mayo 2013

Manuel Carrasco Rubio dijo… 
Miguel: También en 1962 había cuatro reemplazos para el servicio obligatorio y dos convocatorias para especialistas, en enero y julio. Lo que parece que pasó es que a partir de enero de 1960 (1ª promoción) es que los especialistas se centralizaron en el CIM de San Fernando para el periodo de instrucción. Así "encaja" que a los que entramos en julio de 1962, llamaran la 6ª promoción. La mía.
Saludos.                                                                                                22 mayo 2013

Miguel Gómez dijo…  
Hola, que los vientos os sean favorables en este luminoso día, que la paz, la armonía y la salud se fundan en este crisol, cuyo resultado sea esa amalgama tan deseada por todos, esperando que el reparto de la misma sea generoso para con nosotros.

En esta ocasión voy a insertar un artículo que fue escrito y publicado en la Revista Naval, allá por febrero del 1966, por don G. Esteban Amor, por aquellas fechas era Capitán de la Marina Mercante.
Este articulo ya fue desgranado en este blog tiempos a tras, por nuestro amigo y querido compañero Castrillon, que fue uno de los integrantes de aquel viaje, tengo dudas de si el también, no menos querido amigo y compañero Gerardo, realizó este crucero de instrucción, creo que en este caso ambos tendrán algo que decir al respecto.

Este articulo más o menos viene a contrastar la veracidad de nuestros comentarios o vivencias en aquel mítico velero llamado Galatea, dichos comentarios lo hacemos siempre muy por debajo de la realidad, con el fin de no superar barreras indeseadas, y alejarnos al máximo del ego personal, o del protagonismo, que no nos interesa para nada, a ninguno de los que aquí participamos, de forma activa y desinteresada, en lo que se refiere a lo material, solo nos interesa la máxima difusión de nuestro añorado “ Buque Escuela de Maniobra Galatea” al que a pesar de los muchos años pasados, aún lo llevamos y lo seguiremos llevando en el corazón, hasta el final de nuestros días.
Gracias Manuel Carrasco por estar siempre ahí, eres breve pero constante, eres esa fiel persona al que tantas gentes desearían tener como amigo, pero no todo el mundo puede tener lo que quisiera, esta vez hemos sido nosotros los afortunados, una vez más gracias Manuel.  
23 mayo 2013

Miguel Gómez dijo… 
REMEMBRANZAS
No hace mucho tiempo tuve ocasión de volver a ver al buque-escuela Galatea. Me dijeron que ya no navegaba. Estaba frío, sin alma, y no sé por qué me dio pena y me embargó una gran nostalgia recordando aquellos días, ahora hace doce años, cuando airosamente le paseábamos por el océano Atlántico, a veces impulsado por vientos bonancibles que hacían flamear su velamen, y a veces atacado por fuertes galernas que obligaban a su mascarón a desafiar al Mar Tenebroso. Recuerdo que cuando se nos acercaba un buque mercante, éste se apartaba de su derrota para contemplar mejor aquel gran velero que hacia revivir tiempos pretéritos. Nos deslizábamos majestuosamente entre el gemir de la arboladura, todo el trapo desplegado y dejando una estela de singladuras plenas de actividad.

Sentí nostalgia, porque allí pasé casi un año y en este tiempo viví tantas emociones, tantas alegrías y tantas tristezas, que llegaron a unirme al latir del corazón de aquel buque. Y duele verle ahora silencioso, prisionero de calabrotes, cuando lo que merece es gloria, porque gloria fue lo que siempre dio a España.
A la sazón estaba mandado ese brick-barca por el Capitán de Fragata don Manuel González y Ramos Izquierdo. Si mal no recuerdo, éramos unos trescientos hombres a sus órdenes, sangre vital que movía todo.

Fue digno de ver cómo salimos de Hamburgo navegando a vela por el Elba, braceando el aparejo en cada revuelta del río, para poder el viento de la manera más conveniente. La despedida fue de apoteosis, acompañándonos por las riberas filas de ciclistas formando con sus jerséis los colores de nuestra bandera. O la revista naval celebrada poco después en la bahía de Cádiz, pasando en la noche ante el crucero Canarias, a bordo del cual se encontraba el jefe del Estado. Recuerdo que soplaba un levante fresco que impulsaba con rabia nuestro velero, como pidiendo por derecho un lugar entre otros buques más modernos. Sí, el Galatea tenía alma, y nosotros, todos nosotros, le insuflábamos una vitalidad de la que luego nos enorgullecíamos.

Habíamos llegado a Santa Cruz de Tenerife y nos encontramos con la sorpresa de que en este puerto y de punta estaba el “Mercator”, motovelero belga, muy bonito, aunque de porte algo inferior al nuestro. Nuestros mandos fueron invitados al “Mercator” donde presenciaron una exhibición de sus tripulantes en la maniobra de dar el aparejo. Al día siguiente fuimos nosotros los que acogimos cordialmente a los belgas, quienes tuvieron ocasión de presenciar nuestra perfecta preparación. No usábamos calzado ni cinturones de seguridad para subir a gavias, juanete o velachos, y recalo este detalle porque eran elementos usados por los centros europeos en sus maniobras.

Véanse doscientos muchachos trepando por la tabla de jarcia con la misma facilidad que si corriesen por una explanada. Y a la pitada de los contramaestres, repartirse por las vergas, botalones y cangreja. Éramos conscientes de lo que se esperaba de nosotros y no defraudamos. Había un muchacho destinado en el mesana, el malagueño Miguel Muñoz, a quien cariñosamente apodábamos la “mona del mesana”. Su misión era dar la escandalosa, a donde subía por donde había que subir, pero al bajar hacia circense exhibición de sus facultades. 
En más de una ocasión oí a un Oficial reprenderle por aquello, ya que era obvio que se exponía excesivamente. En aquella ocasión se supero así mismo, y quién sabe si en el fondo nuestro Comandante se sintió orgulloso por aquellos alardes de pericia y valor demostrados por uno de sus hombres.
Había que ver la majestuosidad del Galatea con todo el trapo desplegado. Navegábamos de Tenerife a la Güera, viento un largo por estribor, catorce nudos de marcha. Cogía su inconfundible escora, a veces provocada intencionadamente por medio de cuchillos, deslizándose por las aguas como un delfín y abriendo provocativamente el rumbo con su bauprés. Continúa…  
23 mayo 2013

Miguel Gómez dijo… 
Sigue…
Éramos un gran y bienavenido equipo, con mayoría de andaluces y gallegos. Reparando en algunos, encontrábamos al especialista Díez, que agarrándose a un rebenque y con los pie hacia arriba, subía a pulso hasta la mayor, o el pañolero de velas que se dejaba aporrear los bíceps, o al gran Muñoz, o al pobre Mourelo, que murió en Cádiz.

En Ferrol vi llorar a un corneta porque le habían destinado a otro buque. Al final influyó en el mando, probablemente por su cariño a nuestro navío, porque se consiguió que formase con nosotros antes de salir a la mar. También estaba el Alférez de Navío don Juan Berenguer, marino nato, hombre enérgico y cuyas bromas no todos comprendían. Han pasado doce años y nunca olvido la entrañable amistas que nos demostraba don José Luis Tato, y a la que todos correspondíamos, porque por todos era querido.
De San Vicente de Cabo Verde hasta San Juan de puerto Rico tardamos veintiocho días. Salimos con buen viento por el través de estribor, lo cual nos hace avanzar bastante durante las primeras singladuras. Pero en cuanto los alisios, que en esta zona sestean, perdieron intensidad al adentrarnos en el Atlántico, había días en que el aparejo permanecía inerte o con un ligero flamear. Durante el día soportábamos un calor tórrido, cielo cubierto de nubarrones que de vez en cuando descargaban una tromba de agua que aliviaba un poco el pegajoso calor.

Lo maravilloso eran las noches, aquellas noches tropicales con un cielo tachonado de estrellas y propicio para pensar en tantas cosas. Noches que envidiaría el poeta y que nosotros dedicábamos a pensar y a soñar, para al fin, sentir nostalgia de algo, de ese algo que cada uno guardaba para sí. Hacíamos muchas maniobras, y cuando el viento tenía alguna fuerza, viradas por avante y por redondo. Sobre todo la primera era emocionante. Había un punto crítico en los foques de los que dependía el éxito o fracaso de la maniobra.
Y a la llegada a San Juan de Puerto Rico. Con hambre de pisar tierra, el buque inmaculadamente blanco, buen viento y todo el aparejo dado, abocamos la hermosa bahía de San Juan. ¡Qué orgullo sentíamos al flamear de nuestra bandera mientras nuestro Galatea cortaba las límpidas aguas, volviendo a abrir los surcos que antaño hicieron otros españoles!. 
Se nos subió el corazón a la garganta al disparar las salvas de saludo, mientras en un convento situado en una colina unas monjas españolas nos saludaban ondeando nuestra enseña. Y la emoción sentida cuando los altavoces del buque desgranaron a todo volumen un pasodoble. No puede describirse en fría prosa lo que aquello fue.
Y ahora el Galatea está frío. Ya no suenan las voces de prolongar drizas de foque y contrafoque, o bracear en doce cuartas, o de tantas otras que mueren con él. Continúa…
23 mayo 2013

Miguel Gómez dijo…
Sigue…
Había a bordo un inquieto Teniente de Navío, don Joaquín Freire, cuya mente estaba llena de buenas y acertadas ideas. Éramos muchos a bordo y a veces, cuando los días en la mar se sucedían sin una aparente terminación, llegamos a ponernos un poco nerviosos. Un buen día me cogió don Joaquín y me comunicó sus planes, para los cuales solicitaba mi ayuda y colaboración, poniéndome yo a sus ordenes de todo corazón. En una semana quedó todo organizado. Se fundó “Nauta”, semanario donde colaborábamos unos cuantos y donde entre noticias de actualidad, tomadas de la radio o de la vida a bordo, se comentaban las impresiones del último puerto de escala, sacándole punta a cualquier rumor o chismorreo. Las quinielas nos tenían pendientes de la radio los domingos por la noche.

Un ochote, formado por unos muchachos vascos, nos deleitaban con los aires de su región. Lucha libre (bastante libre), espectáculos circenses y cualquiera que supiera hacer algo lo ponía allí desinteresadamente para solaz de todos. Sobre todo, lo que más éxito tenía era nuestro cuadro artístico, representando guiones más o menos adaptados al material de que disponíamos o a la urgencia de la representación. Todo ello nos daba unas horas de esparcimiento los domingos, haciendo más cortas aquellas singladuras. Se representaba a Ibsen o Shakespeare con más o menos acierto, pero siempre con la mejor voluntad, mientras la brisa tropical hinchaba el velamen y gemía la arboladura en demanda de nuevos horizontes.

Antes de llegar a Nueva York nos cogió una fuerte borrasca. Vientos contrarios nos obligaron a aferrar el aparejo y capear durante un par de días. Al final, entramos entre el pitar de remolcadores y sobrevolándonos varios “zeppelines”. Dos mundos se unían bajo la estatua de la Libertad. La turbina y la vela se daban la mano, muelle 44 de Brooklyn y tres días de esparcimiento en la inmensa ciudad. Hacía mucho frío y el día que salimos (24 de diciembre) se helaron las tuberías de agua dulce. Sangraban las manos al tener que halar la obencadura. A media tarde, maniobra general, y compensando la tristeza de no poder pasar la Nochebuena en puerto, la alegría de poner proa a la Patria.
Continúa....  
23 mayo 2013

Miguel Gómez dijo… 
Sigue… 
A las pocas horas de perder de vista los rascacielos de Manhattan, la temperatura sube considerablemente debido a la influencia del Gulf Stream. La vida en cubierta se hace más llevadera, pero poco nos dura el buen tiempo, porque el mismo día 25 por la noche nos azota un viento norte bastante duro y con mucha mar de costado. Amaina a los dos días y llegamos al 31 de diciembre, que se celebra a bordo alegremente. Fugaz respiro, ya que los partes meteorológicos anuncian la proximidad de una depresión que más tarde se convertiría en ciclón. Tenemos todo el aparejo aferrado, y como medida de precaución se refuerza con fuertes rebenques. El día 1 de enero de 1954, durante las primeras horas de la madrugada, empieza a soplar un fuerte viento del primer cuadrante, mientras los barómetros de a bordo bajan de una manera alarmante. A las pocas horas la mar arbola impulsada por un viento huracanado. Se arma el triangulo de capa mientras cuatro muchachos manejan la caña.

Tienen que estar trincados al sector porque montañas de agua barren la cubierta. Son relevados cada media hora, apareciendo calados hasta los huesos y con miradas de pavor, porque la mar se la teme y se la respeta. Por la noche del día 1 la enfermería rebosa de heridos. La pluma del barógrafo sigue deslizándose por una pendiente que parece no tener fin. Hacia medianoche da la impresión de que el buque no va a resistir; tal es el castigo que está recibiendo. Es tal la fuerza del viento, que arranca trincas y rebenques en las vergas y da el buque una escora muy peligrosa. La gavia alta es la primera en reventar con un estampido parecido a un cañonazo. En dos pedazos flota al viento, retenida por sus escotas. Una tras otra las velas son arrancadas de sus vergas.

Esa noche la tripulación del Galatea demostró que era digna de él. Un grupo de veteranos, armados de cuchillo y pasador, suben a los palos, se deslizan hasta los penoles, mientras los reflectores del puente iluminan la arboladura con su destrozado velamen, semejando fantasmagórica aparición. Unas tras otra son libradas las vergas, volviendo a adrizar el buque. No sé si aquellos hombres se dieron cuenta del valor de su hazaña.
Todavía conservo una grafica barométrica de aquel ciclón, donde puede apreciarse una cerradita uve, y por las características que tuvo, no se encontraba muy alejado el vórtice que nos puso en tan comprometida situación. Capeamos hasta que la mar se hizo manejable, arribando a Punta Delgada a repostar, y pocos días más tarde entramos en El Ferrol después de un viaje en que hubo de todo.
Será que todos envejecemos y hay necesidad de reponer el material gastado, pero ¡qué pena da y cuanta nostalgia ver así al Galatea!
G. Esteban  Amor. Capitán de la Marina Mercante. 
23 mayo 2013

Arminio dijo…
Buenas tardes a todos, espero que me sepáis disculpar, pero apenas doy a basto con todos los quehaceres de esta cubierta.
Espero que cuando pesquemos a Castrillón, le vamos a poner en la jarcia de espaldas a la mar hasta el amanecer, nada de subirse a la cofa a otear el horizonte, pues se acomoda en el rádar y ahí se las dan todas.
Respecto a lo aludido por Manuel, he de decirle que las promociones de especialistas evolucionaron en consonancia con las necesidades de la Armada y por lo tanto ya no se sujetaban a un ritmo marcado en años anteriores. Por lo tanto en mi período se convocaban dos veces al año, que coincidían con principios de año y septiembre. Las promociones ingresaban en el Cuartel de Instrucción en noviembre y junio para entrar en el Galatea después de verano y a principios de año.
En cuanto a Miguel, le doy la enhorabuena por los escritos que está rescatando, pues son muy necesarios, para el proyecto, que se está gestando. Hay que darle una medalla por el trabajo tan bueno que está haciendo. Lo que si le pediría es que me diga la procedencia de los tiulos anteriores ( submarino, veña, veña, los 40 de Punta Delgada etc...
Bueno un saludo a todos y a seguir con la tarea.
23 mayo 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…

No Miguel, yo no estuve en el Galatea en esa época, yo embarqué en Marzo del 1955. El que sí estuvo en esos tiempos fue nuestro comandante Castrillón.
Impresionante relato, magistral relato, único y tremendo relato. Me falta de todo para plasmar lo que he sentido al leerlo. Muchas de las sensaciones parecía que estaba viviéndolas nuevamente. Una vez más te felicito Miguel. Sin ningún genero de dudas eres un estudioso impagable. ¡¡¡¡¡Qué tío más grande eres!!!!! Siempre he dicho, y lo seguiré diciendo, que encontraros a vosotros ha sido una bendición del Cielo, sois todos geniales. Si tuviésemos que pagaros vuestras altruistas colaboraciones, no habría suficientes euros en el banco Europeo.

Suscribo todo lo que dice D. G. Esteban Amor. Esté donde esté, le envío mi más sincero y entrañable agradecimiento. Cuando narra Vd. ese pasodoble que se escuchó en la cubierta... pues es que esa situación la he vivido yo, y como dice, muy bien, el corazón se paraba en las gargantas de todos nosotros. Sentirse español es un orgullo, sí señor, dígalo Vd. bien alto, que lo puedan oír todos.
Arminio dice que hay que darte una medalla, yo te llenaría el pecho de condecoraciones, te lo mereces. Repito, gracias Miguel.
23 mayo 2013

Manuel Carrasco Rubio dijo…
Perdona Arminio, pero no entiendo eso de entrar en el Galatea después del verano y a principios de año. Supongo que te referirás a quienes optaban por la especialidad de Maniobra, pues se por un contacto de los años sesenta, pero después que yo y que también eligió Artillería, que del CIM de San Fernando pasaban directamente a las respectivas escuelas. O sea, que ya había desaparecido el llamado Periodo de Ambientación de tres meses en el Galatea.
23 mayo 2013

Arminio dijo…

Me refiero a los especialistas de la Armada, ya que tan solo había dos exámenes al año, para ingresar como voluntario especialista, en mayo y si aprobabas, hacia mes y medio de instrucción, y en agosto de vacaciones, y el 1 de septiembre, en mi caso al Galatea.
La otra convocatoria era a final de año y si aprobaban, cuartel de instrucción y luego escuela, o sea al Galatea a principio de año.
Ejemplo cuando a los seis meses yo aprobé para cabo segunda eventual, Meizoso que es seis meses más moderno, ingresaba como especialista en el Galatea. Cuando yo salí al año cabo segundo especialista, Meizoso salía cabo segunda eventual y le quedaban otros seis meses de curso para salir cabo segundo.
Por lo tanto había dos convocatorias al año, ya no era obligatorio pasar por el Galatea, tan solo pasaban los marineros de reemplazo, destinados al Galatea, o que hacían el curso de cabo verde, de faenas marineras.Un saludo.
23 mayo 2013

Manuel Carrasco Rubio dijo…

Creo que me queda claro, pero expongo como era en 1962 y unos años después. Todo arranca de nuevo en 1960 y se hacen también dos convocatoria de especialistas anuales: Enero y Julio, por tanto yo que entré en julio del 62 pertenecí a la 6ª convocatoria.
Cuando entrabas te hacían un examen y si aprobabas te daban la equipación y una V de tela roja en el brazo izquierdo, como voluntario y hacías tres meses de instrucción. Seguían tres meses para todos en el Galatea, como Periodo de Ambientación. Distintivo y gran V roja invertida de un tejido de los galones de cabo y nos llamaban Aspirantes Especialistas.

En el Galatea decidías especialidad. Si escogías Maniobra continuabas allí y si no a las respectivas escuelas. Los primeros seis meses portabas una tira roja en un brazo y encima el distintivo de la especialidad. Te consideraban ya Especialista. Pasados esos seis meses, en la misma escuela, ascendías a cabo segundo Alumno y así continuabas estudiando otros seis meses. Terminado ese periodo ibas a los destinos definitivos, normalmente a los buques de guerra, donde permanecías dos años como cabo especialista ya como profesional.


En total, tres años y medio, luego ascendías a cabo primero u optabas por retornar a la vida civil, como fue mi caso. (Tuvimos suerte, porque nosotros firmamos ¡6años! y por una ley los dejaron en tres, menos a los que estábamos en el Departamento de Cartagena que nos obligaron a tres y medio)

No se si ha quedado claro o me he "enrollao", pero lo que se por alguno que estuvo pocos años después (pero en los 60), que ya solo iban de especialistas al Galatea directamente desde el CIM los que habían elegido Maniobra. Entiendo que esto solo tiene la importancia de dejar constancia de un proceso en determinada época de la Armada. Saludos.
23 mayo 2013

Miguel Gómez dijo…
Hola, mis compañeros ex–galateos y de mas seguidores de este espacio, como es de costumbre en mis comentarios, antepongo mis deseos de felicidad para todos, y nuevamente así lo hago.
Después de una pequeña pausa de unos días, a la que al parecer ha sido contagiosa, me pongo de nuevo a teclear con el ánimo de seguir dejando esa blanca estela por la popa de nuestro entrañable velero, es cierto que hemos pasado unos días de fuerte marejada, debido a fuerzas extrañas, pero no hemos zozobrado, lo que no puedo asegurar es si ha habido algún naufrago, de todas formas el tiempo lo confirmara.

Contestando a Arminio y Gerardo quiero decirles que agradezco sus halagos y calificaciones, bien sabéis que yo no soy digno de condecoración alguna, que solo hago lo que hacen todos, que es aportar lo que buenamente puedo, ya me gustaría aportar mucho mas, pero es sabido que llevamos así como cuatro años haciendo comentarios acerca del Galatea, y aunque el tema da para mucho no es menos cierto que nuestras vivencias más o menos ya están expuestas, y los recuerdos restantes empiezan a resistirse a nuestras memorias, pero de todas formas aquí estamos esperando algo nuevo que nos refresque la mente.


En el viaje que hicimos allá por el año 1958 a Martinica, atracamos en Fort France su capital, un día de aquellos estaba de guardia, por lo que no podíamos salir de paseo atierra, era por la tarde después de la salida de las visitas a bordo, decidimos hacer una recolecta para comprar frutos de la isla y hacer una cena extraordinaria, en estos puertos era habitual que se acercaran al muelle coches con remolques cargados con distintas mercancías para su venta.


El caso es que fui yo el elegido para hacer la compra, pero no pude hacerla porque no les entendía ni papa, no sé qué idioma hablaban pero a todo le llamaban “nanas” pero con su acento indígena, me di por vencido, los compañeros que estaban en la borda viendo el mercadeo se divertían a mi costa, hasta que pedí ayuda desembarcó mi amigo Oscar el canario (q.d.e.p.) que hizo una compra extraordinaria y hasta le sobro dinero, hicimos una cena que nunca olvidare, hasta compro algunas botellas de Ron, son momentos que siempre perduraran, éramos una familia muy unida de lo que solo nos quedan recuerdos a los que aun seguimos en este mundo, porque muchos de ellos ya marcharon en su último viaje.
Con mis mejores deseos de felicidad, gracias a todos por seguir ahí, saludos.
29 mayo 2013

Castrillón dijo…

Hola a todosss, ¿como estáis? ya hace tiempo que os echaba de menos, asi que ya veo que no hubo ninguna sublevación para arrebatarme mi merecido mando, pero si observo que detrás de mi os marchasteis todos de vacaciones, pero lo tendré muy presente.!!!!! Arminiooooooooo!!!!!Ureñaaaaaaaaaaa¡¡¡¡¡¡ y también a vosotros que estáis debajo del toldo tomando el fresco, salir a cubierta y !venga ha trabajar y tu ordenanza Miguel sirve un buen refresco y el periódico, que estoy en mi tumbona en la toldilla.

¿Alguien recuerda de los bocadillos más simples que muchas veces se comían,? consistían en un trozo de pan abierto por la mitad, y se echaba aceite y azúcar, estaban riquísimos, enseña más la necesidad que la universidad.

Lo mejor que conocíamos, de tierra eran las estaciones de los trenes, cuando salíamos con permisos, aquellos lentos y humeantes trenes que al llegar a una estación, se paraba y tenia que hacer el relleno de agua para el vapor, momentos que nosotros aprovechábamos para salir a tierra, en muchas estaciones teníamos que hacer transbordos, a la espera que llegara el tren que se dirigía a nuestro destino.

Se echaban horas de espera, pero en esas estaciones, nos juntábamos con otros amigos que coincidían con nosotros en los permisos, también eran lugares de despedidas y penas al dejar a los nuestros, ! si¡ las estaciones ferroviarias tenían en nuestras mentes y vidas un lugar privilegiado, llenas de historias, todos hemos pasado por varias de ellas, serian muy largo de contar esos momentos vividos en esos lugares que, duraban hasta dos horas de espera para conectar con otro tren lleno de carbonilla, al cuál cuando veíamos de lejos y oíamos aquel silbido de vapor, levantábamos nuestras cabezas, y enseguida cogíamos el saco y a embarcar, eran momentos de alegría, y de despidos los unos de los otros, hasta la vuelta de viaje que nos encontrábamos en las mismas estaciones.


En una estación que paramos, yo y otros más, por querer conocer un poco los lugares cercanos a la estación, se nos pasó el tiempo y perdimos el tren. ¿ Creéis que nos enfadamos? pues ! no ¡ lo pasamos pipa, hablamos con el responsable de la estación y cuando salio un mercancías con madera nos embarcó en el mismo, y tema solucionado.

Bueno amigos todoooossss, todavía tengo que contestar a !!!UREÑAAAA¡¡¡¡¡, recibir todos un muy fuerte abrazoooo.
29 mayo 2013

Arminio dijo…

Bienvenido señor Castrillon, como ves está todo perfectamente y con un texto del que te he enviado el índice, a punto de terminarse, en el que aún faltan la página de Ureña y Manuel, en la que deben hablar de lo que piensan del Galatea y de este proyecto, ya le envié una copia de las nuestras para que lo hagan parecido.

Como ves entre Miguel, Manuel y Ureña estamos viento en popa, con algunos merecidos descansos, pero todo en estado de revista, pero claro ya echábamos de menos a nuestro comandante, pero por fin ha llegado. Como hablas de los bocatas, te he de decir que en un trozo de pan se le quitaba la miga, se echaba aceite de oliva y azúcar y se tapaba con la miga, y ya estaba el bocata.


También tengo que decir, que cuando sacaron las tarrinas de Nocilla y la leche condensada en tubo, pues en la de lata entraban las cucarachas, al tener abiertos por los dos lados los envases, pus con esas dos cosas ya teníamos el sustento. Co agua caliente, la leche condensada, y el pan que nos daban calentito a cualquier hora, ya teníamos un suplemento alimenticio para superar la dieta del rancho.

En cuanto a los trenes tengo que contar, pero me da corte, decirlo aquí, pues al ir de Madrid a Cádiz al cuartel de instrucción, el tren salía a las 21.00h y llegaba a las 09 de la mañana, pues que casualidad que viajaba en nuestro mismo vagón una excursión de universitarias que lo hacían en literas, pues era un ir y venir de nuestro compartimento al suyo. Ya no puedo contar más, el resto lo dejo a la imaginación de cada uno.

Un saludo a todos y espero que los que nos leen se animen a escribir y creo que el señor Castrillon, debe de pedir permiso para el siguiente “franco océano” pues en este debió de ir a remo, por lo que ha tardado en volver.
29 mayo 2013

Castrillon dijo…

Hola de nuevo a todos, después de unos sesenta años de distancia, éramos unos imberbes, recién salidos de nuestros nidos, de nuestras casas. Pensábamos como adolescentes, hablábamos como adolescentes y nos portábamos como adolescentes, y poco a poco fuimos formándonos y creciendo en ideas, comportamientos y nuestras voces iban cambiando de tonalidad, ahora han pasado esos sesenta años, y hoy mismo, hace media hora estuve hablando con un compañero de aquella época, que también había embarcado en aquella galera llamada Galatea.

Como digo, hoy estuve hablando con Gerardo Ureña Massa, la última vez que oí su voz fue en el año 1.955, a bordo del Galatea, vuelvo a decir, éramos unos mozalbetes muy jóvenes, teníamos otra fisonomía más joven y fuerte, ! han pasado sesenta años ¡ y he vuelto a oír su voz. Cuando hablaba con él ya no era su voz de joven, así como tampoco la mía, mucho hemos cambiado, un reguero de pensamientos venían a mi mente, estaba viendo a aquél joven amigo y compañero corretear por la cubierta y los palos, subiendo y bajando.


Desfilando todos aquellos tiempos por mi cabeza, yo quería hablar sin parar, como queriendo recuperar el tiempo pasado de ese silencio, pero también él hablaba, y contaba cosas que se atropellaban en mi mente con las mías, fue una charla con sesenta años de retraso, tantas cosas queríamos decirnos que no fuimos capaces a ordenar nada, simplemente un muy fuerte abrazo, por eso desde aquí a todos los compañeros de aquellos tiempos y a todos los amigos presentes de otros tiempos mas modernos a todos un muy fuerte abrazo y que Dios os bendiga a todossssssss.

30 mayo 2013

Navegante polar dijo…

Por mi edad y mi ingreso en la Marina solo lo conozco por los comentarios de mi tío que en paz descanse, el Subteniente D. Diego Baños Peragón y mi padre, hoy en día Sargento Primero Radarista ya retirado, que en sus diferentes épocas de especialistas lo conocieron en su formación como especialistas y futuros suboficiales, y lo que pude ver en los años que he estado en la Escuela de Maniobra.

Pero me alegra mucho conocer esta página y felicito a su autor por el excelente trabajo. Una pena que para futuras generaciones de la Armada no se disponga de un buque de similares características, aunque me consta que se esta haciendo algo parecido en el J.S. Elcano de manera experimental. Lamberto Sesa Baños.

30 mayo 2013

Arminio dijo…
Buenos días a todos los navegantes habituales de estas singladuras, y en especial a Lamberto Sesa, primero por leer este blog, que se hizo para todos, y también por escribir.
Es halagador para los que hacemos este espacio, que nos felicites, de alguna manera se recompensa nuestro trabajo, pero más halagador es que te tomes el tiempo para visitarnos. Bienvenido a bordo. También extiendo esta respuesta a todos los que nos visitan, y también a los alumnos de la "Escuela", a ver si nos comentan algo de la actualidad de la especialidad de "Maniobra".

Aprovecho para decirte, por lo que he leído, que has pasado por la Escuela de Maniobra, te pregunto: ¿Cómo es la escuela sin el Galatea, ¿qué hablan sus alumnos del Galatea y de la gente que navegó en el buque. ¿Se comenta en las clases de maniobra la vida a bordo del Galatea. Bueno con eso nos damos por conformes, pero nos gustaría que nos contases alguna cosa más.
Con respecto a tus familiares, si nos dices los años en los que estuvieron en el Galatea, seguro que alguno de los que hacen que este espacio sea posible, nos comenta algo. Un saludo.
30 mayo 2013

Castrillon dijo…
Hola, recuerdo a un tal Baños, pero no recuerdo en que buque de guerra, si mal no recuerdo fue en el Crucero Almirante Cervera, y era conocido por el nombre de "Baños" a ver si recuerdas en que buques estuvo, yo, aparte del Galatea estuve en Destructores, dragaminas, corbeta Descubierta, Crucero Almirante Cervera, mira ver si estuvo destinado en alguno de esos buques.
30 mayo 2013

Miguel Gómez dijo…
Hola, Lamberto Sesa Baños, me sumo a mis compañeros y me hago participe de sus palabras, como bien han comentado nos sería muy útil las fechas en que tus familiares pasaron por el Galatea y otros buques de la Armada.
Esperamos que te sientas cómodo entre nosotros, si es que decides incorporarte a esta virtual navegación, sería un verdadero placer para los componentes de este blog. “Me gusta lo de navegante Polar”. Gracias por la visita.
30 mayo 2013

Manuel Carrasco Rubio dijo…
Me alegro las olas hayan empezado a rugir.
Perdón Arminio, pero no recuerdo en que tenía yo que colaborar para el próximo libro. En todo caso mi aportación sería escasa, pues solo estuve tres meses a bordo del Galatea. De todas formas colaboraría en la medida de mis posibilidades.
31 mayo 2013

Castrillon dijo…
Hola a todos, ahora mismo estuve ojeando algunos escritos anteriores, y, al llegar al escrito de fecha 23.05. de este año encuentro un relato fascinante que, me hirvió la sangre, este relato ya lo había escrito yo, pero doy fe de que el que lo escribió, un capitán de la marina mercante, llamado Esteban Amor, estuvo embarcado conmigo en esas fechas.
Efectivamente, no se aparta ni un ápice de lo sucedido, del temporal que cogimos antes de la entrada a Nueva York, que llegamos con retraso, y salió un zeppelín a buscarnos, y cuando empezamos a ver la Estatua de la libertad, quedamos fascinados, y atracamos en el muelle 44 de Brooklyn. El frío, y todo los demás que cuenta, lo hace con exactitud.

Lo de la gran bajada barométrica, lo he visto yo en una revista de la marina hace muchos años, en el que el citado Capitán de la Mercante hizo este mismo comentario, pero ya hace muchos años, no se, si estará entre nosotros, pero sí así es le doy un muyyyyyyy fuerteeeeee abrazooooo,
Pero, claro, todavía le faltan muchos detalles, que creo que los omitió para no escribir tanto, pero que seguro se acuerda de todo ese tiempo con todo lujo de detalles como yo lo recuerdo.

Cuanto me alegro de que aparezcan compañeros recordando aquellos viejos tiempos. De lo que sucedía en tierra no nos enterábamos, solamente de la mar y sus puertos.
Miguel, dime como has conseguido el comentarios al que me refiero anteriormente.
!!! Ureñaaaaa!!!! ¡¡¡dónde estásssss¡¡¡¡¡¡.
Ya he leído el comentario de Arminio, cuando viajó en el tren con unas chicas, bueno, parece que tuvo más suerte que, con aquella bella y augusta dama que iba en la proa del Galatea, que quiso seducir y le dio calabazas. jajajajajajaaaaaa.
Bueno a todos un muy cordial saludo y un muy fuerte abrazo.
31 mayo 2013
 



Miguel Gómez dijo…
Saludos matutinos para todos, que hoy sea ese día que todos deseamos tener, para su disfrute sin limitaciones.
Me satisface esta férrea actividad que se ha desencadenado en estos últimos días, una vez que se ha desperezado el comandante jefe todo funciona mucho mejor, sin duda de que su presencia dignifica y agiliza este blog, pero también es cierto que él ha estado mucho tiempo pasivo, por lo que ha recargado nuevas energías, las que intenta contagiar a los que no hemos tenido ni un solo día o muy pocos de descanso, los que hemos estado en las amuras mirando el tajamar que apenas se movía, si Castrillon celebramos tenerte nuevamente a bordo, aunque eso nos cueste algún que otro baldeo, muchas veces sin razón alguna que lo justifique.





Ahora que el viento es constante yo ya estoy al pie de la jarcia para hacer faenas en el velamen, como bien debéis de saber los que habéis navegado en aquel viejo velero, la subida a los palos siempre se hacía por barlovento, con el objeto de aprovechar la escora a favor, a la orden de arriba no habían normas establecidas, ni piedad para los más lentos, se pisaban manos en los flechastes y hasta cabezas si era necesario, lo importante era llegar si no el primero uno de los primeros, era orgullo propio el que no se podía contener, por cierto recordáis los nombres de el contorno de una vela cuadrada o redonda, os lo voy a recordar aunque no es mi intención dar clases a nadie, ni tengo los conocimientos suficientes para hacerlo, todo el contorno de un vela lleva un cabo cosido al que se le llama “relinga” las esquinas se llaman “puños”, la parte alta que se fija a la Berga se llama “gratil o envergue” los lados “caídas” la parte baja “ pujamen o luchadero”, por hoy ya es suficiente no me gusta ser el destacado ni el enterado de la clase, mis excusas por ello.





Castrillon contestando a tu pregunta que de donde he sacado el comentario del capitán de la mercante Don G. Esteban Amor, esto me lo envió un gran amigo, al que se lo agradezco sumamente, pero procede de la Revista Naval Militar, de febrero del 1966, puede que ya lo hubieras leído con anterioridad.
Deseando lo mejor para todos, intenten ser felices, saludos. Paz Y bien.
01 junio 2013





Castrillon dijo...
Hola a todos, Miguel, has detallado muy bien todo, y por lo visto el escrito del viaje a Nueva york, en el año 53, en el mes de diciembre, por el capitán de la marina Mercante, Estaban Amor, fue publicado en la Revista General de la Marina hace muchos años, efectívamente, yo he leído ese articulo en dicha revista, era mía, la tuve guardada durante muchos años, pero se me extravió y no volví a localizarla, estaba muy bien redactada. Es por si alguien tiene duda sobre que los escritos vertidos aquí son inciertos, por ello se puede demostrar documentalmente la veracidad. Además están los compañeros que estuvimos y que todavía estamos en esta vida y con muy buena salud, lo que uno escribe sobre esos actos lo ratifican los demás, y agregando algún olvido, pero yó doy fe de que todo lo contado en estos relatos son verdaderos y vividos por nosotros.





Miguel,tienes muy buena memoria. No se, si has conocido al teniente de Navío Don Amalio Graiño, era de Avilés, yo le conocía personalmente en la vida civil, lo mismo que al Alférez de navío don Rafael Zeñal, era de Oviedo y también conocía a toda su familia, este Oficial miraba algo por mi. El Oficial Lagóstena era el oficial de mi brigada, el que tenía nuestras cartilla de ahorros, al que, cuando llegábamos a un puerto, le pedíamos dinero y muy amablemente nos lo daba.
01 junio 2013





Gerardo Ureña Massa dijo…
He leído el último escrito en el blog de nuestro respetado y querido comandante, y como siempre hago con todos vosotros, pongo los cinco sentidos, y os puedo asegurar que los sentidos los tengo hechos fosfatina.
No puedo resistirme a la tentación, he leído un par de nombres y todos mis resortes emocionales han salido disparados con la fuerza de un obús.
Pregunta Castrillón a Miguel si se acuerda de D. Amalio Graiño. Miguel supongo yo que no lo conoció, al menos en el Galatea. Yo sí, y tengo de él recuerdos gratos. El teniente de navío (cuando desembarcó del Galatea creo que ascendió a capitán de corbeta). Graiño, era un hombre no demasiado alto, muy agradable en el trato y de grato recuerdo para mi. Hay un pasaje singular protagonizado por D. Amalio, que en su día ya comenté en este blog y que voy a repetir su relato, por aquello de mantener la memoria fresca y lozana.





Finales de Septiembre, año 1955, puerto y ciudad Bremen-Alemania. Frente al Galatea el velero alemán Pamir de triste recuerdo. Todos nosotros sabemos que naufragó siendo víctima de un temporal con toda su tripulación a bordo. En este blog se le han rendido honores en más de una ocasión por parte de Castrillón Miguel y Arminio.
Regresemos al Galatea. Primer día en Bremen, D. Amalio Graiño era el oficial de guardia. Los francos de paseo formamos en cubierta, como hacíamos siempre, para sufrir la revista de policía reglamentaria. Primeramente nos peina con la mirada el contramaestre de guardia. A continuación este le da el parte al oficial, y le dice el número de francos que forman.





Había oficiales que con la revista del contramaestre tenía suficiente, pero lo normal era que el oficial pasara la suya.
Cuando el suboficial le dice a D. Amalio el número de francos que forman, éste nos sorprende a todos y nos ordena que bajemos al sollado de popa y formemos para la revista. Una vez formados en el sollado nos dice que nos bajemos el pantalón dejando ver los calzoncillos. Todo aquel que tuviera "palomitas" y "peladillas" en los "chachis", se le invitaba a salir de la formación. Y, pienso yo, ¿No sería que D. Amalio creería que sus muchachos volverían a ganar otra batalla de Lepanto, pero esta vez con los alemanes? Si fue esto lo que pensó, el buen oficial se equivocó de medio a medio, por que... a caricias y besos nos comían, pero muy pocos pudieron tocar "El tesoro de Tarzán".De cualquier forma, todo esto no deja de ser un hecho nada nada normal.





De José Mª Lagostena no puedo decir lo mismo. Soy consciente y sabedor que tú José María tienes mejor opinión que yo de Lagostena, pero...hay un motivo que yo presencié y no me gustó nada.
Navegábamos, D. Jesús Fraire, contramaestre de cargo del Galatea sentado en aquel banco en la banda de babor, yo de guardia barriendo la cubierta con una maravillosa escoba de brezo; Lagostena venía de proa y al pasar frente a D. Jesús se para y lo pone firmes por no levantarse cuando pasa un oficial.





El marinero Gerardo, presenciando la escena, todo muy edificante. Yo con Lagostena siempre procuraba cuando podía, evitar el cuerpo a cuerpo, y esto a veces no era posible. No me gustó aquello. Contemplar y ser testigo en primera línea, abrazado a mi magnífica escoba de brezo, tan mona y tan "chipi-churri" ella, de como un casi barbilampiño muchacho hacía salir al encerado a un señor que peinaba canas y lo castigaba sin recreo quitándole el bocadillo.Continúa…
03 junio 2013





Gerardo Ureña Massa dijo…
Sigue…
Pues que queréis que os diga queridos compañeros, no, mi estómago de entonces no fue capaz de digerirlo, el de hoy menos aún.
El bueno de Miguel no dejará nunca de sorprendernos gratamente. De repente en la guardia de media y después de tomar la sopa de ajo, nos "arrea" una magistral lección de los diferentes y generosos nombres que componen una vela cuadra.
Genial como siempre Miguel; y no te hagas el "repipi" diciéndote e ti mismo que no te las quieres dar de sabiondo. Ya te lo digo yo. Eres un tío grande. A mí me alegras el cuerpo de forma increíble.





Por cierto Miguel, tú que sueles decir en algunas ocasiones, no acordarte de la sopa de ajo; te diré que hay un libro en el mercado, escrito por una famosa pluma, que habla de la sopa de ajo. Pero no sé si lo encontrarás, pues ya va por la décima edición y agotado.
Compañeros, no seáis "rácanos", abrir un barril de ron añejo, ese que guardamos de Las Barbados. Tenemos mucho que celebrar. Ya tenemos nuevamente a nuestro comandante, y viene con ganas. Tenemos que aprovechar el momento y bebernos un barrilito de ron.
Hace unos pocos días recibo una llamada, me pongo al teléfono, digo el dígame de turno y me preguntan. -"¿Es Vd. Gerardo Ureña"?, respondo. -"Sí yo soy" -"Pero es Vd. el que estuvo en un velero de tres palos"? Os juro que estaba intrigadísimo, no reconocía la voz y esos segundos de angustia que pasan sin saber descubrir a la persona que te interroga, son enormes. -"Sí, yo estuve en un velero de tres palos. Ardía en deseos por saber con quién estaba teniendo esta conversación. De repente me dice -"Soy Castrillón". La alegría que tuve fue indescriptible, una inmensa borrachera emocional invadió todo mi ser y quería decirle tantas cosas que mis torpes palabras salían de mi boca atropellándose unas con otras.





¡¡¡Qué momento tan dulce y mágico!!! Es difícil plasmar en una cuartilla tanta emoción.
Estuvimos largo rato departiendo y me dijo.
-"Hace cincuenta y muchos años que no nos hablamos". -"Que razón tienes José Mª, le dije yo. Recuerdo que también le dije -"Doy gracias a Dios por haberme concedido la dicha de vivir este momento.
Lo cuento en el blog, por que quiero haceros partícipes de mi sana alegría, alegría que a veces pienso, no todos puedan entender, pero tengo la seguridad que vosotros mis inigualables amigos si comprendéis.





No me quiero despedir sin hacerle una pregunta al ordenanza de a bordo. Por que... a ver si os enteráis que tenemos al ordenanza más listo y completo del Universo.
-"¿Miguel le has quitado el espiche al chinchorro"? -"Que no se te olvide Miguel, que luego se entera el jefe y te pone tres baldeos.
Manuel, no te olvides de ponerle grasa a los cañones, piensa que el enemigo esta ojo avizor. A todos un fuerte abrazo.
03 junio 2013





Manuel Carrasco Rubio dijo…
Si Gerardo, la pólvora siempre está seca y los cañones prestos para el disparo.
¡Que coincidencia! Yo también, gracias a este mundo "mágico" he contactado con dos amigos de la Marina de quienes nada sabía desde finales de 1965. Con uno tuve recientemente una larga y grata conversación telefónica, por tanto me identifico plenamente con el sentimiento que sentirías cuando te llamó Castrillón.
Parece ser que Arminio nos tiene como "morosos" en los comentarios para el libro en proyecto, pero la verdad que no se como comentar algo, ya que mi experiencia a bordo del Galatea no tiene una vivencia ni remotamente parecida a las vuestras, pero claro, siempre hay recuerdos.
Saludos a todos.
04 junio 2013

Miguel Gómez dijo...
Hola a todos.
He tenido la difícil tarea de publicar esta respuesta a Pablo Delgado, tanto aquí en el blog como en Facebook, no ha sido nada agradable para mi, ya que se me pueden achacar muchas cosas, pero no de mentiroso, eso no.
Delgado Pablo: Amigo Miguel, el día que nos encontramos en Barcelona me pude dar cuenta de que mi libro era para los cuatro o cinco autores que sois; pero que en realidad el que se lleva los honores, es un señor que nunca navegó en el Galatea y los otros habéis navegado, poco más de un año, y que en vuestros comentario os hacéis pasar por los héroes, inventando historias que no son correctas, y que deshonoran a la Armada.

Don Manuel Gonzalez y Ramos Izquierdo, comandante del Galatea, era un gran militar, un marino fuera serie, como lo eran todos los oficiales y todos los contramaestres y de entre estos el de cargo Don Antonio Queiro, hombre sin igual. Que vosotros tengáis el valor de decir que en el temporal de Nueva York el comandante viniera a preguntaos cual era vuestra opinión, no me parece correcto. El comandante, cuando había temporal, día y noche lo pasaba: de su camarote a la derrota y de la derrota al puente. Yo que estuve tres años con él, si hablé tres veces con el comandante, eso fue todo. A quien le vais a hacer creer, que ese gran marino iba a pedirle su opinión a un peludo que solo sabía hacer, pelar patatas y limpiar metales.

Miguel: si yo tengo tanta pasión por ese extraordinario Galatea, también la tengo por esos grandes hombres y grandes marinos que eran nuestros superiores, que por desgracia muchos de ellos descansan en paz y eso hay que respetarlo. En mi poesía pongo: pasé frío, pasé hambre y malos ratos también, pero lo que me enseñaste eso nunca olvidaré; y eso es de ellos que lo aprendí.
En cuanto a Jaume Matamala yo lo considero como una persona muy correcta; si el viaje a Glasgoow no se hizo, fue a causa de vuestro comportamiento ¿por que no lo habéis cogido vosotros en mano? Un saludo ha todos Pablo Delgado Guerra. Publicado en Facebook, ayer a las 9:16
04 junio 2013

Miguel Gómez dijo…
Sigue… RESPUESTA
Hola, Pablo Delgado. Lamento tener que contestar tu comentario de fecha del tres del mes en curso, pero lo tengo que hacer, para dejar claro algunas alusiones que escribes en él, que creo que nada o poco tienen que ver con la realidad.
Primero, comentas que yo te compré un libro para cuatro o cinco autores que somos. Es cierto que este libro lo he prestado a tres compañeros, no creo haber cometido ningún delito, por el hecho de prestar algo de mi propiedad, ¿Quién no ha prestado un libro en su vida?, en cuanto a los autores, tengo que decirte que yo solo soy autor de mis comentarios, como este, no poseo esa magnífica actitud como para ser autor de nada más.

En cuanto a los honores que comentas, tengo que decirte que aquí no hay honores de ningún tipo para compartir, ¡¡tú cuida de tus amistades que yo ya cuidare de las mías!! Los amigos es lo único en la vida que puedes elegir, lo demás todo te viene dado, hasta la mujer es la que te elige, por eso selecciono muy bien con que amigos me quedo, y los que no me convienen, los desecho.
También comentas que el autor del libro, “Un Guiño al Pasado”, no navegó en el Galatea, que los demás hemos navegado poco más de un año y que en nuestros comentarios nos hacemos pasar por héroes, inventando historias que no son correctas y que deshonran a la Armada. Es cierto que el autor de este libro no navegó en el ya mencionado buque, pero no es menor cierto que hay grandes autores que no vivieron las obras que escribieron. En cuanto a lo que sólo navegamos poco más de un año no es cierto, para escribir esto creo que deberías estar más informado, de todas formas , si así fuese es, tiempo más que suficiente para ver y enterarse de lo que vale el percal, no se necesitan cuatro años para aprenderlo.

En lo de que nos hacemos los héroes con nuestros comentarios, esta es tu opinión particular, por lo tanto es tu problema si así opinas, ya que jamás me he considerado nada de nada, en cuanto a inventar historias incorrectas. Bien sabes que son verdades como puños y si no lo sabes es porque conociste muy poco al Galatea a pesar de tus cuatro años de embarque en él. Sigues con que es una deshonra para la Armada, eso también pertenece a tu opinión por lo tanto sigue siendo tu problema.

Sigue tu comentario acusador diciendo una serie de nombres, que no dudo de que fuesen excelentes personas, pero yo de estas personas no conocí a ninguna de ellas, no sé porqué me haces referencia a personas que ya no estaban cuando yo embarqué.
Hablas también del viaje a Nueva York, también tenías que haberte documentado antes de escribir esas palabras, el viaje a esta gran ciudad se hizo el 16 de diciembre de 1953, y yo embarqué en Septiembre del 1956, por lo tanto todo lo que me dices al respecto no tiene sentido alguno, pero al margen de eso, esas palabras que has escrito y has puesto como que nosotros hemos escrito en algún lugar no son ciertas, ya me dirás donde la has leído puesto que ni en el libro ni en el blog existen, por lo que ni tu ni nadie de tu entorno las pueden haber leído.

Continúa tu comentario acusador con algunas palabras que no tienen fundamento alguno, paja que carece de la mínima importancia como para seguir desmintiéndolas.
No obstante entiendo perfectamente tu posición, siento de verdad que sea así, pero en la vida cada uno coge el camino que cree que es mejor, aunque a veces cuando te das cuenta que no lo era, ya es demasiado tarde. De todas formas cuenta conmigo siempre que quieras, te sigo considerando un excelente ex-galateo pero…….Saludos
04 junio 2013

Castrillon dijo…
Hola, sois todos unos peludos a mi lado en el Galatea. Yo, embarqué el día 2 de septiembre de 1.953, y desembarqué de cabo segundo maniobra el día 26 de agosto, de 1.956, hice el viaje a Nueva York, era un perfecto peludo. Sí hemos pasado varios temporales, y cuando hemos entrado al Nueva York el dia 16 de diciembre de 1.953, atracamos en Brooklyn muelle 44, en la maniobra de atraque, fue cuando embistió el bauprés en un tinglado de madera ( se llama tinglado a los almacenes de mercancía en los muelles) ocasionando unos desperfectos en el mismo. La temperatura en aquella ciudad de era de 20 grados centígrados bajo cero, cuando salimos a la calle, nuestro grupo unos cuatro de Asturias, que todavía están aquí en Asturias, y eran más antiguos que yo, salimos con dos pantalones para amortiguar el frío.

Salimos de Nueva York el día 20 de diciembre del mismo año.
Hasta que procedente del Canadá se nos vino un ciclón que nos cogió de lleno en la madrugada del día 1 de enero del año 1.954. Los pormenores ya los sabéis todos, llegamos a Ferrol el día 15 de enero de ese año 54, fecha en que embarcó nuestro amigo Criado. El se acuerda bien de mi, lo mismo que yo me recuerdo de Pablo, el flecha, viéndole subir a poner la antena de la radio en el palo Mayor.
Tengo todo anotado en una libreta con cubiertas de cartón que yo tenia, y tengo la conservo muy bien, anotaba todas las incidencias que sobresalían de la rutina en la mar, en ella también figuran las salidas y entradas a todos los puertos, días de mar, días de puerto días de navegación, etc, bueno ¿ que os voy a decir que no sepáis?.

Pero eso si que digo bien alto y claro, los Oficiales, eran muy educados y humanos, no puedo decir lo mismo de algunos contramaestres, que para mi eran unos piratas, en su comportamiento, por lo menos para mi, pero como profesionales, eran de lo mejor, nos enseñaron con mucha dureza, pero vuelvo a decir, mereció la pena ya que nos lo enseñaron todos respecto para ser unos buenos Maniobra. A mi me sirvió de mucho a lo largo de todos mis años en la Armada, gracias a aquella dura enseñanza, lo digo y lo mantengo.

Como sabéis y es lógico ahora me encuentro retirado y aun conservo muy bien aquellas enseñanzas, aparte, como dije, las tengo anotadas en mi antigua libreta, por lo que puedo aportar varios comentarios de todos los puertos que visitamos.
Por favor, dejaros de discusiones inútiles que no nos llevan a ningún lugar, todos somos antiguos compañeros y por lo tanto amigos todos, lo mismo que Jaume Matamala, a todos un muy cordial saludo y un muy fuerte abrazo
04 junio 2013

Arminio dijo...
El mal compañero es a veces más peligroso que el enemigo. Por definición, las motivaciones del enemigo son predecibles, sabemos qué quiere y podemos inferir qué piensa: la animadversión salta a la vista. En cambio, el mal amigo tiende a ser más indescifrable, suele manejar una doble faz que no siempre se hace evidente y que en ocasiones nos confunde. Sin lugar a dudas, y aunque pueda parecer una contradicción, para la supervivencia personal, es preferible un buen enemigo a un mal compañero.

El mal compañero se delata de muchas maneras. Basta observar de manera realista y sin remordimientos su comportamiento, para que la enemistad oculta aflore en toda su intensidad y descaro.
El mal compañero no da refuerzos o da muy poco, no felicita ni muestra admiración. Le duela dar el brazo a torcer. Se cuida en el halago porque teme engordar el ego del otro, como si el reconocimiento fuera una forma de humillación
No es solidario, o es solidario a medias, que es peor. Suele jugar el papel de árbitro o de Pilatos: no toma partido y asume una objetividad inaceptable para quien considera amigo. Evalúa, juzga y duda de nuestras verdades, o simplemente guarda silencio cuando debe hablar. No nos apoya en los proyectos más importantes e incluso puede torpedearlos de manera solapada.

Se escapa cuando las cosas se complican y no le pone el pecho a la contingencia. En las malas, se esfuma misteriosamente, y en las buenas hace su aparición, es amigo por conveniencia, desertor de oficio.
El mal compañero va sumando pequeñas traiciones y engaños que pasan desapercibidos en un comienzo, pero con el tiempo se acumulan hasta que un día explotan. El problema es que el daño ya está hecho.
Nos recuerda los defectos cada vez que puede. Y aunque diga que es por nuestro bien, su verdadera intención es meter el dedo en la llaga. la crítica amistosa del mal amigo siempre está contaminada de morbo. No hay ternura ni cuidado, sólo ganas de resaltar lo malo. No hay delicadeza, sólo agresión.

El mal compañero es subversivo por naturaleza. Es un caballo de Troya que se introduce en nuestras vidas e intenta minar el orden mental. Con los malos amigos nunca hay paz de verdad, nunca logramos la sensación de estar a buen resguardo, casi siempre hay malos entendidos y cosas por aclarar y por tal razón, la relación se vuelve pesada, compleja y molesta.
La amistad tiene tres pilares básicos: alegría, tranquilidad y confianza. Si alguno de ellos no está bien cimentado, es mejor estar solo. Ese es el derecho que nos asiste. Cicerón decía: A los amigos hay que elegirlos bien.
Y por eso yo, al menos tengo esa oportunidad, la de elgir mis amigos, claro siempre que ellos también hagan lo mismo conmigo, o sea me elijan como suyo. Con respecto al señor Pablo, en ningún momento he criticado nada con respecto a su persona o sus obras, eso sí, él se ha despachado a gusto. Como se come esto señor Castrillon, todos somos compañeros, amigos, pero algunos no dejan de meter el dedo donde no lo tienen que meter y si les gusta hacerlo que se hagan críticos. Que pasa que en la Armada no tuvimos enemigos, éramos todos monjitas de la caridad.

He de decir y no me gusta emplear este medio para hacerlo, pues me gustaría hacerlo cara a cara, que en ningún momento nos dieron oportunidad para continuar con el famoso viaje, como dice Delgado que podíamos haberlo hecho. A mi personalmente me destituyeron de la organización de un plumazo, fue una orden tajante. Al día siguinte anuncié que ya no organizaba nada, por mandato del organizador y que él lo seguía haciendo. E incluso animé a los demás a continuar, pues merecía la pena para ellos. Yo no quería ser un estorbo, solo me hicieron apartar y me aparté. Eso fue todo.
Usted señor Pablo sabe solo lo que le han querido contar. No se meta más con nadie que nadie se mete con usted. Un saludo a todos y digo a todos.
04 junio 2013


Gerardo Ureña Massa dijo…
Carta abierta a Don Pablo Delgado Guerra
Respetable señor:
Mi nombre es Gerardo Ureña Massa, soy nacido en El Ferrol un 27 de Octubre de 1936. En el verano de 1944, tuve que emigrar con mis padres y dos de mis hermanos menores a estas benditas tierras valencianas, tierras en las que felizmente resido hasta que El Sumo Hacedor disponga mi partida al más allá.
Yo, al igual que usted, también embarqué en El Galatea. Pertenezco a la promoción del 1º del 55.
He podido leer su libro, y una vez terminada su amena e interesante lectura, deduzco que cuando el cabo Delgado desembarcaba de este singular velero, el “peludo” Gerardo Ureña tomaba su testigo para mantener viva la tradición, haciendo posible que los eslabones de la cadena sucesoria, siguieran firmes e inquebrantables.

El tratamiento que le voy a mantener a lo largo y ancho de este escrito, es el de cabo Delgado, respetándole en todo momento el rango al que se hizo acreedor a lo largo de sus cuatro años de permanencia en La Armada.

Los pocos maestros que tuve, y mis progenitores, me imprimieron una elemental educación para poder navegar por los procelosos mares de la vida, sintiéndome siempre orgulloso y feliz, por mi gran respeto a mi prójimo y a mis mayores.
Si mi memoria no me es infiel, creo recordar un escrito suyo en el blog de El Galatea, blog en el que los que participan son gentes da paz y buena voluntad. Y, si esta memoria me sigue respetando, yo afirmaría que usted nombró en libro titulado “El emigrante, camino sin retorno”.

Puede creerme si le digo que desde esa fecha, no he dejado de buscar su libro, siendo todas las gestiones infructuosas, pues una vez visitadas las mejores librerías de Valencia “y aquí las tenemos muy buenas” siempre me daban un no, por respuesta.

Como a mí, lo que me sobra es tiempo, nunca me dí por vencido, y entre mi tesón y los buenos amigos, he conseguido tener un ejemplar en mis manos.
Lo he leído, lo he leído todo con mucha atención y devoción, como siempre hago con las cosas del Galatea, y sinceramente señor, ahora entiendo porqué no lo encontraba en ninguna librería.
Personalmente, debo felicitarle y darle mi más sincera y merecida enhorabuena. Escribir un libro no es fácil, al menos así pienso yo. Usted ha sido capaz de llenar 283 páginas, algo que al que suscribe le aseguro que se le antoja misión imposible. También le admiro por su gran tesón, y le felicito por su abnegada y gallarda lucha. Sin duda puede usted presumir de ser una persona que se ha hecho a sí mismo. Parece ser que nada le fue regalado, todo cuanto ha conseguido, se lo ha ganado a pulso, plantándole cara a la vida con valentía y sin concederle tregua, ni darle nunca la espalda.

La suerte que también suele ser determinante en todos los recovecos de la vida, convendrá usted conmigo, que no se ha portado mal con su persona. Por su narración deja claramente que en este su viaje por la vida migratoria, siempre le acompañó su mujer, la persona que a juzgar por sus apuntes ha tenido un papel decisorio en las singladuras de su vida. En esto también le felicito.

Para no gustarle el juego ( a mí tampoco me gusta) ha jugado sus cartas de forma magistral. ¡¡¡Felicitaciones mil, cabo Delgado!!!Continúa...
05 junio 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…

Sigue...
Todos los nacidos entre 1931 y 1939 fuimos las generaciones que sacamos a España de la gran ruina que nos dejó nuestra maldita guerra civil. Somos “los niños más baratos”. La sociedad española tiene una deuda con esos niños. El desarrollo de los años 60 fue debido en gran parte a aquellos niños. El Ministerio de Educación también está en deuda con los autodidactas, niños que empezamos a trabajar con 10 y 13 años y no pudimos ir a la escuela. Somos los niños que más baratos le hemos salido al Estado Español. Nosotros no tuvimos becas ni ayudas de ningún tipo. Y con todo ese “bagaje cultural” sacamos a España de la gran desolación que nos dejó la guerra civil.

Fueron legiones los que como usted partieron un día a otras Tierras en busca de mejor fortuna, y como en todos los órdenes de la vida a unos les fue mejor y a otros peor, sin que podamos olvidar que muchos tuvieron menos suerte y jamás pudieron regresar a su inolvidable España, no pudiendo abrazar nuevamente a sus familiares y amigos.

Recuerdo, como si fuera ahora mismo que en Abril de 1955, El Galatea atracaba en Recife-Pernambuco, y en este puerto pude vivir en primera persona un hecho que me destrozó el alma. Conocí a un señor que todos los días que el barco permaneció en esta ciudad fue fiel a su cita con sus compatriotas. Era de Cataluña, alto, peinaba canas, le calculo unos 60 años; Lloraba como un niño, y cuando por los altavoces del Galatea ponían un paso doble. A muchos de nosotros se nos estrangulaba el corazón en la garganta, él, ya hacía años que lo tenía comprimido.

Estos emigrantes, a diferencia de usted señor Delgado habían cruzado el charco, siendo mucho más complicado un posible retorno a la patria.
Todos no nos podíamos marchar, alguien tenía que quedarse en nuestra patria para poder alimentar las mentiras de nuestros políticos de turno. Los que nos resistimos a partir más allá de nuestras fronteras, también fuimos unos grandes sacrificados, y la España que hoy se disfruta, nada tiene que ver con la que nos dejaron nuestros abuelos. Hoy, a pesar de la gran depresión que nos atenaza, este bendito país al que amo con locura, es infinitamente mejor que el que tuvimos que heredar.

Hay algo cabo Delgado, que no me gustaría dejar en el tintero, y es por este motivo que sin mayor dilación paso a comentarle. De todas las regiones españolas solo hay una que se me resiste. Extremadura, es la única región que desconozco, y en el nombre de Dios le puedo asegurar que este hecho me deja incompleto, pero también soy consciente de que todo no se puede tener. Lo que sí le puedo decir que he conocido y tenido compañeros de trabajo extremeños de los que guardo un inmejorable recuerdo. De cualquier forma, puede usted sentirse orgulloso de su Patria chica, ya que esta noble región ha sido cuna de grandes hombres que contribuyeron al engrandecimiento de España.


Le vuelvo a felicitar por su laboriosa y ejemplar vida civil, esa que usted cuenta en su libro con todo lujo de detalles, pudiendo tener la seguridad por su parte, que yo en ningún momento pondré en duda ni siquiera una simple coma de su relato. ¡¡¡Faltaría más!!! Porque...

¿Quién soy yo para poner en duda cualquiera de sus vivencias? ¿Qué autoridad me puedo atribuir para dudar de sus relatos? No, señor Delgado; Su vida es suya y de su familia y sus amigos, perteneciendo única y exclusivamente a es e círculo. Nadie, téngalo muy presente, nadie, es quien para dudar de su libro. Continúa...
05 junio 2013

Gerarado Ureña Massa dijo…

Sigue...
Un libro se puede leer si a uno le apetece, y a continuación podrá comentar si le gustó más o menos, pero... entiendo yo que no se deben pisar las líneas rojas de la decencia y del respeto. Así es como yo pienso y así lo manifiesto. Presume usted cabo Delgado, de haber sido el cabo 2º de maniobra más joven de La Armada Española, de permanecer los cuatro años el El Galatea, de tener los mejores mandos y a los demás nos hace usted de menos por ser solamente especialistas. ¿Alguien le quiere quitar sus merecimientos? Yo por supuesto, ni se me pasa por la cabeza. Vamos, que puede en lo que a mí respecta, dormir tranquilo.

Algunos no tuvimos... vamos a llamarlo, tanta suerte con los mandos. El que suscribe los tuvo buenos, menos buenos y malos, muy malos. En este tema, como en todos los órdenes de la vida, cada uno cuenta la feria según le va. Casualidades de la vida, yo cuando embarqué en El Galatea me destinaron a costado y botes siendo como era

un triste “peludo”, le puedo asegurar que el destino lo manteníamos impecable mi amigo “Güili” y yo. Todo esto, a pesar de la dura tacañería de material a la que nos tenían sometidos. Y durante el año que permanecí en ese destino, jamás recibí una reprimenda, felicitaciones tampoco me daban, los halagos no formaban parte del patrimonio de a bordo.

No tuvimos ningún cabo en este destino, dependíamos del contramaestre segundo Don Inocencio Pérez, natural de León. Deduzco yo que al desembarcar usted, este puesto lo dejaron sin cabo, y le puedo asegurar, por mi vivida experiencia que no hizo ninguna falta. Esto no me lo ha contado nadie, esto lo he vivido yo en primera persona del singular y le puedo jurara de rodillas, con la mano derecha en La Biblia que todo lo que digo es cierto y bien cierto.

De los cabos maniobra que formaban la plantilla del Galatea, recuerdo con afecto al cabo Jubia, era el responsable del palo mesana, siendo su contramaestre Don Pablo San Emeterio, hombre al que también recuerdo con respeto y afecto. El cabo 1º Seijo, hombre bonachón y corpulento, que en Enero de 1956 ingresa para el curso de suboficiales, siendo ascendido y destinado al CIM de Ferrol como instructor en Enero del 57.

El cabo cartero, creo recordar que era Preciado su apellido. El cabo 2º Gil,de ingrato recuerdo para el que suscribe, mejor no decir nada de este personaje, el cabo de compras, del que no soy capaz de recordar su nombre.

Recuerdo con admiración y respeto a Aquilino Álvarez Miniño, cornetín de órdenes del Galatea responsable de pintar a pistola, rebajado de servicios y dependiente del condestable Don Manuel Fontanilla, hombre pelota y miserable. Este hombre además de ser el condestable de cargo, era el responsable del pañol de pinturas.
Aquilino era un hombre poco ilustrado, pero muy querido y respetado por todos nosotros, y hacía unas preciosas maquetas del Galatea, maquetas que luego vendía a quien quisiera y pudiera comprarlas.

En los más de 30 meses que viví en El Galatea, pude compartir vida, alegrías, hambre, frío, calor, penas, miserias y un rosario más de vicisitudes que a usted supongo, no necesito contarle, pues no en vano su tiempo en este genial velero fue superado al mío por 18 meses.

Vivas en mi memoria permanecen los que compartieron todas estas aventuras conmigo. Hoy puedo, y doy gracias a Dios por tener la suerte de disfrutar todos los dias de la gran compañía de José Mª Castrillón Mesa, Miguel Gómez Ruiz, Arminio Sánchez Mora y Manuel Carrasco Rubio. Con Castrillón y Miguel compartí vida y viajes. Con Arminio y Manuel no, pero el primero no es culpable de no navegar en el Galatea, y el segundo tampoco tiene ninguna verruga en la nariz. Solo puedo decir, que los dos son personas maravillosas de las que cualquier ser humano normal se sentiría feliz de tenerlos como amigos.
Porque señores, Arminio embarcó en el velero cuando éste no navegaba, pero sabe más del Galatea que muchos que se hacen pasar por sabios de la vida, cuando la cruda realidad, es, que no tienen ni zorra idea de nada. Continúa...
05 junio 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…

Sigue...
En la página 29 de su libro, dice usted lo siguiente: uno de ellos, Antonio, al ser su familia de Cádiz, conocía las dos escuelas de “Flechas Navales” que solo existían en España, una en San Fernando y la otra en Sanlúcar de Barrameda; las dos en la provincia de Cádiz.
Debo decirle y le digo a usted señor Delgado, que en esta su afirmación, comete una falta a la verdad. Y con gusto respeto y sin acritud, procedo a aclararle con mucho gusto.
En La Malvarrosa (Valencia) existe una calle que se llama Antonio Pons, en el nº 9 de esta calle, el que suscribe vivió con su numerosa familia durante 4 años. Pues bien cabo Delgado, muy cerca de la que fue mi casa en ese periodo, en la misma calle, en la acera de enfrente, transversal a la cale Cavite y haciendo esquina, había una escuela de Flechas Navales, y en tiempos de verano se ampliaba a la que había sido la vivienda en su día del célebre y republicano escritor valenciano Don Vicente Blasco Ibáñez, encontrándose dicho chalet en la célebre y conocida playa de La Malvarrosa.

Algunos de estos flechas ingresaron como marineros voluntarios y algunos regresaron a sus casas después de haber presentado sus renuncias correspondientes.

Muchos de estos muchachos, fueron compañeros míos en el barrio. Ignoro si además de Valencia y las dos localidades que usted cita, había algunas escuelas más en España.
En la página 59 habla del café que compraron en Cabo Verde, unos 50 kilos, cantidad más que respetable. El café de caracolillo no es una marca determinada de este excelente producto. El café de caracolillo lo tienen todos los tipos de café, ya sean buenos, menos buenos y mejores o peores.
El caracolillo es un grano que ha nacido defectuoso, es decir, ha nacido jorobado, y en todas las variedades de café hay caracolillos.
Lo que supone que al no haber tenido su total desarrollo, posee más fuerza que sus hermanos de la misma especie, y esto le dota de un poco más de calidad.
Por otra parte le diré que como usted sabe muy bien, Cabo Verde está en África, y el café africano es uno de los menos buenos cafés de este nuestro globo terráqueo. En aquella época el café en España estaba intervenido por los gobiernos de turno, siendo este el que daba y quitaba los cupos, según sus caprichos y simpatías.

Por su región solía entrar procedente de Portugal, un torrefacto infame de la marca el camello, que los profanos en la materia solían ensalzar sin tener idea de lo que decían. La variedad de este grano era siempre Robusta de la peor calidad. He tostado algunos cientos de sacos en una determinada etapa de mi vida.

Le confieso cabo Delgado que tengo una curiosidad que me puede. ¿Cómo se las ingeniaban para embarcar tantos kilos de café? Porque en Cabo Verde no había puerto. Teníamos que fondear, y esto complicaba más las cosas, convirtiéndose en un riesgo añadido.

Con fecha 9 de Mayo del presente año a las 14:52:07 aparece un escrito en Internet que dice lo siguiente: “Delgado Pablo Buque Escuela Galatea un Guiño al Pasado. Yo, Pablo Delgado Guerra, fui el primer cabo 2ª más joven de La Armada con 18 años en la especialidad de Maniobra, entre los años 1951 y 1955, en los que permanecí fiel a todas las navegaciones en convivencia con todos sus mandos y tripulantes. A día de hoy puedo afirmar que sentimentalmente “nunca desembarqué”.

Con referencia a lo que en el libro se relata “Un Guiño al Pasado” tengo que decir que todo sería correcto, si no se refiriera al Galatea, incluso podría pasar por una buena novela, pero me molesta cuando se falsea realidad para obtener notoriedad o beneficio económico”. Continúa...
05 junio 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…

Sigue...
“Viví sus temporales, alegrías, penurias, por lo que creo que mi opinión tiene cierto peso sobre la del autor que nunca navegó en El Galatea, Aunque se apoye en testigos que navegaron, pero que solo hicieron el curso de especialistas. Yo que también pasé por ahí, empecé a conocer El Galatea una vez que fui miembro de la dotación con cargo de responsabilidad.”
“Todo ello queda relatado en lo que he dedicado tal como lo he vivido, en las 56 páginas de mi libro: El Emigrante Camino sin Retorno”.

Copiado literalmente con puntos y comas. Bueno...bueno...bueno... es usted un figura lanzando cuchillos, cabo Delgado. Que asombrosa capacidad de embestida tiene. A juzgar por mi justito y corto intelecto, lo único bueno que hubo en El Galatea fue su persona y los mandos que le tocaron en suerte. Los demás ¿Qué fuimos? ¿un accidente?¿un aborto, o quizás culpables y portadores de una odiosa peste?.

No hombre, no, esto no puede ser una pesadilla. Ya he dejado constancia de que mi gran amigo “Güili” y yo, fuimos sus sucesores en costado y botes haciendo bien nuestro trabajo y esto no fue cortapisa para que el barco siguiera navegando sin cojear.

No me gusta el menosprecio que hace a los especialistas de Maniobra, tampoco me gustan las gentes que hacen de menos a los semejantes argumentando que ellos fueron y son mejores. Tengo la impresión de que le invade una enfermiza obsesión en contra de todo lo que le reste protagonismo.

No, señor Delgado, las cosas no son así, al menos eso no es lo que me enseñó mi buen padre. Mire señor, los buenos historiadores que escriben libros, no vivieron esas páginas que tan magistralmente escriben.
Los buenos novelistas que son capaces de escribir esos grandes y magistrales libros, no son testigos vivientes de sus relatos.

Cervantes no era amigo personal de Don Quijote, ni conocido de Sancho.

Arminio no navegó en El Galatea, pero sabe más de estos temas que todos nosotros. Es un estudioso de esta materia, muy preparado, y sabe con absoluta solvencia donde tiene que poner los acentos. Y lo más importante, es respetuoso, educado, sociable e incansable y altruista.

Habla usted de beneficio económico. Tengo que reconocerle que aquí me ha pillado. Ignorante de mí que pensé en que este dato se le pasaría desapercibido. Pues verá, con los alegres beneficios de este bendito libro nos hemos comprado una mansión para cada uno de nosotros. ¿Dónde? En Formentera, muy cerca de la población de San Fernando, y para que no nos falte de nada, aprovechando que las ventas van muy bien, nos hemos comprado un Benlliure de 9 metros de eslora para cada uno de nosotros. De esta manera nos damos muy buenos paseos a vela, sacudiéndonos la morriña de tiempos pasados.


Y para que el diablo siga matando moscas con el rabo, este verano, si las ventas siguen a este ritmo nos pensamos repartir tres millones de euros por cabeza.

Alguien nos ha llamado quinteto. Ya no somos cinco, ahora hay uno más, seis, esto nos ha dañado ligeramente,l os beneficios a repartir, pues el número agregado también quiere mamar de la teta. Bueno, como la teta da para todos, pues... no nos queda otra que darle su parte.
Como crítico literario no tiene usted precio. ¿No se ha planteado ocupar una plaza de esa profesión? ¡Anímese, hombre!. Verá como tiene futuro. Continúa...
05 junio 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…

Sigue...
Dice usted que le molesta cuando se falsea la realidad. ¿Qué realidad, la suya o la nuestra? Le voy a poner dos ejemplos. Decir que solamente existen dos escuelas de Flechas Navales en España, cuando hay más, ¿no es eso falsear la realidad?
Decir una marca de café caracolillo cuando esto es un grano defectuoso, ¿no es eso falsear la realidad?.
Lo que pasa cabo Delgado, es que ningún jorobado se ve su “chepa”. Hacer crítica, destruir, no es difícil: el último peón de albañilería sabe hincar su herramienta en la piedra noble y bella de una Catedral. Construir: esta labor requiere maestros.

¿Sabe? Podría hacer de esto un folletín interminable. No lo voy a hacer. Solo le pido una cosa, tómelo como un ruego, o una súplica, nunca como una amenaza. Siga usted su camino y no se meta con nosotros. Somos un grupo de antiguos “galateanos”, que nos hemos felizmente reencontrado y estamos encantados de haberlo hecho. No deseamos hacer daño a nadie, y queremos ser respetados.

Y en esto sí somos exigentes, queremos la misma consideración que tenemos para con nuestros semejantes. Le deseamos lo mejor, y lo mejor es... eso lo mejor.
Somos conscientes que es mejor marino que nosotros. No nos importa, para usted todos los laureles, pero... déjenos vivir en paz los días que Dios tenga dispuesto a nuestros ya viejos y cansados corazones.

A Don Juan, Don Diego hirió,

y aunque arrepentido, luego
curó al Don Juan el Don Diego,
la cicatriz le quedó.
De esto a inferir vengo yo
que nadie, si es cuerdo y sabio,
debe herir, ni aún con el labio,
pues aunque curarle pueda,
siempre al ultraje le queda
la cicatriz del agravio.

El mejor ejemplo a seguir nos lo da Miguel Gómez Ruiz en Facebook y dice así:

“Me gustaría que cesara esa guerra abierta entre dos autores de sendos libros, que tratan del Galatea, creo que estos ataques nada dicen o muy poco a favor de los que un día pisamos la cubierta de aquel legendario y viejo velero, debo decir, y digo, que los galateanos de pro no se desprestigian; mas bien todo lo contrario, es cierto que esos misiles no se dirigen a mí, pero me pasan rozando y me molestan, creo haber leído todo lo que se ha escrito del ya mencionado buque que tanto nos une, y solo tengo respeto y admiración para todos sus autores”.
“Por otra parte hago constar que no me dirijo a nadie, ya que tengo serias dudas de su procedencia. Por lo que pido paz y armonía entre todos los “galateanos”, ya que nuestra bandera en La Armada siempre fue la del compañerismo”.
Y yo añado:
La espiga, rica en fruto, se inclina a tierra,
la que no tiene grano se empina tiesa.
Es en su parte, modesto el hombre sabio y altivo el zote.

(El Timonel del Galatea). Gerardo.

05 junio 2013

Manuel Carrasco Rubio dijo…
Lamentable, lamentable que la mar esté tan arbolada.
Yo no voy a "meter palos en candela", no es ese mi estilo y además yo fui un galateano de corta duración y cuando ya ese velero estaba amarrado al muelle del CIM del Ferrol, pero galateano al fin y sobre todo marino durante tres años y medio, dos de ellos en buques de guerra, etapa que me dejó su impronta de por vida, ese fue el único motivo de colaborar en este blog y contactar con personas que tienen los mismos sentimientos y como la experiencia me es grata pues aquí sigo.
Como lector entiendo que la literatura no tiene fronteras, se puede escribir sobre la propia experiencia, que parece ser el contenido de uno de los libros en litigio y eso seria algo así como unas Memorias, que indudablemente tienen su mérito, en especial para el protagonista, pero también se puede contar una historia de forma indirecta, recopilando los datos necesarios y entonces podíamos hablar del género de la Novela Histórica, ahora tan de moda, aunque sea sobre historia reciente.

También es este caso tiene su mérito escribir un libro. Por tanto no entiendo esta polémica y mi ánimo solo es conciliatorio entre todos los que algun día y de algún modo formamos parte de la Armada.

Por cierto, soy muy aficionado a leer Novela Histórica, en especial sobre el imperios antiguos y más reciente la que trata de los Cátaros y Templarios y en este caso he escuchado comentarios muy negativos sobre este género a de catedráticos de Historia. ¿Por qué? Es una forma de recrearse y de aprender y si luego se quiere uno ajustar a la realidad, pues para eso están los libros de consulta y ahora Internet. Por tanto, como decía un gallego amigo mio, cuando yo vivía en Bilbao y presenciaba alguna polémica:
"Haiga paz señores...haiga paz". Por supuesto, sabía que lo correcto era decir "haya".

Por cierto Gerardo, cada vez me sorprende más que te quejes de tu narrativa, cuando tiene una fluencia y riqueza de vocabulario, que si yo la tuviera no estaria escribiendo un simple blog de anécdotas y vivencias personales. Estaría escribiendo... ¡Un libro!.

Por cierto, hablas del café El Camello como de inferior calidad y que nos entraba por Portugal. No dudo que lleves razón, pero como yo fui un niño extremeño también en época de penurias, aun pocos años después que la vuestra, allí nos llegaba ese café y como los más dias me tenía que contentar con Malta (La Braña, la mejor malta de España) o Achicoria La Noria (de Cuellar, Segovia) a mi me sabía bien, tampoco tenía hecho el paladar para otras exquisiteces.
O6 junio 2013

Miguel Gómez dijo…Lamento haber sido el punto de mira de la discordia, causando esta pequeña marejadilla, que se ha desatado en este espacio, creo que no lo he podido evitar, ruego disculpas a todos los que se hayan sentido un tanto incómodos, con estas lecturas de los últimos comentarios.
Mis deseos para con todos siguen siendo de felicidad, creo que es el objetivo de todos, espero que ya haya llegado y lo estemos disfrutando en un punto alto de la progresión.
Agradezco la adhesión recibida, y dejo este tema por tratarse de algo que me incomoda profundamente, por lo tanto pelillos a la mar.

Gerardo eres único; con que señorío te paseas por el valle mágico de la literatura, dominando todas sus vertientes a la perfección, eso te lo digo yo que soy neófito en la materia, imagínate si tuviese conocimientos de causa y las palabras adecuadas lo que podría decir, es sorprendente lo fácil que haces lo difícil, al menos para mí.
Con un montón de letras haces verdaderas obras de arte, y eso para mí tiene un nombre “artista” si artista de las letras, por lo tanto permíteme que te felicite, Gerardo eres genial.

También he leído un comentario insertado por Gerardo, no recuerdo la fecha pero es reciente, en el que dice de sacar un barrilete de ron de esos viejos que tenemos muy bien conservados a bordo, para celebrar que nuestro Comandante Jefe está en el lugar que debe ocupar en este velero. Yo le pregunto ¿no crees que es excesivo agasajarlo con un buen ron solo por ocupar su puesto? ¿Con que lo celebraremos el día que deje de apuntarnos baldeos?. Además ahora tiene mucha bebida fresca porque yo ya le he enviado los barriletes que le debía, no es lo mismo pero son de buena cerveza, por ahora debe de estar cubierto, ese barrilete de ron de Barbados no lo tomaremos nosotros en el castillo, en nuestras tertulias.


Cuando estuve destinado en el C. Méndez Núñez, estando en la Carraca en dique seco, los botes estaban atracados en la compuerta de dicho dique por la parte exterior, era un día que entraba de guardia precisamente de botes, yo era el patrón de la falúa pero al no utilizarla el comándate tenía que hacerme cargo de todos los botes.

Voy a hacer el relevo a otro compañero, me dice sin novedad puedes entrar de guardia, yo hecho un vistazo por encima y faltaba un bote, se lo comento y se lo toma a broma, le digo que era cierto, lo revisa él y efectívamente faltaba uno. Le cambió la cara de color, le buscamos y estaba hundido junto a la compuerta del dique. Al subir la marea lo había cogido en un recoveco de la misma, al no poder flotar se hundió.
Damos parte a los contramaestres de ambas guardias, a él le castigaron no recuerdo el castigo, yo tuve que ponerlo a flote cuando bajó la marea, de no andar con cuidado el castigo hubiese sido para mí.
Con mis mejores deseos, que sean felices afectuosos saludos Paz Y Bien.
06 junio 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…

A mis buenos amigos galateanos
En estos momentos me disponía a salir de casa con el siempre gratísimo placer de visitar a mi hermano José Luis. Antes de tomar la puerta con el fin de encaminarme a su domicilio, me digo a mí mismo. -"Voy a encender el ordenador y ver si se ha producido alguna novedad."
Lo pongo en marcha, y primeramente le doy un vistazo al blog, veo dos escritos nuevos, uno de Manuel y el segundo de Miguel. Lógicamente los he leído, como siempre hago, y como siempre también, con la máxima atención. Me paro a pensar medio minuto y me digo. -"Tengo que contestarles, no les puedo hacer esperar, estos chicos son inigualables; yo no merezco todo el incienso que regalan tan abundantemente a mi persona." -¿"Pero qué les digo."? -¿"Cómo les puedo agradecer tanta inmerecida generosidad."?

No sé amigos, se me han agotado las palabras. Es tanto lo que quisiera deciros, que no encuentro el camino.

Manuel me elogia, Miguel me elogia, Arminio, además de elogiarme, me envía un correo y me invita a que cuente un día en El Galatea, Castrillón prescinde de llamar escritos y les cataloga de Epístolas. No, mis queridos y buenos amigos, son demasiados halagos los que me llegan de vuestras generosas manos, y conseguís que me ruborice con vuestros sublimes "piropos."
Siempre fui un fiel admirador de mi padre; él si que escribía bien, yo era un niño cuando solía llevarme a la oficina para ayudarle. Siempre me decía que me sacara el título de Graduado Social y de esta forma trabajaríamos juntos. Yo nunca le hice caso, y bien que lo sentí. Me encantaba leer los escritos de mi padre, siempre fui un enamorado de su ortografía y de su forma de escribir.

En este blog hay constancia de una carta que mi padre le escribió al General Franco, y como respuesta a esa "delicia", se presento una pareja de La Guardia Civil, en la calle de Antonio Pons, 9 de la Malvarrosa. Esa carta, cuya copia yo pude leer, fue una joya, y por más que la busco, no la encuentro. Bueno, pero ahora se trata de mí.

Yo me fijo mucho en vosotros, observo vuestros escritos y de ellos voy aprendiendo.

Así, que si os empeñáis en decir que soy bueno, pues es gracias a vosotros, vosotros sois mis maestros. Continúa...
07 junio 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…
Sigue...
Hay días que me pongo a escribir y al segundo renglón me quedo bloqueado. Otros días me despierto a las seis de la mañana y empiezan a lloverme ideas. Entonces aprovecho la visita de las hadas, y viendo que el riego sanguíneo fluye con más ligereza, me levanto y me siento a escribir.
Mil veces gracias Manuel por tus "piropos". Yo no sé hacer lo que tu y todos vosotros, con esta moderna técnica de la comunicación. Tus alabanzas son tan lindas, que esta vez llegan al cielo. Reitero, gracias.

Conocí la malta La Braña, y la achicoria La Noria y El Bosque, malta y achicoria también vendía en la tienda. Manuel para que tengas una idea de como era el café El Camello, te diré lo siguiente. Venía en unos paquetes rojos rectangulares, era tanto el torrefacto que le ponían a estos granos, que conseguían apelmazarlo de tal forma que cuando me traían algún paquete para moler, a veces las muelas, que eran de acero, patinaban y se hacía una pasta durísima. Debes saber Manuel que el café no es negro, es color café. Esto puede parecerte un poco "chusco", pero tiene un porque. El paladar, se nace con él, y las exquisiteces no tienen nada que ver con el poder adquisitivo. Puedes nacer pobre y tener un paladar exigente, y puedes nacer rico y carecer del buen gusto.


Al margen de todo está la necesidad, a la cual te tienes que amoldar cuando no tienes posibles. Yo también se lo que es la necesidad.

Miguel, con lo que tú me dices, lo de Manuel, Arminio y Castrillón, tendré que enmarcar con nubes celestiales vuestras lindezas y bondadosos además de generosísimos halagos. Ahora soy yo el que te pregunto.
-"¿Te has quedado a gusto Miguel."?
¡Qué bárbaro! qué cantidad de flores. Como dice Arminio, con amigos así se puede ir al fin del mundo. Los neófitos como tú, hacen escuela en mí.
Sigue así neófito, sigue así, que yo seguiré aprendiendo de ti. ¡¡Vamos, que te has pegado una "Larga Cambiada" espeluznante!!
Espero que mi hermano sepa disculparme la ausencia. Mañana le visitaré si Dios quiere.

Aviso especial para barcos mercantes y navegación de cabotaje.

En esta tripulación no tenemos "Palmeros", no los necesitamos. Recibid toda mi admiración, respeto y cariño acompañado de un fraternal abrazo.
"El Timonel de El Galatea" Fueron muchas horas de Caña a la Vía.
07 junio 2013

Anónimo dijo…
Les sigo desde hace tiempo y se que ustedes están escribiendo y cada vez mejor. Que andan por ahí pensando cómo crear historias maravillosas y fantásticas, de ese buque a vela, por eso quiero compartirles parte de mi historia. Soy un escritor famoso, pero sobre todo, un escritor que disfruta de crear y escribir. Les pido, por favor, que me dejen robar unos minutos al tiempo, para contarles cómo empecé a escribir, de dónde llegan a mí la inspiración y las ideas, y de cuánto disfruto la experiencia de crear nuevos mundos a través de las palabras.
Empecé a escribir cuando era un niño. Para entonces iba a la escuela como ustedes. Recuerdo que las primeras veces que me pedía la maestra escribir sobre algún tema, me resultaba difícil, pero cuando comencé a disfrutar de aquella tarea y a jugar con las palabras los temas llegaron de muchas partes y trataba de no dejarlos escapar. Lo que pasaba en mi casa, las locuras de mis compañeros, los problemas y las alegrías que vivíamos, mis amores frustrados, mis sueños imposibles y mi deseo de un mundo mejor.

Pronto me di cuenta que muchas de las cosas que ocurren a nuestro alrededor, simples y sencillas, eran una buena fuente para escribir. Podía inventar mis propias palabras y regalárselas a otras personas para que las usaran.

La verdad, para mí no existía una fórmula mágica para encontrar ideas y empezar a escribir. Yo siempre fui muy inquieto, hiperactivo y me llamaban la atención muchas cosas. Para mí era mucho más sencillo hacer preguntas que buscar respuestas. Pero... volviendo a mi infancia, cuando estaba en la escuela escribí mi primer cuento. Al principio no tuve mucho éxito. La verdad es que nadie le daba mucha importancia a mis escritos, pero eso nunca me hizo perder la fe de que lo que yo hacía era bueno. Porque era bueno para mí. Siempre he tenido mucha fe en lo que hago.

En esa época yo esperaba que me dijeran que mis escritos eran dignos de publicarse en un libro. Sin embargo, con los años aprendí que tenía que escribir, leer, revisar, corregir, reescribir, revisar y corregir mis cuentos muchas veces antes de quedar satisfecho y mandarlos a publicar. Sí, escribir es una actividad entretenida y muy creativa, pero ser un buen escritor requiere dedicación y mucho trabajo.

Sólo quise escribirles porque hace algunos años, bastantes ya, iniciaba como ustedes lo hacen y no quise pasar por alto la oportunidad de volver a recordar la emoción de escribir.

En cuanto a sus últimos escritos sobre un tema algo polémico, creo que tendrían ustedes que hacer oídos sordos, ya han contestado, con educación y hasta con demasiada cortesía, cosa que las otras personas provocadoras, no han hecho, y creo que eso les dignifica.

Animo con su excelente labor y olvídense de las críticas, ustedes lo están haciendo muy bien y están llevando a cabo un maravilloso trabajo y aprovecho para decir, que: Un buen escritor expresa grandes cosas con pequeñas palabras; a la inversa del mal escritor, que dice cosas insignificantes con palabras grandiosas.
Con alusión a la estrofa de Hartzenbusch, que muy bien recoge el señor Gerardo Ureña, (La espiga, rica en fruto, se inclina a tierra…), me atrevo a añadir dos estrofas más, del mismo dramaturgo, escritor, poeta, y filólogo, y que particularmente me gusta y vienen al caso:

Más útil que nociva

es la gente mordaz que tanto abunda,
pues hace con su rabia furibunda
que el íntegro varón más cauto viva,
y más pronto a sus émulos confunda.

El mundo enseña, de ejemplares lleno,

que para ser feliz, hay que ser bueno.
El justo goza, los malvados gimen.
¡Dichosa la virtud! ¡Mísero el crimen!
Atentamente, un escritor anónimo.
07 junio 2013

Manuel Carrasco Rubio dijo…

Muchas gracias Gerardo por tu información cafetera.
Sí, es como tu dices, con la exquisitez se nace, nada tiene que ver con el poder adquisitivo. Tal vez por eso, un día ya lejano decidí marcharme a la Marina y aunque luego retorné a la vida civil, que me fue muy bien, aquella experiencia me dejó un un sabor delicioso de por vida. Claro, que como comentaste en una ocasión, tu de "mi" Marina te hubieras "chupao" siete. Estoy de acuerdo, nada tiene que ver con la dureza de vuestras navegaciones galateanas, aunque tampoco fue todo color de rosa.
Hombre Arminio, Hartzenbusch, ese de: Un pescador vecino de Bilbao.... Un abrazo a todos.
07 junio 2013

Arminio dijo…

En primer lugar, este blog se complace de tener lectores como usted, le agradecemos que nos siga desde hace tiempo y que en este momento sean sus palabras las que alienten esta navegación que como todas tiene sus temporales, calmas y también buen viento para navegar a vela.
spero que siga al menos visitándonos y comentando lo que desee siempre que guste de ello.

Señor Ureña, el problema de sus comentarios fue que el blog había llegado a doscientos, fatídico número, pues esa cantidad es la máxima que se puede ver en cada página del blog, por lo que he eliminado todos los comentarios hasta el día 1 de junio, pero ojo que siguen estando en el blog de Comentarios del Buque Escuela Galatea.

Y como dice Manuel, seguro que la Marina mía, fue en todos los sentidos mejor que la de vosotros, aunque también bastante dura, durante más de un año entre Marcha Verde y la posterior Evacuación del Sáhara y más tarde la colocación de tropas y material desde las islas a la península, agotaban al más fuerte.

De todas formas y al leer las vivencias de Castrillon, Miguel y Ureña lo mío parece un paseo por la Armada.

¡Ah, he quitado la entrada del libro "Un Guiño al Pasado" pues en breve se publicará la futura aparición del "Velero Galatea" un montón de páginas de historias, datos, leyendas, navegaciones, vida en la mar, y un largo etc que incluye una novela que es probable que se llame "Aleta de Tiburón" y que será un apartado más del libro.
Buenas tardes, un abrazo a los de siempre y un saludo a todos los que hacen que el Galatea Navegue de Nuevo .
07 junio 2013

Miguel Gómez dijo…
Mi saludo inicial para todos aquellos que de alguna forma componen la blanca espuma de la estela que nuestro viejo y blanco velero va dejando atrás, los hechos reales ya quedaron muy lejanos en el tiempo; ahora lo hacemos de forma virtual, pero con mucho amor a nuestras ya legendarias historias, con nuestras mentes colocadas en el momento preciso, en que sucedieron, creo que la nostalgia nos rejuvenece cada vez que intentamos insertar un trozo de nuestras vivencias en este espacio, pues aun llevamos en nuestras venas el bendito veneno que un día cuando aun éramos casi niños, nos inyectó nuestra Nereida Galatea, sin duda que esa dulce sensación, acabara en el momento que nuestros corazones den su ultimo latido, y después de eso nos iremos juntos a la eternidad, así ha sido con muchos compañeros y así será con nosotros.

Recuerdo que en el viaje que hicimos a Martinica allá por el año 1958 al regreso tocamos Punta Delgada, como es sabido antes de llegar a cualquier puerto, había que acicalar en buque, también es más que sabido que el Galatea era un barco ya muy viejo, tenía muchas partes oxidadas a pesar de las muchas capas de pintura, su obra muerta estaba totalmente pintada de blanco, bueno todo lo que había en cubierta estaba pintado en blanco. La cuestión es que debido a los golpes de mar el casco estaba lleno de regueros de oxido, que había que eliminarlos y ocultarles con pintura antes de la entrada en puerto.


Para esto se colocaban unas guindolas en los costados, unas eran compartidas y otras individuales, dependiendo del lugar a tratar, el caso es que había algo de marejadilla, entre esta y las escoras los que estábamos haciendo de pintores a cada momento estábamos en el agua, aquello se convirtió en una fiesta al tratarse de que por aquellos días era verano, y hasta gozamos de unos baños, también la pintura que se había derramado formaba manchas blancas que teníamos que sortear, para no ser embadurnados, esto se convertía en unos de esos momentos agradables que forman parte de los buenos recuerdos, tanto Castrillon, Gerardo como algún otro visitante, de los que fueron navegantes en el Galatea, que los hay, les recordaran alguna vivencia similar a la expuesta, el que la comenten ya depende de ellos.


Señor anónimo, no sabe lo que siento el no poder dirigirme a usted por su nombre de pila o de guerra, pero ha decido estar en el anonimato y por supuesto que yo le respeto su decisión, de todas formas agradezco sumamente su intervención en este blog, así como su seguimiento del mismo por lo visto desde hace algún tiempo. Por lo que ha dejado leer de su historia creo que su teoría en lo que a mí se refiere queda algo lejana en el tiempo, y me temo que a la mayoría de los intervinientes en este lugar, ya que nuestros años de niñez si es que alguna vez los tuvimos, estaban destinados a otros menesteres, imprescindibles para la supervivencia de aquella época, mejor ni recordarla.


Particularmente pienso que fui un privilegiado en aquellos tiempos, ya que en mi familia nunca faltó lo básico, en definitiva que (no pasamos Hambre) pero no es menos cierto que pasamos otras muchas carencias, por ejemplo el acceso a la cultura, eso estaba algo difícil de alcanzar.

Gracias por entender que a esos ataques externos los hemos tratado de forma correcta, y aconsejarnos que en caso de persistencia debiéramos hacer oídos sordos, yo por mi parte le puedo decir que tanto el odio como la mala fe, no forman parte de mí ser, por lo que mi conciencia sigue completamente tranquila.

Espero leer más comentarios suyos en este sitio frecuentemente, sin duda que nos carga de nueva energía para continuar batiéndonos en estos temporales fuera de la mar que también los hay.

Con mis mejores deseos para todos los que de alguna forma hacemos una piña en torno a los recuerdos de nuestro viejo velero “Galatea”.
Afectuosos saludos, recuerden ser felices. Paz Y Bien.
09 junio 2013

Arminio dijo…

Bueno señores parece que la cosa va en serio, y el Galatea una vez acabado el verano, saldrá de nuevo a las librerías, esperemos que con mayor acierto y con una encuadernación como se merece.
Ya hemos puesto en la segunda entrada del blog, el proyecto y como quiera que estamos corrigiendo, todavía hay tiempo de incluir algunos escritos nuevos que nos faciliten. En este blog hay tres correos donde pueden mandar los nuevos proyectos. La novela que irá incluida como un relato largo, donde los protagonistas son Miguel Y Castrillon, está quedando genial.

A ver si nos envía el texto, el señor Manuel, pues Ureña ya lo hizo. Miguel y Castrillon como ya tienen mucha andadura no es necesario, pues se emplea el del anterior libro. La carátula en inventada por mí, como ejemplo, pues como se sabe el editor es el que tiene la palabra, y en cuanto al título, se me ha ocurrido "El velero Galatea", un título sencillo, pero si aportáis nuevas ideas, genial.

Un saludo a todosssssss. Ya me parezco a Castrillon.
11 junio 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…

Buscando en el baúl de los recuerdos.
Me puse un disco de Karina. Disfruté escuchando sus viejas canciones, en sus tiempos supo enternecer mi admiración a su persona. No soy fan de ningún cantante. Me gusta la música clásica, y de la moderna hay pocos que me agraden.
Escuchaba "el baúl de los recuerdos", y no pude por menos que pararme a pensar. Una vez más ha quedado demostrado que los pensamientos son un misterio en si mismos. Siempre fluyen de forma espontánea, de manera caprichosa, sin que aparentemente tengan alguna lógica.

De repente y sin venir a cuento. ¡Zas! Mis pensamientos me transportan a Ferrol Viejo, a la calle del Castro, a mi infancia. Vivíamos en la casa de mis abuelos maternos. Esta casa tenía dos puertas, la segunda entrada la tenía por la parte trasera, y daba frente al cuartel de instrucción de marinería.

Mis recuerdos se llenan de aquellas canciones que desde la calle solíamos escuchar a los marineros de turno en sus clases diarias. Qué lejos estaba yo entonces de poder pensar que al paso de once o doce años, yo sería uno más cantando como antaño lo hicieron aquellos marinos.
Cuan caprichoso es el destino que nos transporta de su mano a vivir situaciones que uno ni remotamente puede llegar a sospechar.
Cuantas y cuantas vueltas da la noria de la vida a lo largo y ancho de lo que a cada uno de nosotros se nos tenga asignado.

La mente se me inundó de aquellos recuerdos, y estos me fueron invadiendo sin ningún tipo de rubor y respeto. Recuerdo a aquel profesor que nos daba clases de canto, repitiéndonos a diario aquellas canciones que más tarde, en nuestros futuros destinos tendríamos que hacer sonar. Muchos de aquellos días no pude dejar de pensar mientras cantábamos, que en ese momento, era yo el que ensayaba las mismas sonatas, que un puñado de años antes, cantaban aquellos marinos. Desmigar esto es complicado, al menos para mí. A veces pienso que todo nos lleva a una lógica, pero termino por dejar de planteármelo, a la que me quiero dar cuenta, me encuentro en un callejón sin salida. Y lo que es peor, si sigues profundizando en el tema terminas un poco "majareta".


No le dí más vueltas, dejé de pensar en aquellos lejanos tiempos, y continué disfrutando de Karina y de Gloria Lason en su luna de miel, que me encanta.

Sí Miguel, me apetece hablar de la pintura. No hace mucho tiempo ya dejé dicho que en la Marina pinté hasta de cabo en El Gamboa. Recuerdo aquellas piquetas que nos daban, bueno, mejor que nos dejaban para picar las abundantes capas de pintura que se acumulaban en las mamparas. En alguna ocasión nos dejaban unas gafas para evitar que alguna "yesca" de pintura nos dañara en los ojos. Pero esto de las gafas no era siempre.

Un día (esto ya lo conté en este blog) navegando cerca de Brasil, la mar, en esta ocasión como un plato; mi amigo "Güili" y yo pintando el costado por la banda de estribor. Disponíamos de una larga guindola, dos botes de pintura blanca y un par de "lindas" brochas. Estábamos tan ricamente ambos, inmersos en nuestras tareas de arte pictórico emulando a Rembrandt.

Continúa...
12 junio 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…

Sigue...
Puestos los cinco sentidos en nuestra obra de arte, y de repente el cabo de la guindola de la parte derecha, mirándola desde cubierta, se suelta, y nos vino el tiempo justo a ambos para asirnos al otro cabo que sí permanecía firme. Lógicamente la pintura con sus botes y brochas terminaron en el fondo del océano. Aún deben andar por allí. El contramaestre que estaba en cubierta, y que no recuerdo muy bien quien fue, pero tengo la impresión en mi memoria, de tratarse de D. Inocencio Pérez, natural de León, lo primero que preguntó al asomarse por la regala, la suerte que habían corrido los botes de pintura. Los marineros que estábamos colgados del otro cabo que sí permanecía amarrado, esos, esos no tenían importancia.

Un día, alguien escribió en este nuestro blog. Con cinco duros y un chaquetón, otro marinero.

Quiero dejar bien clarito, que este testimonio es personal. No me lo ha contado nadie, esto nos pasó a mi amigo " Güili" y al hijo de mi madre.
Yo también deseo la mejor de las suertes a este señor escritor anónimo. Darle las gracias y que venda muchos libros es mi mayor deseo para con su persona. Presumo que sé quien es, pero no me haga mucho caso, yo no puedo presumir de nada. Reitero, suerte señor, de corazón se la deseo.

Manuel, lo de cinco Marinas como las tuyas lo dije en tono distendido y desenfadado. Ya se que la vida en los barcos de guerra también es dura, y las guardias y temporales son igualmente difíciles. Yo, como tú sabes, porque lo he contado aquí, soy uno de los primeros que visitaron el Lepanto y el Ferrandis, dos unidades de lo que luego serían Los Cinco Latinos, destructores que como tú dices muy bien, tenían la base en Cartagena. Pero al leer tus escritos en tu blog, cuando hablas de esos cubiertos, esas bandejas con sus correspondientes departamentos, y sabiendo que a nosotros solamente nos daban un plato de aluminio viejo, que más que un plato parecía el casco que llevaban los romanos, que solo teníamos una cuchara, cuchara que no solíamos lavar nunca. La metíamos dentro del medio chusco que guardábamos para la cena, de esta manera no se perdía ninguna vitamina. No puedes por menos que pensar y decir. -"Nada que ver con lo que yo pasé".

Pero esto es normal Manuel, los tiempos avanzan y se modernizan, y esto también llegaba a nuestra Marina. Yo no conocí el taco de madera y el ladrillo en El Galatea, pero cuando embarqué hacía poco tiempo que lo habían suprimido. Los veteranos nos lo solían contar.

Bueno chicos, al timonel le vienen a relevar. Verde clara y a rumbo!!
P.D. Miguel. ¿Qué le pasa a nuestro comandante? Te lo pregunto a ti por ser la persona que controlas el rol de a bordo. Lleva muchos días en la "muda".
Manuel, no sabía lo de la "pringá", lo he leído en tu blog, espero y deseo que te encuentres recuperado.
12 junio 2013

Castrillon dijo…
Hola a todos, !!!!!! Ureñaaaaaaaa¡¡¡¡¡¡¡, mira, he leído con mucho entusiasmo tu relato, de cuando se pintaba el buque por el costado antes de entrar en puerto. Bien, no sabes la alegría que me dio cuando leí eso, ya que siempre, siempre por mi mente rondaba esa faena de aquellos dos que estaban pintando el costado antes de entrar en puerto, pero, no recordaba quienes eran y como no tenía muy claro los protagonistas de la guindola, que estaban haciéndole la competencia Picasso en la pintura, ahora, que tus has mencionado eso, he completado ese crucigrama que tenia pendiente.
!! Cómo pasan los años ¡¡ y al cabo de los mismos salen a flote muchas cosas ocultas en esos rincones de nuestras insondables mentes hasta, que alguien le da una pequeña luz y salen a la vista.

! Si Ureña ¡ lo recuerdo muy bien, y lo que recuerdo es que en la cubierta, pendiente de esa faena no había casi nadie, yo estaba cerca de ella y me asomaba a la borda para ver como iba la pintura. También recuerdo al contramaestre de León, ese era mi amigo, quiero decir con el que mejor me llevaba, por ser de provincias limítrofes, asturleoneses.
Claro que hacia muy buen tiempo. Si nos juntáramos todos y nos pusiéramos de tertulias, estoy seguro que no quedaba ni una hora de tiempo que no fuera comentada, siempre había algo que comentar.
Gracias, amigo y lejano compañero, pero ! no¡ no nos perdemos de vista a pesar de haber pasado dos generaciones.
Sin más por ahora, recibir un muy fuerte abrazo todos y un muy cordial saludoooooooooooo¡¡¡
12 junio 2013

Manuel Carrasco Rubio dijo…
Gracias Gerardo: Sí, del asunto de la "pringá" quedé recuperado nada más extraerme por la boca el "tapón" del esófago, con tres sesiones seguidas de endoscopias, son unos artistas como les dije y publiqué en la página WEB del hospital. No solo hay que denunciar cuando corresponda, también alabar en su momento a los profesionales competentes.
Ya se que dijiste en tono desenfadado lo de que te chupabas cinco (creo que eran siete) Marinas como las mías, pero es que además llevas toda la razón. Nada tiene que ver la dureza de vuestras navegaciones en los años 50, que las nuestras en los 60 en buques de guerra ya "americanizados", aunque tuviéramos algunos momentos de agotamiento.

Incluso había hasta cierta camaradería. Lo puedo demostrar con una foto que nos hicimos a bordo de la fragata RAYO en la base de Cartagena en la nochebuena, aunque me inclino más bien por la nochevieja, del año 1964 en la que estamos todos con indumentaria de fiesta y el sollado-comedor engalanado, acompañados con los jóvenes alféreces de fragata que se divertían al unísono.
Bueno, pues ya escribiré sobre el Galatea en otro momento. Hasta entonces un afectuoso saludo a todos.
12 junio 2013

Arminio dijo…
Señor Manuel, me alegra verle recuperado, y uno no aprecia suficiente lo que es estar sano, hasta que no se pasa por esos momentos en los que se ve uno rodeado de batas verdes y blancas.
He leído el blog y ya me he puesto al día de lo sucedido. Menos mal que ya está de alta de la enfermería del Galatea.
Lo que está claro es que ya no se puede comer esas ricas recetas, pues están saturadas de condimentos muy fuertes y hay que comer más ligero, pues el trabajo físico que hacemos ya no es el mismo de antes. Más verdura y menos grasas, uno se acostumbra a todo.

Bueno como ya se ha hablado de pintura y yo casi nunca comento nada, también me tocó rascar con piqueta, y con máquina de rodillos, que debido a que pesaba mucho, desde la regala la sostenía un compañero amarrada a un fino cabo y el que estaba en la guindola, la cogía y apretando contra en casco se conseguía eliminar la pintura y el minio.
También me tocó pintar de negro la caja de cadenas, fue una tortura ya que nos turnábamos y no estábamos más de media hora seguida pues entre los vapores de la pintura y lo cerrado de estancia, no se aguantaba mucho más. Ese día y emulando a Manuel, estuvimos a dieta, solo nos dejaron beber leche, tanto en la comida como en la cena, para eliminar el veneno que habíamos inhalado. Un saludo a todos.
12 junio 2013


Miguel Gómez dijo…
Hola mis amigos correligionarios, tanto los asiduos como los nuevos visitantes, deseo para todos una vida repleta de calidad, vuestra presencia dignifica este blog, ser vuestro amigo me honorífica (la humildad es la base de la grandeza humana), y es eso lo que más destaco de este lugar, creo no estar nada equivocado, pues nada, levando anclas y arriando estachas, que nos hacemos a la mar.

Bueno Manuel Carrasco, al leer en este sitio tu atragantamiento alimenticio, he pasado de inmediato a ojear tu blog, he leído con detenimiento todo cuanto has escrito al respecto en el mismo, no cabe duda de que lo has pasado mal durante un par de días, yo pienso que lo de la “pringá” ha sido algo casual, creo que eso podía sucederle a cualquiera con cualquier tipo de alimento sólido, de todas formas celebro que no haya ido a mas y que todo haya quedado en un susto, ya sabes que te necesitamos a bordo, aunque los cañones sean pequeños y solo se uticen para salvas, es necesario un buen condestable y ese eres tú.

Deberíamos hacerle un seguimiento a Castrillon, para tomar nota de él, que esta fuerte como una roca, puede que sea debido a las muchas virtudes que posee, su alimentación sana, los ejercicios de senderismo, el aseo diario con agua fría, el gran sentido del humor que tiene constantemente y a todas horas, sea lo que sea lo cierto es que pasan veranos, inviernos y todas las estaciones del año y el tío ni se constipa, algo muy lejano a mi caso, que con solo mear un pájaro ya estoy con tos y mucosidad, también puede que este protegido por el todo poderoso, porque canto en infinidad de ocasiones, el “Tu que dispones del cielo y mar” y sigue siendo fiel a sus convicciones.

Con estas letras le contesto a Gerardo que me preguntaba que le pasaba, pues ya lo ves que no tiene tiempo para nada, cuando se cansa su lema es continuar.
He observado que casi todos los que estuvimos en el Galatea hemos hecho nuestros pinitos de pintores, con mayor o menor acierto, las herramientas necesarias eran; la piqueta, el cepillo de alambre, dos botes de pintura con sus respectivas brochas, una de minio y la otra de esmalte blanco, se trataba de picar las capas de pintura vieja, cepillar bien las planchas de acero y darles minio, una vez seca la capa tratada, pintarle la definitiva de blanco.

Pero en esa faena también hacíamos trampas, lo de picar y cepillar poco, lo que hacíamos era pintar un buen trozo de rojo minio, sin haberle picado ni cepillado, y a continuación lo acabamos de blanco, de esta forma parecía que habíamos trabajado mucho pero no era cierto, y todos contentos, sin duda que los contramaestres esto lo sabían sobradamente porque ellos algún día también lo habían mamado, pero hay quedaba sin más.
Deseando lo mejor para todos, una vez más que sean felices, afectuosos saludos.
13 junio 2013

Manuel Carrasco Rubio dijo…
Gracias Arminio y Miguel: El padecimiento fue desde el viernes 3 de mayo hasta el siguiente martes día 7. Como dices Miguel es "atragantamiento" le puede pasar a cualquiera con todo tipo de alimento sólido, pero no es frecuente, al menos nunca me pasó a mi, ni tan siquiera lo había escuchado.
Ese es el motivo de esa entrada extraña en el blog, por si le pasa a alguien, no cometa la "burrada" mía de considerarlo un mal pasajero y demorar la visita al servicio médico adecuado, afortunadamente no surgió ninguna grave complicación.
Pero bueno, ya de nuevo contento en el Galatea, aunque estuviera armado solo con cañones de salva. Saludos a todos.
14 junio 2013

Miguel Gómez dijo...
Mis saludos y buenos deseos para todos, esperemos que los vientos nos sigan siendo favorables, en esta atormentada singladura de la vida.
El día ideal nunca llega. Hoy es ese que algunos deciden que así sea. (Miguel).
Han llegado los días casi estivales y al parecer los tertulianos buscan las playas y lugares al aire libre, para desentumecerse de los rigores invernales, que han quedado atrás, ahora pronto llega el tiempo de hacer de canguros con los nietos, y es que esta nuestra generación es holgadamente generosa para con la vida que nos ha tocado vivir.
Lo cierto es que los momentos para las tertulias se están haciendo más breves y menos frecuentes, creo que había que buscar entre esta azarosa forma de vida, tiempo para todo, que seguro que se encuentra, se trataría de querer encontrarle, hay queda mi opinión.

Si observamos fotos de nuestro viejo velero Galatea, vemos que en los palos trinquete y el mayor, lleva otros cruzados se trata de la vergas, pues si la foto es con las velas al viento, esas vergas están separadas, todo lo contrario de que si la foto en cuestión es de estancia en puerto o con las velas aferradas, nos damos cuenta que están las medias y superiores paralelas pero juntas, eso quiere decir que tanto la gavia como velacho alto y ambos juanetes altos del mayor como el del trinquete, para que estén en su punto ideal de trabajo hay que izarles hasta su punto idóneo,.

Esto lleva consigo una compleja y dura maniobra, yo me atrevería a decir que hasta penosa, ya que se trata de cuatro vergas que su peso es bastante considerable, y ni que decir tiene que todo esto en el Galatea se hacía con la fuerza motriz de los músculos de unos muy jóvenes aprendices y a golpe de silbato a cargo de un Contramaestre, sin duda de que acabada esa maniobra quedaba una majestuosa estampa para un buen fotógrafo o pintor, pero el merito y trabajo para conseguir esa imagen era de unos casi imberbes muchachos que nunca se lo reconocieron, si no todo lo contrario se referían a ellos de forma despectiva como la vil canalla de proa.

El caso es que este trato un tanto desigual dependiendo del lugar de procedencia, nos venía dado por los que un día habían pasado por esos mismos pasos, me estoy refiriendo a los contramaestres, los jefes y oficiales tenían otra forma muy diferente de tratar a la dotación, esa es mi opinión, ya que el insulto y palabras mal sonantes no estaban en su vocabulario, bueno aquí lo dejo, tanto Castrillon como Gerardo y cualquiera que haya pasado por esto puede hacer comentarios al respecto.
¿Castrillon has recibido los barriletes?
Deseando que el día de mañana sea mejor que el de hoy y así sucesivamente, saludos para todos los que con su aportación hacen que cada día se avance un poquito en este nuestro empeño, de luchar contra el olvido.
16 junio 2013

Arminio dijo…
Suelen, por divertirse, los aprendices marineros
ver los delfines, grandes compañeros de los mares,
que siguen a su paso, indolentes viajeros,
al Galatea, que navega sobre abismos y azares.

Se me ha ocurrido al abrir el blog y al empezar a leer el comentario de Miguel, hablando del tiempo estival. En ese momento empecé a escuchar el sonido del mar y las gaviotas , cuando se abre el blog, y escucho al Galatea como hunde su proa en cada ola que se aproxima, solo con esto los recuerdos de la mar me refrescan el clima y la nostalgia.
uy buena descripción Miguel, ahora queda claro porqué casi siempre se ven las vergas aparejadas de esa manera, claro de esa manera, quedaban en el punto de anclaje idóneo para su perfecta sujeción y mantenimiento.

Bueno parece que el señor Manuel Carrasco, una vez restablecido ha enviado su ansiado comentario para el libro, ya está corregido, aún queda otra corrección por el señor Miguel Aceytuno, y volverá de nuevo a mis manos. Esto se parece al trámite de las Leyes en las Cámaras de las Cortes, primero al Congreso, luego al Senado y otra vez al Congreso para su aprobación.
Como bien dice Miguel ahora parece que hay menos tiempo para este menester, pero no por ello, dejaremos de asomarnos a este "Portillo al Mundo" para estar siempre ojo avizor en nuestra navegación y posterior destino.
Un saludo a todos.
16 junio 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…
Estaba yo pensando en mis casos y cosas, absorto en mis recuerdos, y cuando esto sale a flote de mi memoria, pues como casi siempre, ahí está el Galatea. No suele fallar, él siempre ocupando una parte importante de mi vida. Buscándole un poco el lado humorístico, os diré que yo siempre creí que los que practicaban los embargos eran los agentes ejecutivos. ¡Pues no! Resulta cierto que nuestro entrañable barco, a mí, siempre me tiene embargadas las emociones y los recuerdos.
Leer a Castrillón decir que se acuerda de aquella guindola que se desprendió de uno de sus dos puntos de amarre, que él estaba en cubierta en ese momento y fue testigo presencial, esto mis queridos amigos, me llena de emoción. Y no es eso solo, tengo la seguridad que a José Mª le ocurrió lo mismo cuando lo leyó.

A veces, cuando escribo testimonios de nuestro pasado en el Galatea, no puedo por menos que pensar si las buenas gentes que tienen a bien leernos, nos creerán, o pensarán que les cargamos mucha fantasía a nuestros relatos.

No amigos, de ninguna manera. Nos quedamos cortos, no somos capaces de plasmar la realidad. Nosotros no somos(yo no lo soy)profesionales de la pluma. No vivimos de esto, contamos nuestra verdad como Dios nos da a entender, pero siempre ajustándose a realidades.

He dicho en este blog en alguna ocasión, que en el hipotético caso de que se hubiesen filmado nuestras vidas abordo, estas nunca serían fiel reflejo de la realidad.

Cuando comentabas con terceras personas, que deseabas embarcar en el Galatea, la respuesta siempre fue la misma. ¡Estás loco! No en vano, y esto no lo digo por presumir, la población civil de Ferrol siempre nos consideró más que a las dotaciones de la Escuadra, haciéndose extensible este hecho entre las mocitas ferrolanas en edad de merecer.
Sí queridos lectores, aquellos que tuvimos la suerte de navegar en este velero, rompimos el cascarón del huevo en la dureza de esta bric-barca. Nuestras barbas eran incipientes, en muchas de nuestras casas no reinaba la abundancia, pero teníamos a nuestras madres, que siempre atentas a cualquier agresión abrían las alas y te protegían, como hace la gallina con sus polluelos.

Aquí no, aquí no te defendía nadie. Las heridas te las tenías que lamer tú, o algún compañero que afortunadamente solía consolarte. Allí no estaba mamá para secar tus lágrimas y defenderte. Había llegado la hora de hacerte hombre, y no te quedaba otra alternativa.
Tirar adelante, este era el único camino que podías elegir, y no había tiempo para las lamentaciones.
Y es por esto que siempre creí firmemente en el Ángel de la Guarda que tuvimos en la galerna (como le llama Castrillón) nunca dejo de protegernos, siempre se mantuvo vigilante. Cuando en noche cerrada teníamos que capear un temporal, subir a los velachos y a las gavias con la agilidad y soltura que era habitual en nosotros, allí estaba siempre vigilante nuestro Ángel de la Guarda. Cuando te castigaban a pasar una invernal y cruel noche en los cuernos, que nadie tenga duda, él estaba contigo, como, si no, se puede entender que no pasara nada.
20 junio 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…
Continúa...
Éramos muchos los componentes de aquellas dotaciones, éramos muchos caminando sobre el filo de la navaja, los peligros eran constantes, siempre estaban presentes. Los riesgos existían incluso cuando dormías. No había tregua, no te podías confiar ni un segundo.
Alguien puede pensar; pues si lo vuestro fue duro. ¿Cómo podemos llamarle a lo de Cristóbal Colón que navegaba en unas cáscaras de nuez?. Héroes, no se les puede llamar de otra forma, héroes auténticos; ellos y sus antecesores. También los que más tarde fueron llegando para sustituirles. Y precisamente nosotros que no fuimos héroes, pero sí sacrificados, somos los que mejor podemos valorarlos, con más justicia y objetividad.

Algunas veces a nuestro Ángel se le acumulaban los trabajos, dando paso a algún serio accidente, o incluso a otros más lamentables con consecuencias mortales, pero estos, afortunadamente, siempre fueron los menos. Lo bien cierto es que en el Galatea el ser novato duraba poco, pronto madurabas y te convertías en un veterano más, y era tal el dominio de subir por las jarcias para acceder a las vergas, que rápidamente esto se convertía en algo rutinario; llegando a tener la sensación de encontrarte más a gusto y mejor, en las vergas que en cubierta.
Muchas veces acuden a mis recuerdos las descubiertas que se hacían todos los días momentos antes del anochecer. Recuerdo por las tardes subir a los juanetes, y desde allí el barco parecía una zapatilla navegando. Esto que lógicamente tenía sus riesgos, para nosotros era más sencillo que comerse un merengue.

Que gran testimonio el que el Sr. Aceytuno cita en uno de los párrafos que ha tenido la gentileza de dedicarnos. Aquí el entrevistado es Miguel, nuestro Miguel, pero claro, el narrador es un profesional, y nosotros sabemos que todo lo que dice Miguel es cierto y bien cierto. Pero amigos, el relato es muy diferente, estamos ante un virtuoso de las letras, un señor que domina el arte de la narración y descarna perfectamente la gran crudeza de ese momento. ¡Impresionante! A mí, así me lo parece. No quisiera que ninguno de mis queridos y respetables amigos pensara ni por un solo momento que los hago de menos. ¡No, de ninguna manera!

Para mí, todos vosotros, todos, y no cito nombres, sois unos fenómenos escribiendo, de verdad os lo digo compañeros, esto no es pasar la "garlopa" por quedar bien. Pero estos señores que escriben libros, saben hacerte una casa con cuatro letras, y no me estoy refiriendo a las letras de cambio.
La descripción de esa subida a los palos, en esas condiciones, por parte de Miguel, es tremendamente perfecta, parece increíble tanta realidad. Pues eso forma parte de una insignificante obra de aquella sufrida e increíble vida a bordo.  Sigue...
20 junio 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…
Continúa...
Había que compaginar dureza, hambre, ratas, sueño, sensaciones de soledad, injustos castigos, y un largo etcétera, con una férrea y más que alta disciplina.
Todo esto era un hecho real en cada segundo de nuestras agitadas vidas. Si me lo permitís, voy a cambiar de tema. Cada uno de nosotros, y somos muchos millones de seres en el mundo tiene una historia vivida diferente a otras. No suelen haber casos parecidos. Tampoco suelen abundar los amigos.

El Jueves día 13 de Junio del presente año de gracia del 2013, recibo una llamada de mi gran y viejo amigo Pedro, y en ella me invitaba a acompañarle a su pueblo natal, Ondara.
Ondara es un pueblo de la provincia de Alicante cercano a la ciudad de Denia.
Mi amigo Pedro tiene en Ondara, lo que él llama una "caseta", yo le llamo otra cosa, pero bueno... 
Esta "caseta" la heredó de sus padres. Yo la conocí en tiempos que su madre vivía. Cuando conocí a Pedro, tenía veinticuatro años, es evidente que nuestra amistad viene de lejos. La casa además de ser una "pocholada", tiene por el Oeste un río precioso y unos cañaverales donde abundan los patos salvajes, las garzas, y un sinfín de aves acuáticas. Debo resaltar que la paz es total, pues la única vivienda cercana pertenece a su hermana.

Pedro tiene naranjos que dan unas naranjas exquisitas. También tiene diferentes árboles frutales. Cuando yo tenía la bodega en Denia, pasábamos muchos momentos y solíamos comer en este increíble lugar. A la hora de comer nos dirigimos a Beniarbeig, comimos, y después de alimentar nuestras panzas, mi amigo me pregunta.

-¿"Quieres que bajemos a Denia para encender la nevera del apartamento"? -"Lo que tú mandes Pedro, yo estoy a tu disposición".
Mi amigo tiene un precioso apartamento de 100 metros que adquirió hace muchos años, y que yo solía frecuentar en otros tiempos. Ya no lo conocía; había hecho reformas y si era guapo antes, ahora rompía. La cocina totalmente reformada, tenía un solo baño, ahora tiene dos.
Resumiendo, que me dejó impresionado.
Pero lo mejor de este bien, es su enclave, primerísima línea de playa, una increíble terraza con total vista al mar, al jardín y a los veleros navegando. Un lujo para los sentidos. Pedro sacó una linda mesa, un par de cómodas sillas tipo butacas y me sirvió un whisky con agua, el se derramó otro. Hacía años que no saboreaba los placeres de Escocia.
De esta placentera forma terminamos de pasar el día, tuvimos variadas conversaciones y, como no podía ser de otra forma, salió el Galatea y sus tripulantes. Le estuve contando lo apasionado que me resultaba el reencuentro con mis compañeros después de tantos  años. Sigue...
20 junio 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…
Continúa...
De mi amigo Pedro tengo un testimonio de amistad, de esos que se les suele llamar poco habituales. Pero no lo puedo contar, no me autoriza. Por contra yo lo divulgaría a los cuatro vientos.
Lo que es la vida amigos míos. Yo fui el beneficiario de ese favor, favor que no era para mí, pero sí era yo el peticionario. Y al pasar de los años, fui el protagonista en hacer ese favor a otras personas, y en este caso nadie me lo pidió, yo fui quien de manera espontánea realicé lo mismo que años antes habían hecho por mi. Vamos a dejarlo aquí.

Como siempre, Miguel nos sorprende gratamente con la subida y bajada en juanetes, velachos y gavias. -¿"Qué te puedo decir yo, si como tú lo cuentas, es perfecto"?
Dices, y dices muy bien que era un trabajo muy duro, pero nunca se nos valoraba, y que aquellos contramaestres, no recordaban el pasado que les toco vivir.
-¿"Alguna vez Miguel, se nos ha valorado algo a nosotros"? ¡¡Nunca!! Hasta ahí podíamos llegar.
Mientras los oficiales y los jefes, disfrutaban desde el puente, jugando con el "barquito" ordenando maniobras generales y viradas por avante; a nosotros nos sangraban las manos de tanto halar de los diferentes y variados cabos que existen en un barco velero como el Galatea.

Y si hacia frío y te castañeaban los dientes, apretabas los labios y tirabas "palante". Nadie vendría a consolarte, tira "parriba" y verás que pronto dejas de tener frío.
Y los contramaestres que tenían que hacer, o decir, nada, que eso era lo que hacían, amargarnos la vida. Tal parecía como si estuvieran esperándonos, para resarcirse en nosotros de las "judiadas" que en su día, sufrieron en sus carnes.

Lógicamente, siempre hay excepciones, que no dejaban de ser, eso, excepciones.
Por que... ellos sabían mucho de nudos, de mar, de barcos, pero...¿Quién arreglaba los flechastes, los tomadores de las velas en las vergas, quién hacía las descubiertas, quién pelaba las patatas que más tarde se comerían, quién les planchaba la ropa, quién les afeitaba y cortaba el pelo, quién les hacía el pan que se comían, quién les servía las mesas? Pues eso Miguel, esto sería interminable.
Dices Miguel, y es cierto, que los oficiales eran más educados. Sí, verdadero, tenían más refinamiento, pero...despacito y buena letra, que de cuando en cuando, solía aparecer una oveja negra en el rebaño. Y como suele decir mi mujer. -"Líbreme Dios del agua mansa que por la corriente ella pasa"
Evidentemente los juanetes altos, los velachos y las gavias, había que subirlos. ¿"Y a quién le tocaba la fiesta"? ¡¡Pues ya sabéis !!
Que tengáis buenas singladuras.
" El Timonel de El Galatea"

La vida del hombre.
Hoja en que estampo mi nombre:
tú me sobrevivirás.
¿Qué vale, ¡ay! el ser del hombre,
cuando un papel dura más?
Juan Eugenio.
20 junio 2013

Castrillon dijo…
Hola amigo y compañero Ureñaaaaaa ¡¡¡¡, no sabes como disfrutamos de tus escritos,, si, los leemos y los volvemos a leer, no son de los que cansan, !!no ¡¡, todo lo contrario, porque lo que cuentas lo hemos vivido juntos en aquella galera, entremezclados entre cabos, estachas, cables, filásticas, lonas, bruses, reempujos agujas de coser velas etc. siempre mirando hacia las nubes por si cambiaba el viento, bueno ¿que te voy a contar,?

Cuando estas contando todo esto, los que lo hemos vividos lo estamos viendo en la realidad, estamos viendo a aquellos compañeros y las correspondientes maniobras, todos unidos en las mismas, como jóvenes que éramos, imberbes.
!Si Ureña¡ se viven aquellos lejanos tiempos, y parecen que los estamos viviendo ahora, y la nostalgia invade nuestro interior.
Existen mucho detalles que hemos vividos, pero que no se escriben porque parecen insignificantes hasta, que alguien, que fué el protagonista los menciona, entonces es cuando les damos el interés que se requiere y que florecen con mas intensidad y se ven más claros.
Gracias amigo Ureñaaaaaa¡¡¡ por tener esa privilegiada mente.

¡¡¡¡¡ Migueeeeel !!!!!! mándale unos barriletes de la cerveza que me debes a Ureña, yo le invito.
Bueno ami9gos y compañeros, todavía tengo algo muy importante para mi que escribir, pero, lo dejo para el día dos de julio, fecha muy importante para mi.
Recibir un muy cordial saludo y un muy fuerte abrazooooooooooooooo, todosssss.
22 junio 2013

Manuel Carrasco Rubio dijo…
Me alegro de toda esta actividad del Galatea, aunque sea virtual, porque estos días parecía flotar a la deriva. Saludos.
.22 junio 2013

Miguel Gómez dijo…
Hola tertulianos. Sí, la palabra amistad es muy extensa y algo engañosa y a mí me gustaría estar en ese trocito, tan pequeño en donde todo su contenido es la autenticidad, y que está envuelta de humildad y sobre todo de humanidad.
Con respecto a los comentarios de Gerardo y contestados por Castrillon, referente a una guindola que utilizaban tanto nuestro compañero y amigo Gerardo con su también amigo Güili, que fue desprendida de uno de sus amarres cuando estaban haciendo faenas de pintado en el costado, que Castrillon estaba en cubierta viendo este percance en el momento que ocurría, he llegado a pensar si no sería él quien le gastaría la broma de arriar un extremo de dicha guindola, pues me consta que cuando él andaba por la cubierta y arboladura del Galatea, no era tan pacífico sino más bien un tanto movido, y hasta usaba los puños con alguna frecuencia, de ahí que con la misma frecuencia le castigaran con algunas horas en los juanetes altos, de ser así debería estar riendo a carcajadas. 

Lo cierto es que los habían muy graciosos, eran los que estando en lo alto de las vergas haciendo el saludo a la voz, hacían mover el cabo de apoyo para guardar la verticalidad, o cuando embarcábamos o desembarcábamos de los botes por el Tangón, vestidos de calle con botas, desde la borda también hacían vibrar los vientos, que los aguantaba, con el objetivo de hacer caer alguno al agua, lo cierto es que casi siempre lo conseguían, eran bromas de mal gusto.
Estoy empezando a pensar si esta relajación que nos acompaña últimamente, y muy bien comenta Manuel Carrasco como barco a la deriva, no será debida a que ya le envié a Castrillon los barriletes que según el yo le debía, pues una vez cobrada la deuda ya no hay porque luchar, lo que no quiero creer es que se los haya bebido descontroladamente y le pudieran hacer daño, (se trata de una broma) no le he enviado nada porque tampoco le debía nada, todo esto viene muy de atrás.

Haber Castrillon: bien sabes que yo no tengo ningún problema para enviarle a Gerardo y al que sea necesario, unos cuantos barriletes de cerveza, me considero bastante dadivoso, pero en ese caso el que lo invitaría seria yo, lo que no considero razonable es que tú le invites con mi dinero, es cierto que somos muy buenos amigos, pero de eso a ser primos debe haber cierta distancia, ¿tu como lo ves?
Comenta Gerardo en su última entrada en este blog, (como siempre magistral) haciendo alusión al gran escritor, al que tenemos el grato honor de tenerle entre nosotros, Miguel Aceytuno, yo este nombre lo escribo tal cual, pero pienso que lo hago mal se debía hacer con mayúsculas, la grandeza que posee en narrativa y otras muchas virtudes destaca con solo cruzar las primeras palabras. Como persona su trato es exquisito es una persona joven dinámica e inquietante, para mí cuenta también mucho a su favor el no sobrepasar ni un solo milímetro los limites culturales de la persona que está junto a él, cuando la diferencia es más que notable o sea “abismal”, como bien dice Gerardo esto no es pasar la “garlopa” yo diría que no es dar “coba”.

Tampoco olvido a otro gran escritor, que al parecer nos sigue como anónimo en este blog, que sin duda debe ser un “astro” de la literatura, siento no poder opinar de él, pues ni siquiera sé si he leído alguna de sus obras, aunque tengo alguna ligera idea de quien se trata, espero algún día no muy lejano poder confirmar mi presentimiento.
Todo esto viene porque según nuestro compañero y amigo Gerardo dice que todos los que aquí intervenimos escribiendo de forma activa, somos excelentes escritores, también lo considero así, siempre y cuando yo estuviese excluido y muy alejado de los demás componentes, como es más que sabido que no toda la fruta que hay en el cesto son manzanas.
Saludos para todos, que la felicidad siga siendo nuestra fiel compañera en esta vida. Hasta otra. 
22 junio 2013

Manuel Carrasco Rubio dijo…
Muy bien, el Galatea navega de nuevo.
Esa historia de la guindola me recuerda una anécdocta que nos ocurrió a un compañero y a mi, no recuerdo si a bordo de la fragata Furor o la Rayo. Teníamos un brigada de maniobra muy severo que cuando había algún trabajo duro, como el picado y pintado, no hacía distinciones con nosotros los especialistas (¿Debería?). Comentábamos en voz alta para que nos escuchara: Señora, que su hijo no caga, no se preocupe usted, no lo tire, métalo en la Marina y se cagará hasta en su puta madre. Nos expusimos a un arresto, pero parece que se apiadó y a aquel compañero y a mi nos encomendó, colgados de una guindola, el pintado del número y las letras de las amuras, con su sombreado y todo. Al menos fue un trabajo más suave, con brocha y pincel. Además por el próximo ojo de buey teníamos acceso al pan. A la hora del bocadillo lo compartimos con quien se acercaba a nosotros. Luego faltó a la hora de comer y por más juramentos que echaba el cabo de compras, ninguno de los implicados abrió la boca.
22 junio 2013

Miguel Gómez dijo…
Bueno tertulianos asiduos y demás personas que tienen a bien acercarse a este blog, ante todo mis saludos personales para todos, para los visitantes en nombre de esta pequeña dotación nuestra gratitud por estar ahí, como las estrellas que en las noches nubladas no se ven pero siguen expectantes, una vez más gracias por seguir la blanca estela de nuestro viejo Galatea, de forma virtual como no podía ser de otra forma.

El pasado día veintiuno de este mes en curso, me desplace desde mi residencia habitual en Barcelona hasta un bonito pueblo de la costa dorada, lo cierto es que es bonito hasta el nombre “Miami Playa”, el objetivo no era otro que visitar a un ex-galateo, insertare su nombre por si alguno le recuerda, se trata de Gabriel Gilo García, fuimos compañeros de curso, ya hicimos amistad en el Cuartel de Marinería de Ferrol, después en el Galatea y posteriormente nos vimos aquí en Barcelona, por circunstancias laborales tuvo que fijar su residencia en este bonito y turístico pueblo de la costa sur de Tarragona, el caso es que aunque telefónicamente siempre hemos estado en contacto, ya hacia así como cuarenta años que no nos veíamos. Solo al verle me quede sorprendido gratamente, tuve la sensación de que estaba viendo aquel chaval hábil como una ardilla, que se movía con total destreza por los mástiles y jarcias de nuestro viejo velero, ¡¡qué tiempos aquellos!!.

Es cierto que he visto a muchos viejos compañeros del Galatea, pero no es menos cierto que todos absolutamente todos los que he visto y yo mismo tenemos el pelo blanco en el mejor de los casos, porque también los hay que carecen de él o sea que están “calvos”, en este caso conserva todo el cabello completamente negro, esta delgado y usa gafas modernas, por lo que su fisonomía no ha cambiado casi nada en tantos años, lo primero que me hablo después del fuerte abrazo que nos dimos fue lo siguiente: ¡¡recuerdas que yo llegaba a los juanetes antes que tu, que siempre era el primero!! No intente rebatirle, así quedo la cosa, lo cierto es que era muy veloz, como creo que sucedería en todas las promociones en el Galatea, había mucha rivalidad entre compañeros a la hora de subir a los palos.

También me hizo recordar a un cañailla (gentilicio que se les daba a los de San Fernando, Cádiz) de algunos cursos posteriores que embarcaron en el Galatea en pleno Atlántico procedentes de San Fernando, este aspirante a ayudante de maniobra, en su primer intento de subir a los palos en movimiento por los vaivenes de las olas, se aferro a los obenques y no había forma de hacerle soltar de ellos, ni para arriba ni para abajo, lo aterró el miedo, solo decía que le daban “fatiguitas” a los pocos días fue desembarcado en Canarias, su escaso valor no le permitió pasar la primera prueba. 

Como ya ha quedado dicho en otros comentarios anteriores, los que nos graduamos como Cabos segundos especialistas de maniobra, tuvimos que pasar muchas pruebas de fuego, a veces rozando la línea de lo más difícil todavía, casi casi al filo de la navaja como bien dice Gerardo, después ya todo debió ser mucho más fácil según se desprende de las vivencias que comentan, aunque no me gusta esta palabra para nada, que algunos emplean cuando se refieren a nosotros, prefiero omitirla porque me ruboriza.
De momento y por esta vez lo dejamos aquí, no sin antes hacerles llegar mis mejores deseos, afectivos saludos para todos, quedamos para otra ocasión.
25 junio 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…
Un cercano día Arminio me envió un correo interno que trataba de algo que no viene al caso, y en el "rabillo" final, me dice.
-"A modo de prueba trata de escribir un día en el Galatea desde que te levantabas.
No se me antoja, y esto lo digo de antemano, una fácil misión, pero lo voy a intentar, y este escrito, como no podía ser de otra forma, se lo dedico al señor Sánchez Mora.
¡¡Va por ti amigo!!

El día lo voy a empezar temprano, tan temprano que comienza al final del anterior.
Eran las veinte horas de un invernal día, hacía frío, la mar estaba seria, no admitía bromas, yo salía de guardia, me habían relevado en la caña, el próximo viaje dejaría de pertenecer a la dotación y en mi Lepanto la cinta, ya no pondría Galatea; esta sería sustituida por otra que diría, Escuela de Maniobra.
Entre la marinería reinaba una preocupante inquietud. Pregunté que pasaba, automáticamente se crearon tertulias de pequeños grupos para comentar lo acontecido.

El teniente de navío D. Gabriel Estrella, había arrestado a "Gabi", y lo mandó subir a los cuernos hasta nueva orden. Los comentarios eran de todos los gustos, y de muy variables colores, pero nadie sabía a ciencia cierta, ¿por qué el bueno de "Gabi" había sido arrestado?
La noche no estaba en su mejor momento, como para tomarse la licencia de enviar un marinero a tan despiadado castigo.
"Gabi" era un muchacho fuerte, natural de León, muy noble y nada conflictivo. Tenía una fácil sonrisa, era de mi promoción y aunque nunca formé parte de su grupo, esto no restó que reconociera sus virtudes. Pertenecía a la dotación del Galatea y fue un buen compañero.

El teniente de navío D. Gabriel Estrella tenía fama de ser, y era, un oficial muy serio.
Personalmente a mí, nunca me transmitió buenas vibraciones (como se suele decir en estos modernos tiempos) y formaba parte activa de esas personas a las que procuraba esquivar siempre que me era posible. Era esta, una sensación que nacía en mi interior, que no me es fácil descifrar, pero algo muy profundo me decía, evítalo, procura no tener mucho trato con él.
Nuestro contacto con los oficiales, nunca fue muy habitual, pero había algunos que solían mostrarse cercanos, más familiares e incluso bromistas, y estos no solían defraudarte; al menos este fue mi caso, o mi experiencia.

Como nadie fue capaz de decir el motivo del arresto de este buen leonés, yo me reuní con mi coy y me dispuse adormir plácidamente, algo que no me resultaba nada complicado. Mañana tenía la guardia de alba, y desperdiciar horas de sueño era un lujo que no nos podíamos permitir.
Entramos de guardia a las cuatro de la madrugada, la mar no había mejorado. Me toca de ordenanza en el puente, el compañero que yo relevo me hace entrega de un capote, capote que en su "contra etiqueta" decía made in maestro velero, (es broma) La parte externa era el mismo material que usábamos para hacer los coys, y la parte interior se componía de un paño verde, que yo juraría que se trataba de la misma tela que se emplea para jugar a las cartas a modo de tapete.

Bueno, casualidades de la vida, el oficial de guardia en el puente fue Gabriel Estrella. En honor a la verdad debo decir que no me dio nada de trabajo durante las dos horas que permanecí en este puesto. Me puse el capote que se me había entregado por parte de mi relevado compañero y arrimé mi cuerpo al mambrú del Galatea, del que salía un delicioso calor que en aquellos momentos hicieron las delicias de mis nulas exigencias.
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 27 junio 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…
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La guardia estaba resultando placentera y tranquila, yo permanecía con mi cuerpo pegado al mambrú y disfrutando de ese agradecido calor que despedía.
Calculo que habría transcurrido una hora, cuando de pronto se interrumpe mi paz, viéndome sorprendido por la presencia de "Gabi."
¡¡"Gabi"!!, ya se me había olvidado y lo que menos esperaba, era verle a esas horas y en este raro lugar, él no pertenecía a mi brigada, por lo que su presencia a las cinco de la madrugada me resultaba sorprendentemente extraña.

Una vez transcurridos los primeros segundos de estupor, me dice. -"Valencia necesito hablar con el oficial de guardia"
Yo no salía de mi asombro, no entendía nada de lo que estaba pasando, más bien parecía ser víctima de una pesadilla.
-¿"Para qué quieres hablar con él Gabi"?
-"Necesito su permiso para orinar, no puedo aguantar más."
-"No me jo...Gabi."
-"Valencia, me arrestó anoche a permanecer en los cuernos hasta nueva orden y allí sigo."

Me quedé sin palabras, mi reacción fue inmediata, sibí las escaleras que separaban el puente de la cubierta en un par de zancadas y me pongo delante de D. Gabriel Estrella. Cuando le dije lo que tenía abajo y cual era el motivo, a pesar de la negra y desapacible noche pude adivinar la palidez de su asombrado rostro. (y debo decir que este oficial era más bien de rostro pálido)

La orden fue tajante e instantánea.
-¡¡"Que suba inmediatamente"!! Y subió, y le mandó a dormir, y habló con el contramaestre de guardia y le dijo que se le dejara dormir durante todo el día, sin ser molestado salvo para comer y cenar. Al "bueno" de D. Gabriel se le había olvidado el castigo al que sometió al marinero "Gabi"
Todo un poema, digno de figurar en las mejores bibliotecas, y en la colección de los coleccionistas de cosas feas. Y no digo más porque mi pluma podría cometer un acto de insubordinación y ser injustamente castigada; pero estas cosas, para mí, tienen un nombre, y este no es precisamente florido.
A las seis de la mañana fui relevado de mi puesto de ordenanza y pude llegar a tiempo para engancharme a las postrimerías del baldeo diario de nuestros pecados.

Ocho de la mañana; relevo de guardia, bajada al sollado a desayunar, una vez concluido este, me incorporo a mi destino, costado y botes; con un poco de estopa y unas gotas de Sidol, de fabricación casera, tenía que limpiar las chumaceras y las cornamusas, piezas estas que solían ser de metal, siendo muy corto el período de aguante en estado brillante de policía; este duraba muy poco, y para hacerlo más duradero solíamos embadurnar los metales, una vez brillantes, con una ligera capa de grasa. Esto a mí me parecía una solemne "guarrada", dado el caso de que en ocasiones teníamos que tapar los botes con sus correspondientes lonas, y estos siempre terminaban "pringados" del viscoso producto.

Siempre admiré en muchas cosas a la Marina Norteamericana, pero había una muy especial que me producía mucha envidia; todos los metales de sus botes eran galvanizados o de acero inoxidable , y pasando un simple paño estos artilugios, o "chirimbolos", como solía llamarles un alférez de navío, del que no soy capaz de recordar su nombre pero sí su cara, cuando nos daba clases. Bueno, nuestra Marina estaba a años luz de la Americana, y esto nadie podía remediar. Mi misión era mantener mi destino siempre en estado de policía y a ello me dedicaba con la colaboración siempre estimable de mi amigo "Guili".

Creo recordar que a las 10 de la mañana nos daban un pequeño panecillo. Este solía venir abierto por una de sus puntas, y en este pequeño corte le habían puesto una pequeñísima porción de queso y membrillo, otros días en lugar de queso nos solían dar una porción de margarina marca Tulipán. De esta manera pasabas la mañana realizando los variables e imprevisibles trabajos que este velero te solía exigir.
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27 junio 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…
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Durante el primer año, yo pertenecí a la segunda brigada, y a ella me consagré en cuerpo y alma. Trato de memorizar un día cualquiera vivido en el Galatea, ¿He dicho vivido? Que ironía.
Regresábamos de Bremen, Alemania. El mar estaba mal, ayer mejor que hoy. El inhumano arresto de "Gabi", ya fue narrado por mí en un no muy lejano pasado; no estará de más(pienso yo) que lo vuelva a recordar.
A las 8 de la mañana la brigada que relevó a la mía, fue la tercera. De diez a doce, releva la primera y de doce a dos, vuelvo a entrar de guardia. Estos cortes se hacían para saltar los turnos nocturnos. Creo recordar que era de esta manera como se hacía, y tengo que decir que no lo recuerdo con total precisión, tal es así que he necesitado recurrir a Miguel y pedirle su siempre estimada ayuda, ayuda que no dudó ni un segundo en ofrecerme. ¡Gracias Miguel!

Estábamos atravesando de nuevo el Canal de la Mancha, el temporal cada vez se acentuaba más. Nosotros, como suele repetir Castrillón, atentos al tiempo y a las maniobras, subir y bajar de los palos y mantener las labores de obligado cumplimiento. El agua barría la cubierta constantemente. La dotación siempre atenta a cualquier aviso de alerta; seguíamos navegando y los que no teníamos guardia podíamos bajar al sollado e intentar un ligero sueñecito. Yo me tumbé en mi sitio de costumbre, este se encontraba ubicado en el sollado de popa a la altura de la sastrería y frente a los carretes de las estachas. No me fue posible conciliar el sueño, el continúo vaivén del barco me lo estaba impidiendo, continuamente se escoraba. 

Acostumbraba a ponerme el brazo derecho a modo de almohada debajo de mi cabeza, y solía adoptar una postura fetal para dormir, pero ese día y otros más que vinieron no nos permitieron dormir. Apenas te descuidabas tenías que levantar los pies para protegerte del inminente golpe que te darías con las estachas al salir tu cuerpo arrastrado a causa del constante balanceo de el barco. En esta situación era materialmente imposible dormir, máxime cuando además de ser imposible era un riesgo para la integridad del cuerpo. En cubierta siempre estaban solicitando personal de refuerzo, todos eran necesarios, en realidad toda la dotación estaba de guardia; siempre que vivíamos una situación de temporal, esto era normal.

Cuando éramos azotados por serios temporales, no armábamos las mesas, comíamos y cenábamos de pie. Pero nosotros a esto no le dábamos mayor importancia. Formaba parte de nuestras vidas, y lo teníamos asumido.
Esa noche tenía la prima, en la cocina de marinería se estaba cocinando la "suculenta y deliciosa" sopa de ajo para los que nos relevarían a las 12 de la noche. La brigada saliente no tenía derecho a sopa, pero si eras un poco avispado te hacías el rezagado, y con un poco de suerte, camelarte al cocinero, y plato de sopa extra .Y os aseguro que esto nuestros cuerpos lo agradecían de forma notable.

Como he dicho, entré de guardia a las ocho, esa noche no hice guardia en ninguno de los sitios habituales. Estas situaciones se solían producir de vez en cuando. Algunas veces te librabas de la caña, la guindola, serviola, etc... etc...
En la banda de babor había una puerta estanca que daba a la sala de máquinas, allí nos refugiamos un poco en busca de calor. La noche era muy oscura, el temporal cada vez arreciaba más.
Ahora prestar atención a lo que aconteció. Yo esto, creo haberlo contado con anterioridad.
El oficial de guardia bajó del puente, y nos hizo formar al pie del palo trinquete, hecho para mí insólito; nos dice que hay que subirá aferrar los velachos, pero que dado el riesgo que suponía, pedía voluntarios, y por consiguiente que estos dieran un paso al frente.
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27 junio 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…
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Todos los hombres que formábamos en ese momento dimos ese paso al frente, ni un solo hombre se hizo señalar. La gran sorpresa que nos dejó confusos fue...¿por qué nos formó al pie del trinquete, bajando de el puente a cubierta? ¿A caso tenía alguna duda de nuestra respuesta.? ¿Quizás quiso demostrarse a sí mismo, la valentía de aquellos muchachos?

Si fue esto último, no hacía falta, esto estaba más que demostrado.
Subimos, aferramos y recuerdo que nos dio trabajo aferrar, pues el viento era cada vez más fuerte. Yo estaba allí, yo fui uno más junto con mis compañeros, de los elegidos a subir. Esto no me lo contó nadie, esto lo he vivido yo. Aferramos las velas, el oficial nos dio las gracias y se regresó al puente. No recuerdo su nombre, sí su cara, y también que solo hizo este viaje en el Galatea. Recuerdo que era alto, delgado y serio, muy serio, pero no se le conoció ninguna mala acción.
Terminamos la guardia, y antes de acostarme me "camelé" a uno de los cocineros y le conseguí un plato de sopa. Bajé al sollado para tratar de dormir. Al día siguiente el temporal no había amainado, aun duró unos días más.

Que nadie se equivoque, no nos estamos quejando de la dura vida que tuvimos que soportar y soportamos.
Ha habido, hay y seguirá habiendo injusticias inhumanas, gentes que lo están pasando mucho peor que nosotros. Ejemplos tenemos a diario más que millones.
La primera vez que visité Cabo Verde con el Galatea, pude ver con mis propios ojos como vivían esas inocentes almas. Otro tanto me conmocionó en Santa Isabel de Fernando Poó, cuando aun era colonia nuestra. Y tengan ustedes en cuenta que yo he carecido durante muchos años en mi país, de lo más elemental.
He pasado una terrible post-guerra donde durante muchos años, demasiados, la carencia de alimentos fue total. Las cartillas de racionamiento no desaparecieron hasta el 52/53.

Muchos millones de españoles no saben lo penoso que fueron aquellos tiempos. Millares de paisanos nuestros murieron tuberculosos.
Todavía vivimos algunas legiones de españoles que tuvimos que tragarnos las lágrimas, españoles que pueden reforzar lo que yo escribo. Sigue...
27 junio 2013

Gerardo Ureña Massa
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Pertenezco a esa generación de gentes que a pesar de las carencias, jugábamos más y mejor que lo hacen hoy nuestros nietos y los hijos de esos nietos. Nosotros nos tuvimos que hacer nuestros propios juguetes. Jugábamos a la "trompa", a "pic y pala", a "churro media manga y manga entera", le dábamos un valor a las tapas del papel de fumar, "abadie","smoking" "bambú" y otros. Con unos trapos viejos y unas cuerdas hacíamos una pelota y jugábamos al fútbol; leíamos tebeos(hoy les llaman cómics) de "El Guerrero de el Antifaz"(del que conservo toda la colección encuadernada), "Roberto Alcázar y Pedrín", "El Pequeño Luchador", "La Pandilla de los Siete", "Jorge y Fernando", "Hipo, Monito y Fifí", "Rabanito y Cebollita", "Pulgarcito", "Pumbi", y "El TBO", con la célebre familia Ulises. Más tarde llegaron "Hazañas Bélicas", "Purk el Hombre de Piedra", "El Capitán Trueno" y toda la patulea de títulos mil. Ni que decir, que mi héroe de juventud fue por antonomasia "El Guerrero del Antifaz". Yo no fui fan de nadie, no podía perder el tiempo en estas bobadas. En la vida real mi autentico héroe fue mi buen padre, este si que fue un autentico hombre.

Lo que sí me gustaba era el fútbol, dándoles el auténtico valor que para mí tenían aquellos jugadores de antaño, hombres que cuando entraban en el vestuario tenían que apretar la camiseta para escurrir el sudor, hombres que defendían el escudo y los colores de su club y Ciudad.
Me gustaba mucho aquel Atlétic de Bilbao de Iriondo, Zarra, Venancio, Panizo y Gainza.
La llamada delantera eléctrica del Valencia. Amadeo, Epi, Mundo, Asensi y Gorostiza. O aquel Coruña de mis mozuelos años. Osvaldo, Lechuga, Arsenio, Moll y tino.
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27 junio 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…
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Hace muy pocas fechas, fallecía Antonio Puchades, para mí el gran Puchades, el que fuera, viviera y muriera como uno de los más grandes Valencianos. En aquellos tiempos Puchades tenía la renovación en puertas, el Valencia le ofrecía un millón de pesetas, el Barcelona le daba medio millón más, respuesta de Puchades.

-"Mi equipo es el Valencia, mi escudo, también y mi camiseta lo mismo, yo no me voy del Valencia por dinero, si no me dan más, creo que es por que no pueden, este es y será siempre mi sitio.
¿A prenderán los "figurines" de hoy? Ni de coña. ¿Alguien voló sobre el nido del "cuco".
Mi hijo mayor, vive en Argentina, donde según me cuenta ha encontrado a la mujer de su vida, siendo felizmente casado. Soy consciente que en la Ciudad donde reside mi hijo, tenemos lectores de nuestro blog, ayer recibí un correo electrónico de mi nuera, y entre otras cosas me decía lo siguiente.

-"Por vuestros relatos sé, que habéis llevado una dura vida, momentos amargos, pero ignoro si sois conscientes de que todos vosotros sois unos "elegidos". Te neis una gran suerte, y no menos grande responsabilidad de contarle al mundo vuestras auténticas vivencias.
Pero, tenerlo claro, alguien os ha elegido a vosotros, y vosotros te neis esa suerte.
¡¡¡Adelante elegidos!!! Esto me hizo pensar, ahí lo dejo, si alguien cree que debe decir algo, que lo haga.
Por que... todos somos unos elegidos. Martínez, Meizoso, Aceytuno, e incluso Manuel Carrasco; aun teniendo este último una corta estancia en el Galatea.

Arminio, me pediste algo...no se si te parece bien; tú me decías. -"A ver que te sale."
Esto es lo que ha salido.
Mi mayor deseo ha sido complacerte, y de paso alegrar a los compañeros. A veces cuando más interés tienes peor salen las cosas. Abrazos para todos. "El Timonel de El Galatea"
27 junio 2013

Manuel Carrasco Rubio dijo…
Gerardo: En este caso, solo que envíes saludos a tu nuera argentina, país al que tengo, bueno creo que le tenemos todos los españoles un gran cariño, puesto que esas emotivas palabras no me corresponden por mi corta estancia en el Galatea. Eso sí, hice bastantes navegaciones en buques de guerra.
Aunque signifique salirme del ambiente marinero, he de exponer que lamento la muerte de Puchades, jugador mítico cuando yo era un niño y coleccionaba cromos de futbolistas. Uno de los integrantes de la selección del mundial del Brasil de 1950, cuando yo contaba 6 años.
Por cierto, tengo entendido que fue Puchades uno de los propulsores para convertir las marismas de Guadalquivir en arrozales, llegando años donde se da la mayor producción por provincias. Saludos a todos.
28 junio 2013

Miguel Gómez dijo…
Buenos vientos, días de aburrimiento de velas caídas de mar chicha, pero como se suele decir de todo hay en la viña del Señor, sin duda que todo tiene su parte buena, eran en estos días cuando los mareados se despertaban de su letargo vomitivo, cuando hablo de mareados me estoy refiriendo a los novatos, después de algunos días de navegación ya no habían mareados, solo al volver a hacerse a la mar después de puerto alguno volvía a echar la “mascá”, como se solía decir en términos marineros o Galateanos, en realidad es vomitar, pero ya era mucho más leve y de corta duración.


He leído el comentario de Gerardo, como siempre sensacional, solo quiero recordarle el nombre de ese pequeño espacio estanco bajo el Alcázar a babor que se comunicaba con la sala de maquinas, el suelo era de rejillas metálicas, se accedía a dicha sala de maquinas, por medio de una pequeña escalera también metálica, se trata del “Tecle” era de muy pequeña dimensiones, pero hay nos amontonábamos las noches de frio invierno, los que estábamos de guardia y no cubríamos puesto, siempre que no hubiese temporal, en ese caso esa puerta debía estar cerrada para que los golpes de mar no entraran a la sala de maquinas. También creo que hay un ligero error, que puede que sea mío, en el cambio de guardia al medio día para hacer saltar los turnos y hacer coincidir el horario de comida, creo que este cambio se hacía a las catorce horas, de ser así mis disculpas por el mal asesoramiento.

Ya que estamos metidos en horarios me viene a la mente los cambios de hora en los viajes que hacíamos longitud Oeste, que eran casi todos, estos cambios de horario son los que no recuerdo como se llevaban a cabo, no cabe duda de que a la ida eran horas de menos y a la vuelta eran de mas, espero que tanto Castrillon como Gerardo o cualquier otro que lo sepa, sea tan amable que nos lo comente, de esta forma nos refrescan la memoria.

Según comenta Gerardo, un día a bordo de los suyos eran más o menos como los que yo podría relatar de los míos, sin duda de que las vivencias son muy parecidas pero no exactas, cada cual tiene su historia, en este caso los dos teníamos destinos parecidos. 
Pero no es lo mismo tener la maniobra general en el trinquete o mayor también dependiendo de la altura, sea en juanetes, velachos, gavias o mayores, que el que la tenía en las velas de cuchillo, sea en los foques, estays, cangreja o escandalosa, el grado de dificultad es abrumador de unas a las otras, ya que los primeros tenían que hacer muchas peripecias en lo alto de las vergas a muchos metros de altura, con el consabido balanceo y otras muchas inclemencias no carentes de múltiples peligros, mientras que los segundos hacían estas maniobras casi que en cubierta, como máximo en el bauprés que como es sabido estaban protegidos por una red (chinchorro), también es cierto que cuando la maniobra no era general la tenía que hacer la brigada de guardia, en estos casos sí que tenían que subir a todos los palos y a todas las alturas.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
No dejes de soñar,
porque en sueños es libre el hombre,
no caigas en el peor de los errores:
El silencio.

Bueno familia galateana, y demás lectores simpatizantes de aquel viejo velero, que la vida os sea fácil, mis mas afectuosos saludos.
Seguimos con caña a la vía.
27 junio 2103

Miguel Gómez dijo…
Donde estás Castrillon,
No te veo comentar,
Es tan grande tu ausencia,
Que no la podemos soportar.

Recuerdas tiempos atrás,
Tú me animabas a escribir,
Yo me dejaba llevar.
Hoy soy yo el que te pide

Que no te alejes más
en este barco sin ti
es muy difícil navegar.

Después de esta llamada a nuestro entrañable compañero y amigo Castrillon, vuelvo a entrar de guardia. Esta vez lo haré desde el castillo, estaré pendiente del muelle por si apareciera, creo que sus vacaciones ya deben de haber acabado, por lo que es hora de dar algo de lo mucho que tiene en mente, sobre todo responder a las muchas preguntas que tiene pendientes, no creo que se haya pasado al otro bando el de los silenciosos, eso ya lo hizo Meizoso y de momento continua sin aparecer por este sitio de tertulias.

En el viaje que hicimos a Dakar en el año 1957 al regreso me puse amarillo, las comidas me daban náuseas, parecía un esqueleto andante, los compañeros de rancho al ver que no comía me daban los postres de ellos, que era lo único que admitía mi organismo, hasta que el cabo de rancho dio parte al suboficial de guardia interior, que me hizo pasar por la enfermería, cuando me vio el suboficial sanitario llamó al teniente médico D. Juan Bohórquez, al que yo en mi periodo anterior había sido su repostero.

Este sin contemplaciones me hizo el ingreso en la ya citada enfermería, también se presentó el capitán médico del que no recuerdo su nombre, los dos médicos tenían cierta benevolencia conmigo aconsejándome que era lo mejor que se podía hacer, no en vano les había servido la mesa en multitud de ocasiones, que se trataba de una hepatitis que necesitaba reposo, a mi me preocupaba puesto que ya era ayudante especialista y el curso lo podía perder, cosa que así fue, no me dejaron presentarme en los exámenes finales, aunque solo perdí las clases de una semana o diez días, por lo que tuve que repetir el curso. Durante quince días las comidas me las pasaban por un colador que las hacia puré, también me daban una lata de leche condensada y galletas para merendar y otra lata de mermelada de naranja para los desayunos, la pena fue que solo fueron eso quince días.

Gerardo, ¿recuerdas aquellas comidas de carne de tiburón?, sin duda que eran proteínas frescas, estaba recién pescado por nuestro pescador de abordo Aquilino Álvarez, con la inestimable ayuda de toda la dotación que estábamos pendientes de aquel gran anzuelo que corría por nuestra popa, los que hacían guardia en la guindola también estaban pendientes de la pesca de aquellos escualos, cuando eran pescados y subidos a cubierta se formaba lo más parecido a un festejo, el maestro de cocina disfrutaba como pez en el agua descuartizando la presa, para su posterior elaboración en los fogones de la cocina.
Deseando lo mejor para todos, que sean felices, saludos.
30 junio 2013

Castrillon dijo…
Hola a todos, despues de leer los relatos de Ureña, vuelvo a revivir aquellos tiempos en que estuvimos embarcados juntos, me quedo pensativo,¿ que voy a escribir ?,tengo las herramientas para este menester en mi mano ,teclado pantalla y un cuadro en blanco esperando ser rellenado y, tengo bastante para escribir, ¿ pero por donde empezar?
Mientras estoy pensando, tengo mis manos encima del teclado y, con la mirada fija en el calendario de mi mesa escritorio, de repente me fijo en la fecha del día de hoy.

Me dio un sobresalto, ¡¡¡¡¡ dos de julio de 2013 !!!!!, enseguida me entró un muy fuerte escalofrío que recorrió todo mi cuerpo, mi cabeza me daba vueltas y, mi mente empezó a ir dando marcha atrás al tiempo a una velocidad espantosa, día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año, y un año, otro año, otro año, así hasta que, pararon de su recorrido las hojas del los calendarios, en el día 2 de Julio del año 1.953, fué de vértigo esa velocidad en que vi pasar esos tiempos.
Me detengo en esa lejana fecha del año 1.953.
Por favor sigue leyendo a continuación.
02 julio 2013

Castrillon dijo…
Ureña sigo escribiendo.
Mira antes de esa fecha anteriormente citada, estaba yo, por mi tierra Oviedo, trabajaba en una farmacia, llamada "Vega Castañon" en el mismo centro de la ciudad, éramos unos mozalbetes, y estábamos en plena primavera, solíamos ir en pandillas a los puertos de Gijón y Avilés a ver la mar, nos deteníamos viendo la descarga y carga de los buques mercantes y pesca, veíamos a sus tripulaciones alegres y buena camaradería.
Un día estando en Gijón, nos preguntó un marinero de un buque que si nos gustaba la mar, a lo que respondimos que si, nos indico que fuéramos a la Comandancia Marina, se encontraba frente al muelle,.

Allí nos dirigimos, yo conocía al segundo comandante, Don Benedicto Urrutia, capitán de fragata, y me preguntó lo que deseaba, ir a la marina, me refería a la marina mercante, me dijo "no te preocupes" me dijo los papeles que tenia que traer, así lo hice, los demás amigos de la pandilla, estaban ansiosos de saber como iba a ir, por que a ellos también les gustaba la mar.
Esto era sobre el mes de Abril del mismo año, bueno fueron pasando los días, hasta que en el mes de junio del mismo año me llegaron los papeles para ir a la "marina" yo ignoraba que fuera la marina de Guerra, y estaba muy orgulloso de ello, siempre tenia los papeles en la mano y en el bolsillo, para que me los vieron los amigos y amigas de las pandillas.

Todos me envidiaban, me sentía como el jefe de todas las pandillas, todos íbamos a las fiestas que empezaban por los pueblos y alrededores de la ciudad, echábamos los días en las romerías y verbenas que se hacían en los prados, nuestros mayores llevaban, las cestas de la comida y merienda, empanadas, tortillas, chorizos. Nosotros llevábamos unas botellas de sidra, éramos varias pandillas y nos reuníamos debajo de unos árboles a la sombra, para la hora de comer y merendar. 
Mientras amenizaban las fiestas unas gaitas y tambores, así como unas orquestas,! mucho nos gustaba oir a las orquestas !! ! que tiempos aquellos éramos felices,¡¡¡ sin ninguna preocupación, teníamos muy poco dinero, pero con ese poco lo pasábamos muyyy bienn, ¿ para que queríamos más?. Así fueron pasado los días, ... Sigue leyendo Ureña.
02 julio 2013

Castrillon dijo…
Ureña sigue leyendo.
Bueno, llegó el día uno de julio del año 1.953 víspera del día en que, iba a cambiar mi vida totalmente.
Ese día fue muy ajetreado, yo, ya tenia una maletas de madera preparada, mis amigos todos estaban conmigo, las fiestas seguían en su apogeo, se oían los sonidos de las gaitas y tambores por todas partes, por la fiestas, los voladores, (cohetes ) hacia su estruendo y alegre ruido en el cielo, a sus explosiones, anunciando el comienzo de diferentes actividades en la fiestas,!hacia mucho calor.¡
Al día siguiente fecha 2 del mes de julio de 1.953, me embarco en el tren con aquellos asientos de madera, y que echaban humo y vapor por todas partes ,alli estaban, en la estación todos los míos, tanto amigos como familiares, arranca el tren correo, y durante el viaje, hasta León donde tenia que hacer transbordo iba muy contento.

Llegamos a León, ahí cogí el tren correo que me llevaría a Ferrol, bien, durante el viaje, poco a poco, iba perdiendo un poco los ánimos, ya no conocía a nadie de los que viajaban conmigo, el bullicio de las fiestas todavía estaba en mi mente, a medida que me iba alejando de mi tierra, y me estaba acercando a Ferrol, me sentía más solo, todos eran desconocidos, tenían otras costumbres y diferente dialecto, ( el Gallego) una sombra de soledad me iba cubriendo, ¿ hacia donde me dirigía? ¿ que lugar era ese?, pero a duras penas me sobreponía, y casi conseguía estar como al principio, pero !no¡ algo en lo mas profundo de mi ser me indicaba que algo raro pasaba al final.
Cuando llegamos a Ferrol, por la última hora de la tarde conseguí, llegar a un lugar llamado Cuartel de Instrucción de Marinería, ¿será aquí donde se prepara uno para la marina mercante?.

Me acerco a la puerta y me sale al encuentro un señor de uniforme y con gorra, armado con mosquetón y bayoneta,(de infantería) me mete dentro y me lleva a un gran patio, allí había más gente, y guardias armados, cuando se cerraron las puertas detrás de mi, quede desorientado, ¿ estaría yo equivocado,? ¿ donde había entrado yo? ¿ que lugar era aquel, que se veían gente armada y de uniformes, mi cabeza daba vueltas intentando descifrar que lugar era aquel .... sigue leyendo Ureññññaaaa. 
02 junio 2013

Castrillon dijo…

Sigo....
No veía mas que buques de color gris y con grandes cañones y ametralladores, ¿ donde están los buque mercantes ? pensaba yo, enseguida se ponen en movimiento otras personas con uniformes y con galones, dándonos voces y a empujones mandándonos formar, yo no daba crédito a todo lo que estaba viendo, ¿ donde me había metido,? ¿ estaría confundido?
Intenté mirar a ver si veía la salida, ! pero no¡ no la veía, ¿ había entrado en una ratonera de donde no podría salir? me daban escalofríos ver todo eso, no era lo que yo quería, era muy diferente.

A continuación cuando consiguieron formarnos nos mandaron a unas duchas a todos, ya era de noche, nos cortaron el pelo al cero, nos dieron un número, el mío era 1089, no debíamos olvidarlo. A ultima hora nos dieron una taza de Colacao, unos decían que era cascarilla, no lo se, por que desconocía todo eso, nos dieron un colchoneta una manta y un coy, a dormir a los sollados, !! no daba crédito a todo eso que esta viviendo¡¡ ¿ seria una pesadilla? .

!No¡ no era una pesadilla, era la realidad, todos estábamos igual de asustados, la disciplina era muy dura, pasamos el resto de la noche tapados con la manta hasta la cabeza, todos estábamos pensando y analizando lo mismo, nuestra situación, envueltos en nuestra manta llorábamos, todavía teníamos en nuestras mentes los ecos de las fiestas que acabamos de dejar alegremente.

Al día siguiente, a golpe de corneta nos despiertan de lo poco que hemos dormido, a formar y desayunar, seguían dándonos órdenes y sin perdidas de tiempo nos enseñaban a hacer instrucción, visita medica, en fin, era todo lo que jamás nos habíamos imaginado, todos estábamos igual.
Sigue Ureña, voy a parar para no cansarte, pero continúa hoy mismo dos de julio de 2.013
02 julio 2013

Arminio dijo...
Buenas tardes a todos, acabo de llegar de vacaciones y he visto como Gerardo ha escrito aquel relato del un día en el Galatea. Miguel, Manuel y Castrillon han estado afanados en sus historias y el Galatea ya se le oye navegar, pues las música había desaparecido por no funcionar los reproductores de sonido. Aún no me ha dado tiempo a leer en profundidad los comentarios, tan solo a verlos por encima.
Pido permiso para entrar en la cubierta y comenzar las siguientes singladuras en unión a esta excelente dotación. Un abrazo a todos.

02 julio 2013

Miguel Gómez dijo…  
Hola Arminio, bienvenido a bordo, no se quien te tiene que dar el permiso para que embarques nuevamente, pero por mi parte no solo puedes entrar a la cubierta, puedes entrar hasta los sollados si así lo deseas.
Celebro tu regreso de haber disfrutado unos días de vacaciones, como ves nosotros hemos hecho lo que buenamente hemos podido. De momento el Galatea sigue con su virtual navegación que no es poco.
Ahora esta algo más completa nuestra pequeña dotación.
Estamos expectantes para acabar de leer hasta el final el comentario de nuestro gran Capitán y Comandante Castillon, que ha prometido que sea hoy día dos de Julio del 2013. Saludos colegas y de mas lectores02 julio 2013
 

Castrillon dijo… 
Hola Arminio, he de decirte que ya estábamos preocupados por ti, estuvimos planeando formar un comando para ir a buscarte, pero era un secreto. Ya teníamos las armas preparadas, eran remos, bicheros, lampazos, y otras herramientas de esas que muy bien conoces, pero has llegado a tiempo, y te damos la bienvenida todossss, incluido Ureñaaaa,.
Bueno mañana sigo escribiendo aquellos acontecimientos que hemos pasado aquellos primeros días del mes de Julio del año 1.953.
Hoy estoy celebrado aquel segundo día de ese mismo mes, día en que cambió totalmente mi vida.
Un muy fuerte abrazo a todos los que se acercan a la lectura de estas páginas, y a todos los compañeros supervivientes, y muyyy especial a aquellos que estuvieron embarcados conmigo en aquella galera, y pasaron las mismas dificultades, y duros cambios de vida.
Muchos estamos en estas páginas. 

02 julio 2013

Manuel Carrasco Rubio dijo…  

Me alegro de tanta navegación. A ver, señor Castrillon, si yo me he enterado bien de lo leído, lo que hicieron entre aquel marinero (Supongo que de la Mercante) y el capitán de fragata, fue una jugarreta con un chaval de mandarlo confundido a la Armada, sometido a una disciplina repentina e inesperada. Si es así, yo lo llamaría una auténtica putada, hoy inadmisible, afortunadamente, en la actualidad. Otra cosa es que el resultado final fuese positivo.
Saludos a todos. 

 03 julio 2013  

Castrillon dijo… Ureña sigue leyendo.  Hola, mira continuo con lo dejado en el día anterior, ahora mismo, del día 3 de Julio del 53, estabamos todos formados para ir a los sollados después de una ajetreada jornada , de formaciones, voces por todas partes dando ordenes a las diez brigadas que componíamos los " voluntarios ". Nosotros nos volvíamos locos para intentar comprender algo de lo que pasaba, pero nada todo seguía su ritmo marcado por las normas del cuartel, todo era patéticamente verdad, no era un sueño, no, era la pura realidad.

¿Cómo es posible que cayéramos en esa trampa con lo vivarachos que éramos?, tenían que borrar como fuera todo nuestras costumbres, ideas, pensamientos y manera de comportarnos, radicalmente y en poco tiempo, ya que nos estaban esperando los buques de guerra en los que teníamos que embarcar, y teníamos que estar preparados para la nueva situación, así que sin demora de tiempo todo iba saliendo como ellos se proponían.

Sin escatimar modos ni métodos, en dos mese teníamos que tener otra mentalidad, un comportamiento de militares, y eso implicaba un cambio total en nuestras mentes, nuestras palabras, nuestro andar y nuestro modales. ¿ Que si nos costaba mucho conseguir eso? no os lo imagináis, ya sabes que era el año 1.953, todo era, ordeno y mando, con o sin razón, muchas lágrimas nos costaba cambiar de vida.
¿ Qué decir del descanso ? dormíamos muy pocas horas por la noche, en una colchoneta y una manta en el suelo de los sollados, tanto sueño arrastrábamos, que durante la noche, antes de acostarnos nos encontrábamos sentados en el sollado, en corrillos y que uno de mi compañía y de grupo, llamado Plana de primer apellido, cuando estábamos hablando de lo cansados y muertos de sueño que sentíamos, saco unas cuantas pastillas blancas, las puso en su mano y nos dijo, "mirar, esta noche me voy a dormir más que nadie. " Llevándose a la boca el puñado de pastillas las tragó todas, nosotros ignorábamos lo que eran y no le dimos importancia alguna.

A la mañana siguiente, cuando el cabo verde de la brigada, llamado Gaspar, era de Gijón, tocó diana y nos hizo levantar rápidamente, teníamos poquísimo tiempo para aferrar el coy, vestirnos lavarnos y desayunar para ir a formar, pero, este compañero Plana no era capaz a despertar, tampoco nosotros le dábamos importancia, lo destapó y movió su cuerpo con su pie, para hacerle despertar, pero nada, entonces le cogieron al hombro y se lo llevaron. 

Nosotros seguíamos con nuestras tareas, tampoco le dábamos importancia, pero no volvió más a la brigada se lo llevaron al cementerio de la marina que hay en Ferrol. Allí tiene su nombre fecha de nacimiento y fecha de su muerte, yo le visité varias veces, lo mismo que a otros compañeros que también murieron, uno de ellos estaba en el Galatea, y fue enterrado en el mismo lugar.  
03 julio 2013

Castrillon dijo… 

 Sigue,pero voy a abreviar mucho, sigue leyendo Ureña.
Otro error que cometí, fue a mitad de la formación en el cuartel. Nos dieron unos papales con las especialidades que quisiéramos elegir, yo no sabía como poner la que a mi me gustaba, y era la de enfermero, ya os dije que trabajaba en una farmacia, y por lo menos tenia algún conocimiento de medicaciones, pero al porerlas por orden de preferencia empecé por la primera que encabezaba la lista, que era Maniobra, claro que creía que me darían la de enfermero, pero no fue así, ya que cometí ese error de poner el numero uno a Maniobra.
Durante esa temporada de cambio de vida en el cuartel, íbamos haciendo nuevos amigos estos eran los mas cercanos a nuestras provincias, yo tenia un grupo de vascos, y de León, aparte de Asturias, muy buenos amigos y compañeros, solíamos salir juntos y formábamos nuestro grupo.
Cuando juramos bandera, fué apoteósico, nos dieron muy bien de comer, y mejor trato, pero por la tarde nos mandaron ya a nuestros destinos, a mi y a otros nos mandaron al Galatea.
Todo volver a empezar, si malo fue el cuartel cuando ingresamos, peor fue al embarcar nosotros en aquella “galera”, a los pocos días salimos a la mar, después de embarcar los víveres y el carbón.

Cuando salimos navegamos por el Cantábrico y el Canal de la Mancha, en buena hora embarcamos en ese buque, largamos todo el aparejo, y con buen viento, cuando yo y otro compañero de mi curso, estábamos en la cubierta mirando las velas en la banda de estribor junto a la baca de beber, y hacia un viento idean para las velas, cosa que comenté con el compañero, y le dije "que buen aire hace para las velas" mira, no me dio tiempo a terminar la frase cuando, por detrás me arrearon tal bofetada que me tiraron sobre la cubierta, y cuando estaba en el suelo veo la cara curtida de un contramaestre junto a la mía, que me decía" no se dice aire se dice viento", eso fue la gota que colmó mi espíritu, ¿ que clase de gente hay en la marina? esta gente no era ni la sombra de aquellos marineros y que yo veía en los muelles de Gijón y Avilés. Mira Ureña, jamás creía que iba a echar de menos el Cuartel de Ferrol, pero así fue, lo echábamos de menos, se convirtió en una nostalgia para nosotros.
Bueno no te canso mas por ahora, continuará Ureña.  

03 julio 2013

Castrillon dijo…

Hola Carrasco, no, no fue un complot, yo ya conocía al segundo comandante de la comandancia militar de marina, y aquel marinero nada tenía que ver en este asunto, solamente se paró a hablar con nosotros, lo mismo que se hace en casi todos los puertos, y mi caso es que quería ir a la mercante.
El resto de, si me fue positivo, lo diré al final de esta tertulia, para llevarlo por un orden, que será mañana.
Bueno amigo Carrasco, gracias por dedicarte a las lecturas de este blog, que son anécdotas de nuestras pasadas aventuras y que fueron un verdadera realidad. Un muy fuerte abrazo.  

03 julio 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…
Vestir de paisano en la Marina de mis tiempos y pertenecer a la Escuela de Maniobra, era correr un riesgo demasiado alto.
Ferrol, a pesar de ser el primer Departamento Marítimo de España, era un pueblo grande donde corrías el peligro de ser reconocido por demasiada gente.
Un buen día, a mi amigo "Güili" se le ocurre la "brillante" idea de vestir de paisano en algunas ocasiones, especialmente en verano y visitar los pueblos cercanos, con motivo de sus fiestas Patronales.


Lo habla con Zurita y conmigo. Después de debatir el tema y valorar los riesgos, decidimos los tres que el mundo es de los valientes.
Pero... había muchos e importantes obstáculos que deberían ser debatidos y sorteados. Esto no era tan fácil, al menos para mí.
Había que traerse la ropa de paisano que cada uno de nosotros tuviera en su casa; un lugar donde guardarla, poder vestirnos y cambiarnos. Y lo más importante para mí, mi vestuario "paisanil", debido a la precaria situación económica de mi familia, era muy escaso, y de muy poca, o nula calidad.


Este debate lo estuvimos teniendo al final del viaje de Bremen; de manera que al regreso del permiso correspondiente, parte de nuestro equipaje debería ser la ropa de paisano.
"Güili" lo tenía todo planeado. La ropa se guardaría en casa de unas señoras mayores que tenían la vivienda muy cerca del cine Callao, y que solían alquilar habitaciones para dormir.
Estas dos señoras que aportaban unos ingresos extras a su vida, este menester, lo hacían de forma ilegal, tanto es así, que a "Güili" y a mí, nos tocó vivir una "chusca" situación una noche que dormimos en su casa esperando el tren que nos llevaría de permiso a nuestros hogares.


Quizás, y si estoy inspirado, lo cuente algún día. Creo que merece la pena, aunque solo sea por tratar de adivinar la cara de imbéciles que se supone nos quedaría.
El problema de mi más que pobre y escaso equipamiento, también estaba previsto por mi amigo. Él, al contrario que yo, disponía de un bonito y amplio armario.
Yo sería abastecido con generosidad y buen gusto, no había problemas.
De momento se nos ocurre uno. Mi amigo era más alto que yo. También lo tenía previsto. He dicho que "Güili" tenía un largo armario, él, a diferencia de mí, era hijo único, y doña Concha, su madre, tenía un buen empleo; la diferencia económica era abismal.


La cuestión era que mi amigo tenía y conservaba de unos años anteriores, y se suponía que le vendría bien a mí estatura.
Todo salió perfecto, ni hecho a medida. Lucía una "guayabera" de pana marrón que era una "cucada", y me veía más guapo que Gary Cooper.
Tenía el presentimiento que con ese atuendo el éxito estaba asegurado, y aunque el corte de pelo siempre te delataba, estaba claro que alas mozas del lugar los uniformes de la Marina siempre les impedía acercarse. No estaba bien visto relacionarse con marineros, esto siempre era motivo de crítica, y todos sabemos lo crueles que llegan a ser y el daño que producen en la persona criticada. Lógicamente, siempre hay excepciones, pero este era el sentir general.


Nosotros no éramos los únicos que vestían de paisanos, había más gentes de otros barcos y también del Galatea.
la localidad de Cabañas era un lugar muy cercano a Ferrol, para llegar a este sitio teníamos que coger la lancha. En mi infancia recuerdo soler acompañar a mi madre con cierta frecuencia.
En este bonito lugar, solía mi madre lavar la ropa en un lavadero publico, lavadero al que solían visitar un importante número de amas de casa a realizar su colada. Una vez lavada se extendía en la hierba para su secado. Tenía y tengo tiernos y dulces momentos vivido con mi madre en Cabañas.
Continúa...
05 julio 2103


Castrillon dijo…
!!!! Ureñaaaaaaaaa¡¡¡¡¡ no nos dejes en suspense, continúa rápidamente, lo estamos esperando. Un muy cordial saludo a todos los que visitan estas paginas y a los que contribuyen con sus escritos.
05 julio 2013


Gerardo Ureña Massa dijo…
Sigue...
Pasábamos todo el día en este bonito lugar. Mientras mamá lavaba y secaba la ropa, yo me dedicaba a jugar con otros muchachos y muchachas de mi edad. Comíamos allí, y al atardecer recogíamos la ropa seca, la poníamos en la tina, tomábamos de nuevo la lancha y nos regresábamos a Ferrol. Como nosotros vivíamos en Ferrol Viejo, la lancha nos dejaba muy cerca de casa.
Regresemos nuevamente al Galatea. Nosotros pusimos en marcha esta nueva aventura de vestir de paisano y solamente lo solíamos hacer los domingos.


En verdad el invento, es viejo, pero para nosotros nuevo invento, funcionaba bien.
En ocasiones nos paseábamos por Ferrol, pero fueron pocas veces; siempre nos encontrábamos compañeros nuestros, y en un par de ocasiones tuvimos que sortear algún mando. Este riesgo también lo teníamos en los pueblos, pero era menor, al menos así nos lo parecía a nosotros.


Un día fuimos a las fiestas de Cabañas. Recuerdo que lo pasamos bien. Nos encontramos a una amiga de mi prima Raquel, eran amigas desde la más tierna edad, y vivía en la misma calle que vivían mis tíos. Yo la conocía prácticamente desde mi regreso a mi Patria "chica". Mi prima Raquel me la había presentado, y en ocasiones coincidía con ella. Merche, que así se llamaba la mocita, tenía un trato agradable. Era una chica muy delgada, físicamente tenía poco que ofrecer, pero su trato era dulce y sublime, esto suplía con largueza las posibles carencias que pudiera tener. Gozar de su compañía siempre fue un placer.


Estaba con un grupo de amigas que nos presentó, yo a su vez les presenté a los míos. Pasamos un feliz y placentero día. El reloj, siempre el reloj, implacable, miserable, cruel, destructor de dulces sueños, seguía su curso sin pestañear y sin mostrar el menor deseo por detenerse. Cuando quisimos darnos cuenta, era tiempo de ejercer una digna y precipitada retirada.
Nuestro tiempo lo teníamos muy ajustado, con mucha suerte nos salvaríamos por los pelos. Nos dirigíamos apresuradamente a la lancha que debería llevarnos a Ferrol; las chicas nos acompañaron hasta el embarcadero, pero nos esperaba una muy imprevista sorpresa. La lancha estaba llena, no podía embarcar nadie más, esperar a la siguiente sería nuestra ruina, nos presentaríamos en el Galatea muy tarde.


Quisiera que este escrito fuese un canto de agradecimiento a aquella linda muchacha que haciendo gala de un derroche natural de generosidad consiguió lo que parecía imposible.
El patrón de la lancha se cerró en banda y dijo que la embarcación estaba al completo de su capacidad, e incluso, sobrepasaba el límite permitido.
Merche se dirigió al patrón y de forma suplicante le dijo.-"Sea usted comprensivo, son marineros, tienen que cambiarse de ropa, y si no cogen esta lancha llegarán tarde y serán arrestados"
El patrón se mantenía firme en sus convicciones, no cedía un ápice, y tenía sus razones, pero Merche no se dejaba convencer. Esta vez con lágrimas en los ojos suplicándole casi de rodillas, le dijo.


-"Podrían ser hijos suyos y seguro que le gustaría que hicieran lo mismo por ellos".
Parece que le tocó la fibra sensible, el patrón parecía confuso pero no cedía. Finalmente dijo. "Quiero tres voluntarios que cedan el sitio a estos marineros, y esperen a la próxima lancha" Nadie se movía, no había ni una sola persona dispuesta a abandonar la lancha en beneficio nuestro.
Finalmente el patrón se queda pensativo y reacciona, dirigiéndose a nosotros nos dice.


-"Embarcar". Subimos a la lancha, no sin antes despedirnos de Merche y sus amigas, y finalmente conseguimos nuestro objetivo.
Siempre le estuve agradecido. Siempre la recuerdo con un muy especial cariño. Estos comportamientos, que de forma espontánea y gratuita, tan nobles y tan sinceros, son impagables, y esto siempre te lo deberé.
Han pasado muchos años, muchísimos diría yo. Nunca me olvidé de ti. Continúa...
05 julio 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…
Sigue...
Manuel: con gusto le haré saber a mi nuera tus agradecidos y justos piropos a su tierra. Ella podrá saberlo de primera mano, pues es una fan de nuestro blog. Te puedo asegurar que se llevará una gran alegría.
Lo de Puchades es tal como tú lo dices en tu escrito. El nació en Sueca. Sueca es un pueblo arrocero de la provincia de Valencia, y el arroz no tenía secretos para su vida. Lo que ganó como jugador lo invirtió en campos de arroz, haciendo de esa forma su manera de ganarse la vida. Veo con agrado que estás bien informado. Y lo de la mayor producción de arroz de las marismas también es cierta.


Miguel, como siempre eres el mejor, así es como yo te veo Miguel, no se te escapa un detalle. Yo no recordaba que a ese rincón se le llamara el "Tecle", vamos, es que ni zorra idea, sí me acordaba de la puerta estanca y de las rejillas metálicas, aunque estos últimos no fueron nombrados por mí. No siempre nos dejaban refugiarnos en el "Tecle", dependía en gran manera de las bondadosas calidades humanas de los contramaestres de turno.
Como tú dices sabiamente, si el agua barría la cubierta, la puerta se cerraba. Aunque si la memoria no me es infiel, el borde bajo inferior, estaba separado de cubierta algo más de un palmo.


En los crudos días de invierno, y en algunas ocasiones, dependiendo siempre de como estuviésemos atracados, yo creo recordar que este lugar servía de refugio a la guardia militar.
El error en el cambio de guardias, solo tiene un destinatario, y ese soy yo. No te atribuyas errores que no te corresponden. Yo recurrí a ti para que me refrescaras la memoria, que yo sea un torpe, tu no tienes culpa.
Yo siempre tuve la maniobra en el palo mayor, la tuve de marinero, de ayudante especialista y de especialista. Pero dentro del mismo palo a veces me mandaban a las gavias, otras a los juanetes y en ocasiones a la mayor.


Esto era en maniobra general, pero en una guardia, si tenías que acudir al trinquete, mesana, o foques, pues ahí que te enviaban, y no te quedaba otra.
Me vas a perdonar Miguel, pero no me atrevo a pronunciarme en el tema del horario, soy demasiado torpe, y me da miedo liaros a confundiros. Soy de los que piensa que estas cosas y muchas otras están más ordenadas en tu cabeza que en la mía.
Caramba Miguel, estás generoso y lucido, escribes sin parar. Estas en racha. Bueno, bueno, eres más que un fenómeno.


Claro que me acuerdo del tiburón. Si supieras la cantidad de veces que haciendo guardia de guindola en la banda de estribor me quedaba absorto mirando aquel cable que en su gran anzuelo llevaba una hoja de bacalao.
Y si supieras cuantos pensamientos acudían a mi mente durante esas dos horas de guardia en las que solo veías cielo y mar.
Lo que ignoraba yo, es que tuviéramos tantas cosas afines. Ambos perdimos un curso por enfermedad, y ambos lo perdimos siendo ayudantes. Curioso.
Un abrazo a todos.


P.D. Tenía preparado el escrito emitido por mí, y me encuentro con la agradable sorpresa de los desbordamientos de nuestros ríos. Que gratificante resulta veros a todos con la pluma en la mano.
Castrillón rompe los moldes y la cosa no termina ahí. Estamos esperando que siga. Cuando termine trataré de dar respuesta a tu grandilocuente escrito.
Arminio se presenta al cabo escuadra, al término de su más merecido periplo vacacional.
Miguel, que ya venía de lejos y era portador de un más que glorioso sprint de sucesivos escritos. Manuel, que fiel a sí mismo, siempre atento a todo lo que se menea, no pierde ocasión con sus acertados apuntes.
Me dejáis boquiabierto, agradablemente sorprendido, y cada vez admiro más vuestros valores. Sois unos tíos super "cojonudos". Yo así os veo. ¡Gracias amigos!
05 julio 2013


Miguel Gómez dijo…
Hola a todos los tertulianos, tanto activos como pasivos, dispongan de un magnifico día y disfruten del momento.
La vida se hace al andar ya que no hay nada escrito, sigamos caminando aunque la senda sea estrecha y penosa, y nuestro calzado no sea el más adecuado para hacer esta especie de senderismo que la vida nos ha proporcionado, esperemos que al final de este camino que se está haciendo largo, encontremos la exuberante primavera terrenal.


Sin duda de que este maremoto de comentarios que se están vertiendo en estos últimos días, tienen muy poco que ver con otros no muy lejanos de días anteriores, ¡¡este es nuestro Galatea con todas sus velas al viento surcando esos mares de Dios!!. como lo hacía antaño en sus mejores tiempos.
Los que  tuvimos la dicha de cubijarnos en la sombra de sus velas, en la cubierta del castillo o en el tecle de máquinas en las noches invernales, nos sigue inundando la nostalgia al recordar aquella imagen con todas sus velas cargadas, recibiendo el viento por cualquiera de sus aletas, creo que gracias a esa nostalgia, hace posible esta lectura en este espacio, que también dirige nuestro compañero y amigo Arminio, con la inestimable colaboración de los narradores de turno, así como el aspirante a lo mismo, que a pesar de la ya veteranía sigue de ordenanza, sin posibilidad de ascenso, sin olvidar a los no menos imprescindibles visitantes, que con su generosidad hacen subir ese número al final de pagina, el cual nos anima a seguir buscando algún momento para seguir con estas tertulias.


Leído el inacabado cometario de Castrillon, me he quedado pensativo, he comprendido lo duro que fue su inicio en la Armada, pero lo cierto es que no me ha sorprendido nada en absoluto, creo que todos los que un día nos incorporamos en la marina, por este camino, en mayor o menor grado dejamos atrás una historia que precisamente no fue un camino de flores, a pesar de ser unos adolescentes “aprendices a hombres” y haber dejado el seno familiar por primera vez, el trato estaba muy ausente de buenos modales, donde no cabía el halago, el ánimo, el aliento ni nada parecido para seguir adelante, el único consuelo era mirar hacia atrás donde veías a otros compañeros, que posiblemente fuesen más débiles y aun lo estaban pasando peor.


En el Cuartel de Instrucción hasta la jura de bandera se podía renunciar, algunos así lo hicieron, otros no lo hicieron porque ante sus familias y amigos salieron como valientes y no se atrevían a volver como cobardes, pero todo paso hace ya muchos años y aquí estamos para contarlo.
Después de todo lo pasado en los inicios tanto de la Armada como en el Galatea, pasados los cuatro o cinco meses ya todo se veía de otra manera, navegando siempre teníamos el aliciente de las llegadas a puerto, las ya consabidas tertulias en el castillo con aquellos fuertes lazos de amistad, que hoy a pesar del largo tiempo trascurrido aún perduran, con los que aun siguen entre nosotros, y otros muchos buenos momentos que también los hubieron, en cualquier rincón de nuestro viejo velero, sin olvidar la férrea disciplina a la que estábamos sometidos constantemente, los unos hicieron de la marina su forma de vida, otros preferimos marchar a la vida civil después de cumplir nuestro compromiso que era de cuatro años, ahora ya cargados de años nos encontramos frente a frente para rememorar nuestros inicios repletos de nostalgias.
Iba a insertar este comentario, pero veo que Gerardo está en pleno proceso literario con el suyo, por lo que lo haré más tarde cuando él ya haya concluido, con el objetivo de no intercalar nada y todo le sea más fácil a Arminio.
Afectuosos saludos para todos.
05 julio 2013


Manuel Carrasco Rubio dijo…
Hola a todos. Gracias por vuestras aclaraciones.
Leo toda esta larga, entretenida y "aventurera" vida y espero la continuidad.
En pocos años todo cambió para mejor, al menos en Cartagena" durante 1964-65. También estaba prohibido vestir de paisano, pero teníamos casas donde nos lavaban la ropa y nos cambiábamos. Si nos veían los mandos del barco, que era probable, hacían la "vista gorda".
06 julio 2013
  
Gerardo Ureña Massa dijo…
Vestir de paisano en la Marina de mis tiempos y pertenecer a la Escuela de Maniobra, era correr un riesgo demasiado alto.
Ferrol, a pesar de ser el primer Departamento Marítimo de España, era un pueblo grande donde corrías el peligro de ser reconocido por demasiada gente.
Un buen día, a mi amigo "Güili" se le ocurre la "brillante" idea de vestir de paisano en algunas ocasiones, especialmente en verano y visitar los pueblos cercanos, con motivo de sus fiestas Patronales.



Lo habla con Zurita y conmigo. Después de debatir el tema y valorar los riesgos, decidimos los tres que el mundo es de los valientes.
Pero... había muchos e importantes obstáculos que deberían ser debatidos y sorteados. Esto no era tan fácil, al menos para mí.
Había que traerse la ropa de paisano que cada uno de nosotros tuviera en su casa; un lugar donde guardarla, poder vestirnos y cambiarnos. Y lo más importante para mí, mi vestuario "paisanil", debido a la precaria situación económica de mi familia, era muy escaso, y de muy poca, o nula calidad.



Este debate lo estuvimos teniendo al final del viaje de Bremen; de manera que al regreso del permiso correspondiente, parte de nuestro equipaje debería ser la ropa de paisano.
"Güili" lo tenía todo planeado. La ropa se guardaría en casa de unas señoras mayores que tenían la vivienda muy cerca del cine Callao, y que solían alquilar habitaciones para dormir.
Estas dos señoras que aportaban unos ingresos extras a su vida, este menester, lo hacían de forma ilegal, tanto es así, que a "Güili" y a mí, nos tocó vivir una "chusca" situación una noche que dormimos en su casa esperando el tren que nos llevaría de permiso a nuestros hogares.



Quizás, y si estoy inspirado, lo cuente algún día. Creo que merece la pena, aunque solo sea por tratar de adivinar la cara de imbéciles que se supone nos quedaría.
El problema de mi más que pobre y escaso equipamiento, también estaba previsto por mi amigo. Él, al contrario que yo, disponía de un bonito y amplio armario.
Yo sería abastecido con generosidad y buen gusto, no había problemas.
De momento se nos ocurre uno. Mi amigo era más alto que yo. También lo tenía previsto. He dicho que "Güili" tenía un largo armario, él, a diferencia de mí, era hijo único, y doña Concha, su madre, tenía un buen empleo; la diferencia económica era abismal.



La cuestión era que mi amigo tenía y conservaba de unos años anteriores, y se suponía que le vendría bien a mí estatura.
Todo salió perfecto, ni hecho a medida. Lucía una "guayabera" de pana marrón que era una "cucada", y me veía más guapo que Gary Cooper.
Tenía el presentimiento que con ese atuendo el éxito estaba asegurado, y aunque el corte de pelo siempre te delataba, estaba claro que alas mozas del lugar los uniformes de la Marina siempre les impedía acercarse. No estaba bien visto relacionarse con marineros, esto siempre era motivo de crítica, y todos sabemos lo crueles que llegan a ser y el daño que producen en la persona criticada. Lógicamente, siempre hay excepciones, pero este era el sentir general.



Nosotros no éramos los únicos que vestían de paisanos, había más gentes de otros barcos y también del Galatea.
la localidad de Cabañas era un lugar muy cercano a Ferrol, para llegar a este sitio teníamos que coger la lancha. En mi infancia recuerdo soler acompañar a mi madre con cierta frecuencia.
En este bonito lugar, solía mi madre lavar la ropa en un lavadero publico, lavadero al que solían visitar un importante número de amas de casa a realizar su colada. Una vez lavada se extendía en la hierba para su secado. Tenía y tengo tiernos y dulces momentos vivido con mi madre en Cabañas.
Continúa...
05 julio 2103



Castrillon dijo…
!!!! Ureñaaaaaaaaa¡¡¡¡¡ no nos dejes en suspense, continúa rápidamente, lo estamos esperando. Un muy cordial saludo a todos los que visitan estas paginas y a los que contribuyen con sus escritos.
05 julio 2013



Gerardo Ureña Massa dijo…
Sigue...
Pasábamos todo el día en este bonito lugar. Mientras mamá lavaba y secaba la ropa, yo me dedicaba a jugar con otros muchachos y muchachas de mi edad. Comíamos allí, y al atardecer recogíamos la ropa seca, la poníamos en la tina, tomábamos de nuevo la lancha y nos regresábamos a Ferrol. Como nosotros vivíamos en Ferrol Viejo, la lancha nos dejaba muy cerca de casa.
Regresemos nuevamente al Galatea. Nosotros pusimos en marcha esta nueva aventura de vestir de paisano y solamente lo solíamos hacer los domingos.



En verdad el invento, es viejo, pero para nosotros nuevo invento, funcionaba bien.
En ocasiones nos paseábamos por Ferrol, pero fueron pocas veces; siempre nos encontrábamos compañeros nuestros, y en un par de ocasiones tuvimos que sortear algún mando. Este riesgo también lo teníamos en los pueblos, pero era menor, al menos así nos lo parecía a nosotros.



Un día fuimos a las fiestas de Cabañas. Recuerdo que lo pasamos bien. Nos encontramos a una amiga de mi prima Raquel, eran amigas desde la más tierna edad, y vivía en la misma calle que vivían mis tíos. Yo la conocía prácticamente desde mi regreso a mi Patria "chica". Mi prima Raquel me la había presentado, y en ocasiones coincidía con ella. Merche, que así se llamaba la mocita, tenía un trato agradable. Era una chica muy delgada, físicamente tenía poco que ofrecer, pero su trato era dulce y sublime, esto suplía con largueza las posibles carencias que pudiera tener. Gozar de su compañía siempre fue un placer.



Estaba con un grupo de amigas que nos presentó, yo a su vez les presenté a los míos. Pasamos un feliz y placentero día. El reloj, siempre el reloj, implacable, miserable, cruel, destructor de dulces sueños, seguía su curso sin pestañear y sin mostrar el menor deseo por detenerse. Cuando quisimos darnos cuenta, era tiempo de ejercer una digna y precipitada retirada.
Nuestro tiempo lo teníamos muy ajustado, con mucha suerte nos salvaríamos por los pelos. Nos dirigíamos apresuradamente a la lancha que debería llevarnos a Ferrol; las chicas nos acompañaron hasta el embarcadero, pero nos esperaba una muy imprevista sorpresa. La lancha estaba llena, no podía embarcar nadie más, esperar a la siguiente sería nuestra ruina, nos presentaríamos en el Galatea muy tarde.



Quisiera que este escrito fuese un canto de agradecimiento a aquella linda muchacha que haciendo gala de un derroche natural de generosidad consiguió lo que parecía imposible.
El patrón de la lancha se cerró en banda y dijo que la embarcación estaba al completo de su capacidad, e incluso, sobrepasaba el límite permitido.
Merche se dirigió al patrón y de forma suplicante le dijo.-"Sea usted comprensivo, son marineros, tienen que cambiarse de ropa, y si no cogen esta lancha llegarán tarde y serán arrestados"
El patrón se mantenía firme en sus convicciones, no cedía un ápice, y tenía sus razones, pero Merche no se dejaba convencer. Esta vez con lágrimas en los ojos suplicándole casi de rodillas, le dijo.



-"Podrían ser hijos suyos y seguro que le gustaría que hicieran lo mismo por ellos".
Parece que le tocó la fibra sensible, el patrón parecía confuso pero no cedía. Finalmente dijo. "Quiero tres voluntarios que cedan el sitio a estos marineros, y esperen a la próxima lancha" Nadie se movía, no había ni una sola persona dispuesta a abandonar la lancha en beneficio nuestro.
Finalmente el patrón se queda pensativo y reacciona, dirigiéndose a nosotros nos dice.



-"Embarcar". Subimos a la lancha, no sin antes despedirnos de Merche y sus amigas, y finalmente conseguimos nuestro objetivo.
Siempre le estuve agradecido. Siempre la recuerdo con un muy especial cariño. Estos comportamientos, que de forma espontánea y gratuita, tan nobles y tan sinceros, son impagables, y esto siempre te lo deberé.
Han pasado muchos años, muchísimos diría yo. Nunca me olvidé de ti. Continúa...
05 julio 2013

Gerardo Ureña Massa dijo…
Sigue...
Manuel: con gusto le haré saber a mi nuera tus agradecidos y justos piropos a su tierra. Ella podrá saberlo de primera mano, pues es una fan de nuestro blog. Te puedo asegurar que se llevará una gran alegría.
Lo de Puchades es tal como tú lo dices en tu escrito. El nació en Sueca. Sueca es un pueblo arrocero de la provincia de Valencia, y el arroz no tenía secretos para su vida. Lo que ganó como jugador lo invirtió en campos de arroz, haciendo de esa forma su manera de ganarse la vida. Veo con agrado que estás bien informado. Y lo de la mayor producción de arroz de las marismas también es cierta.



Miguel, como siempre eres el mejor, así es como yo te veo Miguel, no se te escapa un detalle. Yo no recordaba que a ese rincón se le llamara el "Tecle", vamos, es que ni zorra idea, sí me acordaba de la puerta estanca y de las rejillas metálicas, aunque estos últimos no fueron nombrados por mí. No siempre nos dejaban refugiarnos en el "Tecle", dependía en gran manera de las bondadosas calidades humanas de los contramaestres de turno.
Como tú dices sabiamente, si el agua barría la cubierta, la puerta se cerraba. Aunque si la memoria no me es infiel, el borde bajo inferior, estaba separado de cubierta algo más de un palmo.



En los crudos días de invierno, y en algunas ocasiones, dependiendo siempre de como estuviésemos atracados, yo creo recordar que este lugar servía de refugio a la guardia militar.
El error en el cambio de guardias, solo tiene un destinatario, y ese soy yo. No te atribuyas errores que no te corresponden. Yo recurrí a ti para que me refrescaras la memoria, que yo sea un torpe, tu no tienes culpa.
Yo siempre tuve la maniobra en el palo mayor, la tuve de marinero, de ayudante especialista y de especialista. Pero dentro del mismo palo a veces me mandaban a las gavias, otras a los juanetes y en ocasiones a la mayor.



Esto era en maniobra general, pero en una guardia, si tenías que acudir al trinquete, mesana, o foques, pues ahí que te enviaban, y no te quedaba otra.
Me vas a perdonar Miguel, pero no me atrevo a pronunciarme en el tema del horario, soy demasiado torpe, y me da miedo liaros a confundiros. Soy de los que piensa que estas cosas y muchas otras están más ordenadas en tu cabeza que en la mía.
Caramba Miguel, estás generoso y lucido, escribes sin parar. Estas en racha. Bueno, bueno, eres más que un fenómeno.



Claro que me acuerdo del tiburón. Si supieras la cantidad de veces que haciendo guardia de guindola en la banda de estribor me quedaba absorto mirando aquel cable que en su gran anzuelo llevaba una hoja de bacalao.
Y si supieras cuantos pensamientos acudían a mi mente durante esas dos horas de guardia en las que solo veías cielo y mar.
Lo que ignoraba yo, es que tuviéramos tantas cosas afines. Ambos perdimos un curso por enfermedad, y ambos lo perdimos siendo ayudantes. Curioso.
Un abrazo a todos.



P.D. Tenía preparado el escrito emitido por mí, y me encuentro con la agradable sorpresa de los desbordamientos de nuestros ríos. Que gratificante resulta veros a todos con la pluma en la mano.
Castrillón rompe los moldes y la cosa no termina ahí. Estamos esperando que siga. Cuando termine trataré de dar respuesta a tu grandilocuente escrito.
Arminio se presenta al cabo escuadra, al término de su más merecido periplo vacacional.
Miguel, que ya venía de lejos y era portador de un más que glorioso sprint de sucesivos escritos. Manuel, que fiel a sí mismo, siempre atento a todo lo que se menea, no pierde ocasión con sus acertados apuntes.
Me dejáis boquiabierto, agradablemente sorprendido, y cada vez admiro más vuestros valores. Sois unos tíos super "cojonudos". Yo así os veo. ¡Gracias amigos!
05 julio 2013



Miguel Gómez dijo…
Hola a todos los tertulianos, tanto activos como pasivos, dispongan de un magnifico día y disfruten del momento.
La vida se hace al andar ya que no hay nada escrito, sigamos caminando aunque la senda sea estrecha y penosa, y nuestro calzado no sea el más adecuado para hacer esta especie de senderismo que la vida nos ha proporcionado, esperemos que al final de este camino que se está haciendo largo, encontremos la exuberante primavera terrenal.



Sin duda de que este maremoto de comentarios que se están vertiendo en estos últimos días, tienen muy poco que ver con otros no muy lejanos de días anteriores, ¡¡este es nuestro Galatea con todas sus velas al viento surcando esos mares de Dios!!. como lo hacía antaño en sus mejores tiempos.
Los que  tuvimos la dicha de cubijarnos en la sombra de sus velas, en la cubierta del castillo o en el tecle de máquinas en las noches invernales, nos sigue inundando la nostalgia al recordar aquella imagen con todas sus velas cargadas, recibiendo el viento por cualquiera de sus aletas, creo que gracias a esa nostalgia, hace posible esta lectura en este espacio, que también dirige nuestro compañero y amigo Arminio, con la inestimable colaboración de los narradores de turno, así como el aspirante a lo mismo, que a pesar de la ya veteranía sigue de ordenanza, sin posibilidad de ascenso, sin olvidar a los no menos imprescindibles visitantes, que con su generosidad hacen subir ese número al final de pagina, el cual nos anima a seguir buscando algún momento para seguir con estas tertulias.



Leído el inacabado cometario de Castrillon, me he quedado pensativo, he comprendido lo duro que fue su inicio en la Armada, pero lo cierto es que no me ha sorprendido nada en absoluto, creo que todos los que un día nos incorporamos en la marina, por este camino, en mayor o menor grado dejamos atrás una historia que precisamente no fue un camino de flores, a pesar de ser unos adolescentes “aprendices a hombres” y haber dejado el seno familiar por primera vez, el trato estaba muy ausente de buenos modales, donde no cabía el halago, el ánimo, el aliento ni nada parecido para seguir adelante, el único consuelo era mirar hacia atrás donde veías a otros compañeros, que posiblemente fuesen más débiles y aun lo estaban pasando peor.



En el Cuartel de Instrucción hasta la jura de bandera se podía renunciar, algunos así lo hicieron, otros no lo hicieron porque ante sus familias y amigos salieron como valientes y no se atrevían a volver como cobardes, pero todo paso hace ya muchos años y aquí estamos para contarlo.
Después de todo lo pasado en los inicios tanto de la Armada como en el Galatea, pasados los cuatro o cinco meses ya todo se veía de otra manera, navegando siempre teníamos el aliciente de las llegadas a puerto, las ya consabidas tertulias en el castillo con aquellos fuertes lazos de amistad, que hoy a pesar del largo tiempo trascurrido aún perduran, con los que aun siguen entre nosotros, y otros muchos buenos momentos que también los hubieron, en cualquier rincón de nuestro viejo velero, sin olvidar la férrea disciplina a la que estábamos sometidos constantemente, los unos hicieron de la marina su forma de vida, otros preferimos marchar a la vida civil después de cumplir nuestro compromiso que era de cuatro años, ahora ya cargados de años nos encontramos frente a frente para rememorar nuestros inicios repletos de nostalgias.
Iba a insertar este comentario, pero veo que Gerardo está en pleno proceso literario con el suyo, por lo que lo haré más tarde cuando él ya haya concluido, con el objetivo de no intercalar nada y todo le sea más fácil a Arminio.
Afectuosos saludos para todos.
05 julio 2013



Manuel Carrasco Rubio dijo…
Hola a todos. Gracias por vuestras aclaraciones.
Leo toda esta larga, entretenida y "aventurera" vida y espero la continuidad.
En pocos años todo cambió para mejor, al menos en Cartagena" durante 1964-65. También estaba prohibido vestir de paisano, pero teníamos casas donde nos lavaban la ropa y nos cambiábamos. Si nos veían los mandos del barco, que era probable, hacían la "vista gorda".
06 julio 2013